RAQUEL GONZÁLEZ.- Tanto en población general como en situaciones especiales, el papel de enfermería es fundamental para promover hábitos de vida saludables relacionados con la exposición solar. Así lo ha resaltado Aurora Garre Contreras, Medical Affairs Manager de ISDIN, durante la presentación de sus novedades en fotoprotectores.

En cualquier época, en cualquier situación

Es importante, destacaba, que la enfermera inculque en la población la costumbre de fotoprotegerse y hacerlo no solo en verano sino también en aquellas otras situaciones en las que estemos al aire libre, por ejemplo, en la montaña, cuando hagamos deporte e incluso cuando paseemos por la ciudad en un día nublado. En el caso del deporte, por ejemplo, el hecho de sudar obliga a reponer con mayor frecuencia el fotoprotector y, a poder ser, recomienda emplear productos específicos para esta situación.

Aunque el objetivo más importante de la protección solar es prevenir las quemaduras, por ser estas el principal factor de riesgo del cáncer de piel, una adecuada protección actúa también previniendo la aparición de manchas y el fotoenvejecimiento.

Situaciones específicas

La actuación de enfermería, subrayaba Aurora Garre durante el encuentro, “es también clave en situaciones especiales como el embarazo”, una etapa de la vida en la que la suma de factores hormonales a la exposición solar puede dar lugar a la aparición de manchas conocidas como “melasmas”. Estas, señalaba, también se pueden prevenir y para ello es importante utilizar los productos más adecuados.

No menos relevante, añadía, es la labor de enfermería ante la queratosis actínica, esas manchas que suelen aparecer en la cabeza de las personas calvas o en personas de edad avanzada. Más allá de una cuestión estética, subrayaba, hay que tener en cuenta que se trata de lesiones precancerosas que pueden detectarse ya a partir de los 40 o 50 años, aunque el cáncer aparezca a los 70. Por ello, hacía hincapié, “si queremos prevenirlo, debemos actuar lo antes posible”.

Asimismo, enfermería desempeña un papel fundamental cuando hablamos de proteger a los más pequeños frente al sol. En el caso de los niños menores de tres años, explicaba Aurora Garre, “no debemos exponerlos nunca al sol y, en caso de hacerlo, siempre deben estar protegidos con ropa adecuada, gorros y gafas de sol”.

Siempre alerta

Más allá de la prevención, añadía, es importante que la enfermera eduque a la población para que esta preste atención a posibles cambios que pueda experimentar en su piel y sepa que ante cualquier mancha oscura, que cambie de tamaño y presente bordes irregulares, debe consultar porque podría tratarse de un melanoma.