HIPÓLITO FERNÁNDEZ.- El Colegio de Enfermería de Córdoba ha querido trasladar a la opinión pública, al comienzo de este 2022 y tras casi dos años de pandemia, el decálogo de las principales reivindicaciones y demandas de las enfermeras y enfermeros cordobeses; a la par que insta al consejero de Salud y Familias de la Junta de Andalucía, Jesús Aguirre, a que dé respuesta a estas demandas justas e inaplazables, como ha señalado el presidente en funciones del colegio cordobés, Enrique Castillo.
Este decálogo expresa la necesidad de que Córdoba, como el conjunto de Andalucía, cuente con más enfermeras, que se mejoren las condiciones laborales y profesionales del colectivo, que se modifique el actual modelo de carrera profesional en el Servicio Andaluz de Salud (SAS), que las enfermeras sean consideradas dentro del grupo A1 de la Administración, que termine el ninguneo constante a la profesión y la falta de reconocimiento y el olvido de las enfermeras que trabajan en las residencias de mayores, que se potencie la Atención Primaria, que se ponga en marcha la figura de la enfermera escolar y que aumenten las plazas para estudiar Enfermería en la Universidad de Córdoba, a todas luces insuficientes para cubrir las necesidades reales existentes.
En concreto, este decálogo se articula en torno a los siguientes puntos:
- MÁS ENFERMERAS.
Se necesita incorporar urgentemente más enfermeras para hacer sostenible la carga de trabajo. No es justificable que Córdoba sea una de las provincias españolas con peores ratios de enfermera – paciente. El exceso de presión y sobrecarga de trabajo pone al límite la capacidad de respuesta de las enfermeras y en riesgo a los pacientes. Córdoba, con una ratio de 548 profesionales por cada 100.000 habitantes, es la 16ª provincia española con la ratio más baja. Además, “la citada ratio cordobesa de 548 es un 40% menor que la ratio ideal de 917 enfermeras que considera la OMS”, resalta el presidente en funciones del Colegio de Enfermería de Córdoba, Enrique Castillo.
El Colegio de Enfermería de Córdoba vuelve a reclamar a la Consejería la renovación de los llamados contratos COVID, después de que más de 3.000 en toda Andalucía correspondientes a enfermeras no se renovaran el pasado 31 de octubre. Un hecho que ha provocado que muchas enfermeras se hayan marchado a trabajar a otras regiones, especialmente a Cataluña; y que durante la actual sexta ola el SAS esté registrando problemas para contratar profesionales.
- MEJORES CONDICIONES LABORALES.
Hay que actualizar las retribuciones que tienen poco que ver con la preparación y el nivel de responsabilidad exigido. En España el salario bruto medio anual (sin contar productividad) de las enfermeras está entre los 26.000 euros y los 30.000 euros brutos anuales, por lo que los 27.571 euros que perciben las enfermeras cordobesas del SAS están por debajo de la franja media; y lejos de Comunidades como el País Vasco, donde la diferencia supera los 5.000 euros brutos anuales. Asimismo, es imprescindible poner freno a una temporalidad en los contratos que no se justifica ni funcional ni éticamente. El empleo precario fomenta el éxodo de enfermeras a otras regiones y países. Esta necesidad de mejora es especialmente acuciante en el sector privado, donde las enfermeras tienen unas condiciones y unas exigencias aún más duras que las que prestan su servicio en el sector público.
- MEJORES CONDICIONES PROFESIONALES.
Es inaplazable impulsar el desarrollo efectivo y real de las especialidades de Enfermería reguladas en España: Enfermería Obstétrico-Ginecológica (Matrona), de Salud Mental, del Trabajo, Familiar y Comunitaria, Geriátrica, Pediátrica y Cuidados Médico-Quirúrgicos. A pesar de que cada año se forman especialistas en las seis primeras citadas, éstas no están plenamente reconocidas en el SAS. En el ámbito de los centros sanitarios y sociosanitarios concertados, como residencias de mayores y centros de diálisis, y en las mutuas de accidentes de trabajo, la Administración no reconoce a las enfermeras su experiencia y tiempo trabajado de igual manera que en el ámbito público.
- CARRERA PROFESIONAL.
Hay que equiparar el reconocimiento de la Carrera Profesional con otras Comunidades Autónomas. La Carrera Profesional representa el reconocimiento que las enfermeras exigen, tanto a nivel profesional como económico. Hay que cambiar el actual modelo de carrera profesional del SAS, apostando por un sistema de acreditación más justo y menos burocratizado, equiparable al resto de Comunidades, en el que se elimine el actual modo de evaluación de la Agencia de Calidad Sanitaria de Andalucía (ACSA).
- GRUPO A1.
La Administración sanitaria tiene que reconocer a las enfermeras dentro del grupo profesional A1, pue son en vano son profesionales con título universitario de Grado que cuentan, además, y en muchos casos, con una formación de postgrado de primer nivel. Retrasar este reconocimiento no es admisible y es también discriminatorio. El no reconocimiento del grupo A1 no solo tiene efectos retributivos; sino que también impide el acceso a determinados puestos y de gestión en la función pública.
- FIN DEL ‘NINGUNEO’.
La administración ningunea sistemáticamente a la profesión enfermera, no contando con la voz y la experiencia del colectivo. Además de suponer un desprecio para las más de 4.500 enfermeras cordobesas, esta falta de diálogo impide la puesta en marcha de medidas que podrían mejorar la atención a los ciudadanos. Entre diversas cuestiones, la Consejería de Salud y Familias ha olvidado la voz y representatividad de la profesión en el diseño y desarrollo de la nueva Estrategia de Atención Primaria en Andalucía.
- FALTA DE RECONOCIMIENTO Y OLVIDO DE LAS RESIDENCIAS.
En el ámbito sociosanitario, y especialmente en las residencias de mayores, la falta de reconocimiento funcional y económico de las enfermeras cordobesas es especialmente preocupante, y está provocando que las enfermeras huyan de este sector, con el problema que esto conlleva para el cuidado de nuestros mayores. Es necesaria una mayor equiparación de estas profesionales respecto al resto de sectores, y no sustituir estos puestos de trabajo por otros perfiles que no tienen la cualificación ni las competencias que exige la atención a un mayor o a un paciente crónico.
- MÁS ATENCIÓN PRIMARIA Y MÁS PREVENCIÓN.
El papel que juegan las enfermeras cordobesas en la Atención Primaria es fundamental, no solo para unos cuidados de calidad y cuestiones diversas como las campañas de vacunación frente al COVID-19 y la gripe; sino también para el desarrollo de políticas de prevención y educación para la salud de la ciudadanía, que reducirían la sobrecarga existente en la atención hospitalaria. Es necesaria una redefinición de las denominadas Consultas de Acogida, que deben poder ofrecer una atención finalista.
- ENFERMERÍA ESCOLAR.
Las enfermeras deben estar presentes en los centros escolares, situándose al frente de los planes de salud de cada centro educativo, y fomentando hábitos saludables y una verdadera educación para la salud entre toda la comunidad educativa, especialmente entre los niños y jóvenes. Entre otras funciones, las enfermeras escolares son las profesionales llamadas a trabajar desde el interior de cada centro educativo en hábitos de vida saludables, higiene personal, prevención de las adicciones, de la obesidad, salud sexual, vacunación, y atención a los alumnos con enfermedades crónicas, entre otras.
- MÁS PLAZAS PARA ESTUDIANTES DE ENFERMERÍA.
Las 126 plazas de nuevo ingreso que viene ofertando cada curso en los últimos años la Facultad de Medicina y Enfermería de la Universidad de Córdoba (UCO) son a todas luces insuficientes para garantizar las necesidades del sistema sanitario existentes en el presente, y para asegurar el relevo generacional en la profesión.
Para ampliar información y más datos consultar www.coecordoba.es/decalogo