ALICIA ALMENDROS.- El cáncer de mama es el más frecuente en la mujer. Una de cada ocho mujeres a lo largo de su vida sufrirá esta patología. El hospital Ramón y Cajal de Madrid ha puesto en marcha la Escuela de Pacientes con cáncer de mama. Un nuevo proyecto dirigido a estas pacientes que tiene como objetivo complementar la atención profesional a lo largo de todo el proceso de la enfermedad, fomentar el papel activo de las pacientes y favorecer la cohesión y el enriquecimiento del equipo, promoviendo iniciativas de humanización. “Nos dimos cuenta que en nuestra asistencia por la escasez de tiempo dejábamos a las pacientes con dudas y con imposibilidad para expresar parte de sus emociones que también nos interesaban mucho. A partir de ahí empezamos a crear un círculo que fuese cómodo para ellas, por eso decidimos trabajar con grupos reducidos donde se hicieran cargo de su autocuidado y de su propia enfermedad”, ha explicado Inmaculada García, enfermera coordinadora de la Escuela de Pacientes con cáncer de mama del Hospital Ramón y Cajal de Madrid.
Un programa completo
La escuela se estructura en seis sesiones formativas cada quince días que suponen unos tres meses por grupo. En ellas, se abordan diferentes temas relacionados con la enfermedad y su tratamiento, que se alternan con talleres educativos de relajación, ejercicios, un taller de maquillaje, y un espacio de encuentro entre profesionales y pacientes en cada sesión, que permite el intercambio de experiencias en el grupo. “Las pacientes vienen en diferentes estadios, las acogemos en la consulta después del alta hospitalaria y muchas veces les cuesta exteriorizar sus dudas con los médicos y llegan a nosotras, que tienen un poco de confianza, y se abren y cuentan todas”, afirma Beatriz Jiménez, enfermera de la Consulta de Cirugía Plástica del Hospital Ramón y Cajal. “Quieren saber todo en la primera consulta e intentamos dosificar un poco la información”, añade Jiménez.
A través de esta Escuela, las pacientes reciben información acerca del diagnóstico y el tratamiento médico y quirúrgico del cáncer de mama, la reconstrucción mamaria, los cuidados de la piel, la importancia de la dieta y el ejercicio físico, la fertilidad o la sexualidad y la pareja. “Ellas están encontrando un apoyo, incluso esperamos después poder medir indicadores sanitarios de menor visita a urgencias, menos dependencia de la asistencia… Pero hasta el momento el feedback que estamos recibiendo es muy gratificante”, expone García.
Más confianza
La idea de su creación partió de la necesidad de atender y acompañar a las pacientes con cáncer de mama en cualquiera de las fases de la enfermedad y en todas ellas las enfermeras cumplen un papel primordial. “Nosotras tenemos un papel activo, y sobre todo de confianza. Ellas se ponen nerviosas y con nosotras se sienten más relajadas. Les intentamos explicar los datos que se dan en consulta reforzándolos en un clima de más tranquilidad”, comenta Jiménez.
Como enfermeras dan apoyo durante 24 horas. “Tratamos con ellas desde su hospitalización, que suele ser en cirugía general, ginecología o cirugía plástica, hasta la atención ambulatoria, donde nos incorporamos Beatriz y yo. Cada vez las altas son más precoces y nosotros les recibimos unas dos veces por semana en las salas de cura. Acometemos todo lo que es su recuperación física. Obviamente después de una mastectomía la recuperación de su imagen y su psicología, e intentamos devolverlas a una vida casi mejorada en muchas ocasiones”, resalta la coordinadora de la Escuela de Pacientes.
Colaboración
Colaboran con la Escuela de Pacientes, una psicóloga clínica, cuatro fisioterapeutas, la Asociación Española contra el cáncer (AECC) y la Fundación Stanpa, organización sin ánimo de lucro, que apoya a mujeres con cáncer, ayudándolas a restablecer su propia imagen y mejorar su autoestima, a través de la implantación en España del programa internacional ‘Ponte guapa, te sentirás mejor’.