ALICIA ALMENDROS.- Su protección llega mucho más allá de la de Mitch Buchannon en Los Vigilantes de la Playa. Se encargan de la asistencia
sanitaria de las playas y aunque parece que no están muy visibles, estos enfermeros tienen mil ojos y consiguen salvar muchas vidas durante el verano. “Estamos preparados para todo. En cualquier momento nos alertan y tenemos que salir a valorar a pie de playa”, asegura Marta Izquierdo, enfermera en las playas de Chiclana (Cádiz). Marta reconoce que cada día es diferente, “nunca sabes lo que te espera. Muchas veces lo que parecía un día tranquilo puede complicarse a cinco minutos de terminar la jornada. Me gusta esa sensación de pasar de 0 a 100 en un segundo”.

Cristina García, enfermera playa de Chiclana (Cádiz)

Cristina García, enfermera playa de Chiclana (Cádiz)

La cobertura preventiva de las playas es una competencia legal de los ayuntamientos. “Hay algún caso muy concreto como puede ser Vizcaya, donde la Diputación Foral asume la prestación de los servicios preventivos de todas las playas, pero en el resto dependen directamente de los ayuntamientos”, comenta Francisco García, responsable del programa de Salvamento Marítimo de Cruz Roja. “La metodología que llevamos a cabo es muy similar a la que seguimos en los dispositivos terrestres — relata García— primero hacemos un estudio de riesgos de la playa como por ejemplo: configuración litoral, distancia entre puntas o longitud, tipo de configuración del fondo, existencia de corrientes de retorno o de resaca, nivel de afluencia de la playa… Estos elementos nos permiten configurar un nivel de riesgo y en función de eso dimensionamos el dispositivo preventivo”.

Aunque la metodología es siempre la misma, no quiere decir que todas las playas tengan el mismo dispositivo. “El Cantábrico es un mar más agresivo que el Mediterráneo”, resalta Carlos Urquía, responsable de servicios preventivos del departamento de Salud y Socorro de Cruz Roja.

Comunicación

“El sistema de comunicación es estrictamente por emisora, tenemos un puesto central que coordina todo el equipo. Los socorristas son nuestros ojos en la playa, las embarcaciones se encargan de los rescates marítimos y los sanitarios nos encargamos del resto en tierra”, explica Izquierdo. Esta enfermera se hizo voluntaria de Cruz Roja cuando terminó la carrera. Tras hacer servicios de ambulancia cubriendo eventos, salió una oferta de trabajo para las playas y no dudó en inscribirse.
“En general me encanta trabajar en este dispositivo en el que uno solo no es nadie, pero que gracias a la coordinación entre todos conformamos un
gran equipo de trabajo, capaz de manejar la presión de las urgencias y a la vez convertir una jornada de trabajo en un día ameno”, puntualiza.

Marta Izquierdo, enfermera en las playas de Chiclana (Cádiz)

Marta Izquierdo, enfermera en las playas de Chiclana (Cádiz)

Equipo

La enfermería tiene un rol importante junto con el resto del equipo de salvamento y socorro al hacerse cargo del primer tratamiento sanitario de cualquier incidente que se presente. “Aportamos tranquilidad a los usuarios y descongestionamos otros servicios de urgencias haciendo de la playa un lugar más seguro”, relata Izquierdo.

Con su intervención se agilizan los tiempos de respuesta y favorece el tratamiento precoz de múltiples patologías, al tiempo que se obtiene mayor comodidad para los usuarios que no tendrían que desplazarse a urgencias.

Casos principales

El 80% de los casos que atienden durante la temporada estival suelen ser picaduras, erosiones, heridas… “Cuando nos topamos con estos casos les damos asistencia y valoramos si habría que llevarlas a los centros de salud o no. Casos como muerte súbita, ahogamientos… cuantitativamente es muy poco, pero cuando se da un caso de este tipo debemos reaccionar enseguida, ya que si no lo hacemos en cuatro minutos el cerebro sufre una pérdida de oxígeno y la persona puede fallecer”, comenta Urquía.

Yussep Misa, enfermero de las playas de Barcelona

Yussep Misa, enfermero de las playas de Barcelona

Yusep Misa, enfermero de Cruz Roja en Barcelona, relata que en la playa en la que trabaja las principales actuaciones tienen que ver con traumatismos. “Nos encontramos desde caídas accidentales en bici, motos, monopatines, adolescentes que saltan al agua con poca profundidad, heridas, alergias, dolor torácico… A pesar de estar en un medio acuático los ahogamientos son menos comunes por la ardua labor de vigilancia y prevención de los socorristas”, afirma Misa. Y no hay que olvidar el sol. “Los días más calurosos nos encontramos con lipotimias o golpes de calor”, comenta Roberto Fernández, enfermero de Valencia. “Como cualquier otro servicio de urgencias, hay que estar preparado y tener conocimientos para poder actuar con la mayor rapidez posible”, explica Cristina García, enfermera en las playas de Cádiz.

Cristina repite experiencia por segundo año consecutivo y al igual que otros compañeros compagina su trabajo como enfermera en playas en verano con el hospital en invierno. “Tengo la suerte de poder trabajar el invierno en un hospital, pero tengo que estar unos meses de descanso en verano y aprovecho. Siempre me había llamado la atención y cuando accedí a la oferta de trabajo vi una gran oportunidad de crecer profesionalmente”, continúa.

Prevención

Desde Cruz Roja creen que la mejor emergencia es la que nunca llega a producirse por eso, dedican mucho tiempo a labores de prevención. “Hemos evolucionado de ese modelo exclusivamente reactivo de la serie de los socorristas de la playa en la que un tío musculoso sale corriendo hacia el agua. Para nosotros la capacidad de percepción ambiental es muy importante, ya que tratamos de anticiparnos en la medida de lo posible a que la emergencia llegue a producirse. Por ejemplo: si un señor está saltando en un acantilado, nosotros somos capaces de emitir un aviso preventivo y evitar un desenlace negativo de esa situación. Entonces, el objetivo está conseguido”, argumenta Francisco García.

Es muy importante la labor educativa “en cuanto a las conductas a seguir y los cuidados a tener con los usuarios, principalmente en edades tempranas o en la tercera edad, así como los adolescentes para prevenir juegos que ponen en peligro su integridad física, todo esto mediante charlas personificadas, informales y muy cercanas”, relata el enfermero catalán. Y es que Misa cataloga su experiencia como muy buena, positiva y maravillosa. “Es una de las actividades profesionales dentro de la enfermería que más me apasionan, además es muy gratificante porque las personas te devuelven su gratitud y afecto en primera persona”, subraya Misa.

Roberto Fernández, enfermero en las playas de Valencia

Roberto Fernández, enfermero en las playas de Valencia

“Intentamos hacer recomendaciones a los usuarios que pasan por las postas, sobre todo a las personas más mayores y a los niños, a los cuales se les recomienda protección y beber mucho líquido el tiempo que permanezcan en la playa”, comenta Roberto Fernández. Los enfermeros, como todo personal que va a trabajar en una playa, reciben una formación específica. “Se tratan dos áreas: una general sobre la actuación
generalista en la playa y otra muy específica sobre la playa en la que se va a trabajar, donde se les informa de todos los riesgos para que puedan hacer una aproximación razonable de cuál va a ser su trabajo”, comenta el responsable del programa de Salvamento Marítimo de Cruz Roja.

Simulacro

Además, reciben formación continuada y realizan simulacros. “Se tratan temas específicos de RCP básica, RCP avanzada, trauma, rescate y forma de evacuar una posible víctima desde dentro del mar a tierra firme… Lo ponemos en práctica en forma de competición donde los socorristas y los participantes de cada equipo tienen que hacer un rescate evacuación a la playa en un lugar seco y seguro, y comenzar las maniobras pertinentes, así como alertar al equipo sanitario encargado de la reanimación avanzada y del traslado al hospital, haciendo énfasis en la relación y el trabajo en equipo”, explica Misa. En la playa de Chiclana en la que trabaja Cristina realizan dos simulacros mensuales “en los cuales perfeccionamos los conocimientos adquiridos”, relata.

La legislación

A pesar del papel importante de la enfermería, y de los sanitarios en general, en las playas españolas, Francisco García asegura que “con la legislación vigente no existe la exigencia de que haya un dispositivo de vigilancia y salvamento en todas las playas. Tan sólo si la playa de baño libre está catalogada como de gran afluencia. Esto quiere decir que es potestativo de los ayuntamientos”. En cuanto al dimensionamiento, salvo en el caso de la Comunidad Autónoma de Baleares, que sí que tiene una normativa de aplicación específica en su ámbito territorial, “no existe ahora mismo un documento o una herramienta única que establezca el dispositivo que tiene que haber en función del riesgo… En el caso concreto de Cruz Roja Española, contamos con una metodología interna, producto de una experiencia de más de 30 años en las playas, y este conocimiento nos proporciona la capacidad de identificar los riesgos, cuantificarlos y hacer una extrapolación a lo que entendemos como exigencia mínima de esos profesionales de enfermería, de médicos o socorristas, así como de recursos materiales…”, prosigue García.

“De hecho, se puede llegar a modelos mixtos, es decir, en una playa podemos llevar la cobertura de lo que sería la lámina de agua, de la arena… y que el servicio sanitario lo aporte el ayuntamiento… Pero lo importante es que al final haya un equipo multidisciplinar”, relata Urquía. Como responsable de servicios preventivos del departamento de Cruz Roja, Urquía hace especial hincapié en que es importante el trabajo en equipo y que todos sepan hacer de todo, de modo que si el enfermero tiene que echar una mano al socorrista, por ejemplo, aunque no sea su función, lo haga.

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