REDACCIÓN.- Los equipos de la Diabetes Cup se llaman Águilas, Búfalos, Cebras, Osos, Tiburones y Tigres, pero al terreno de juego también sale un equipo sin el cual el torneo no podría celebrarse: el de las enfermeras educadoras en diabetes. Bajo su atenta mirada, los niños y niñas con diabetes juegan al fútbol, experimentan los beneficios del ejercicio físico en el control de su enfermedad y, sin ser conscientes, lanzan un mensaje al mundo: la diabetes no es un obstáculo para el deporte.
En la última edición del campeonato, celebrada recientemente en la sede de la Selección Española de Fútbol en Las Rozas, colaboraron un total de seis enfermeras. A su cargo estuvo el cuidado de los 60 niños y niñas con diabetes de entre 8 y 13 años seleccionados de toda España para disputar esta Copa, la única de estas características que se celebra en nuestro país.
“Competir es solo la excusa. En la Diabetes Cup, lo que de verdad importa es ayudar a los niños y a sus familias a perder los miedos y ver el deporte como una parte fundamental del tratamiento”, ha destacado Teresa Millán, directora de Asuntos Corporativos de Lilly España, empresa organizadora del torneo.
La labor enfermera en la Diabetes Cup
Las enfermeras son responsables del seguimiento y control de los menores durante estos dos días y apoyan a los pequeños en el fomento de su autonomía. Pero, más que un trabajo o una responsabilidad, estas profesionales ven en la Diabetes Cup una oportunidad única de convivir con los niños con diabetes y sus familias.
“En la Diabetes Cup recibimos más de lo que damos. Aprendemos de los niños, vemos que la diabetes no les para, y de los padres, vemos sus trucos cotidianos. Aquí todos los niños tienen diabetes y se encuentran como en familia, sin complejos. Aprenden a ponerse la insulina entre ellos, conocen tecnologías de otros… Todos nos enriquecemos y la experiencia nos hace ser mejor personas”, describe Pilar Carpintero, enfermera que ha participado en todas las ediciones celebradas hasta el momento de la Diabetes Cup.
Por su parte, Rosa Yelmo, otra enfermera que tampoco se ha perdido ninguna de las convocatorias, destaca: “lo que me aporta la Diabetes Cup como enfermera es, primero, ver la sonrisa de los niños y comprobar que, efectivamente, están incorporados con total normalidad y que van a ser capaces de superar cualquiera de los retos que se pongan. Es una satisfacción muy bonita porque vemos aplicados los conocimientos que intentamos compartir con ellos a diario”.
Profesionales especializadas en diabetes
La educación diabetológica es una medida terapéutica fundamental en los cuidados de una persona con diabetes. Las enfermeras enseñan a las familias qué es la diabetes, lo que les ha ocurrido a sus hijos y todo lo que está a su alcance para evitar complicaciones a largo plazo. Ahora bien, una cosa es oírlo en la consulta de enfermería y otra, la aplicación práctica en un entorno de ocio como es la Diabetes Cup.
“Este torneo ofrece la oportunidad de profundizar en temas de educación diabetológica con los padres fuera del entorno de la consulta. Por ejemplo, en el desayuno vi cómo una familia inyectaba la insulina de un modo incorrecto y me pareció oportuno reforzar algunos consejos para corregir esa técnica de inyección. Además, la iniciativa nos permite a las profesionales compartir conocimiento, nos ayuda a crear una red”, explica Charo Rubio, otra de las enfermeras participantes.