España es uno de los países europeos con mayor prevalencia en problemas de salud mental entre la juventud. Según los datos del Barómetro de Opinión de la Infancia y la Adolescencia 2023-2024, el 41% de los y las adolescentes en España ha tenido o cree que ha tenido un problema de salud mental en el último año.
Las enfermeras son una figura privilegiada dentro del entramado social para abordar esta problemática. Desde su labor en los centros de salud y hospitales, así como ámbitos como los colegios, son profesionales que disponen de herramientas para mejorar la atención de la salud mental de los niños y adolescentes.
Esta es la tesis que persigue el informe ‘Trabajando por la Salud Mental de niños, niñas y adolescentes: Retos y desafíos a través de los cuidados especializados enfermeros’, elaborado por la Asociación Española de Enfermería de Salud Mental (Aeesme), en la que plantean el camino para mejorar la atención enfermera ante esta problemática.
Bordaje de diferentes problemáticas
El informe agrupa el trabajo que desde la asociación realizaron en su IV Conferencia Estatal, en la que abordaron diferentes puntos que interfieren con este abordaje, como pueden ser los trastornos de la conducta alimentaria, autolesiones y suicidio, adicciones a sustancias y comportamientos, EMAR y 1º episodios psicóticos, trastornos de la conducta o la condición del especto autista.
En el caso de la primera temática, las enfermeras destacan que las personas que sufrir un TCA a una edad temprana, o en la adolescencia, conlleva una vulnerabilidad que se debe tener en cuenta a la hora del abordaje de esta problemática desde enfermería. Es por tanto necesario que esto se trate desde una perspectiva holística e integral, que no se suele tener en cuenta en los protocolos de actuación enfermeros a este respecto.
En lo relativo a la prevención de autolesiones y riesgo suicidio, el informe hace hincapié en que las enfermeras en escenarios comunitarios y escolares resultan fundamentales, realizando búsqueda activa de jóvenes en riesgo, implementando programas de salud pública, formando equipos interdisciplinarios y capacitando a estudiantes y profesores para detectar problemas emocionales. Asimismo, hablan de el impacto que puede tener el uso de redes sociales en esta problemática y cómo la enfermera puede tener un papel diferenciador.
Avance competencial de enfermería
Si hablados de las adicciones a sustancias, el informe detecta que en lo que tiene que ver con las enfermeras, hay una deficitaria formación y oferta académica específica que integre, concrete y capacite en el avance competencial de las enfermeras para la prestación de unos cuidados y atención de calidad a personas con problemas de adicciones con y sin sustancias y las familias.
Otro de los puntos abordados es el de los estados tempranos de malestar psicoemocional el la infancia y adolescencia y cómo esto puede tener un impacto negativo más allá en planos como el físico. Dentro de todos los mecanismos que pueden poner en marcha las enfermeras para este abordaje, destacan como buena práctica en cuidados, el desarrollo de espacios grupales liderados por la enfermera.