GEMA ROMERO.- Las mujeres embarazadas y en el posparto ya tienen un alto riesgo de depresión y ansiedad: una de cada siete mujeres lucha con síntomas en el período perinatal. Pero la pandemia de coronavirus ha incrementado estos problemas según un estudio publicado en Frontiers in Global Women’s Health, que revela que la probabilidad de depresión y ansiedad materna ha aumentado sustancialmente durante esta crisis.
«Las medidas de aislamiento social y físico son críticamente necesarias para reducir la propagación del virus, pero están afectando a la salud física y mental de muchos de nosotros», afirma Margie Davenport de la Universidad de Alberta, Canadá, autora del estudio.
Para las nuevas mamás, esas tensiones vienen con efectos secundarios. «Sabemos que experimentar depresión y ansiedad durante el embarazo y el período de posparto puede tener efectos perjudiciales en la salud mental y física de la madre y el bebé que pueden persistir durante años». Tales efectos pueden incluir parto prematuro, reducción de la vinculación madre-bebé y retrasos en el desarrollo de los bebés.
El estudio encuestó a 900 mujeres, 520 estaban embarazadas y 380 habían dado a luz en el último año, y se les preguntó sobre sus síntomas de depresión y ansiedad antes y durante la pandemia. Antes de que comenzara la pandemia, el 29% de esas mujeres experimentaron síntomas de ansiedad de moderada a alta, y el 15% experimentó síntomas depresivos. Durante la pandemia, esos números aumentaron: el 72% experimentó ansiedad y el 41% experimentó depresión.
Debido a que las medidas de bloqueo han afectado a las rutinas diarias y el acceso a los gimnasios, los investigadores también preguntaron a las mujeres si sus hábitos de ejercicio habían cambiado. De las mujeres encuestadas, el 64% redujo su actividad física desde que comenzó la pandemia, mientras que el 15% aumentó y el 21% no experimentó ningún cambio. El ejercicio es una forma conocida de aliviar los síntomas de depresión, por lo que una actividad física limitada puede dar lugar a un aumento de los síntomas depresivos. De hecho, el estudio encontró que las mujeres que realizaban al menos 150 minutos de actividad física moderada a la semana tenían síntomas significativamente más bajos de depresión y ansiedad.
Los resultados son algo limitados dado el hecho de que los investigadores no podían encuestar a las mujeres antes de que comenzara la pandemia (ya que no podían saber que ocurriría una pandemia). Las mujeres encuestadas sólo podían ofrecer sus síntomas previos a la pandemia en retrospectiva. Además, aunque los investigadores preguntaron a las mujeres sobre sus síntomas utilizando medidas validadas, solo los profesionales de la salud mental pueden diagnosticar válidamente a un individuo con depresión o ansiedad.
El estudio estaba específicamente interesado en el impacto del COVID-19 en las nuevas mamás, pero Davenport sostiene que la salud mental materna es un problema crítico sin importar el momento. «Incluso cuando no estamos en una pandemia mundial, muchas mujeres embarazadas y en el posparto con frecuencia se sienten aisladas, ya sea por ser hospitalizadas, no tener familiares o amigos cerca u otras razones», cuenta.
«Es fundamental aumentar la conciencia sobre el impacto del aislamiento social (y físico) en la salud mental de las mujeres embarazadas y posparto», continúa Davenport. Una mayor conciencia hace que el diagnóstico y el tratamiento, el objetivo final, sean más probables.
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