A. ALMENDROS / D. RUIPÉREZ.- Prado Sánchez-Molero, enfermera responsable de la Comisión de Bioética y Deontología en el Colegio de Enfermería de Ciudad Real, ha hablado de la situación actual de la eutanasia en España y ha repasado algún tema que ha suscitado el interés.

La eutanasia es un tema que preocupa bastante a las enfermeras, pero sin embargo persisten las dudas entre los profesionales. ¿Cómo ves el tema desde tu perspectiva?

Creo que es importante resaltar el compromiso moral con los pacientes a la hora de la eutanasia, como cualquier otra cuestión que afecte a la autonomía del paciente. Aunque la ley es de 2021 está todavía poco trabajada entre los profesionales. La objeción de conciencia es un derecho que reconoce la LORE, pero es un derecho individual para un acto concreto en el que dices que no puedes hacer ese acto porque a nivel individual tienes una serie de convicciones que te lo impiden. Por tanto, la LORE lo admite lógicamente con unas determinadas circunstancias. A nivel institucional hay una sentencia del Tribunal Constitucional que dice que no se puede objetar como centro. Es verdad que el Comité de Bioética Nacional dice que se puede. Lógicamente es un comité asesor, no marca nada más, pero, sin embargo, el Comité de Bioética de Cataluña y el de Andalucía dicen que no se puede.

En el año 2006 Pablo Simón escribió un artículo sobre el caso de Inmaculada Echevarría. Ella planteó un rechazo al tratamiento porque estaba enganchada a una máquina y no quería seguir así y tuvo una vida muy dura. Es un caso muy interesante que está publicado y, sin embargo, estaba en un hospital religioso y el centro dijo que no quería que se practicaba allí la sedación paliativa. Los profesionales de ese hospital la acompañaron y son las que la sedaron en otro centro. Es verdad que la objeción de conciencia en un momento dado puede plantear un conflicto entre el derecho de los profesionales, que la ley reconoce, y los derechos de los pacientes. Por eso, está marcadolo del tema del registro para que las instituciones sanitarias permitan el derecho a los profesionales y a la vez, que las personas que cumplan los requisitos puedan ejercer su derecho a la eutanasia.

¿Estás de acuerdo que por una parte la sociedad en general, incluso en el ámbito de la enfermería, el debate de la eutanasia se ha quedado en una superficie?

Sin lugar a dudas. Creo que la clave está en el tiempo de rodaje, que irá marcando los resultados y se va a ir viendo qué va pasando. Se revisará el manual de buenas prácticas. Y lógicamente la clave es la formación. La formación va a ser muy importante porque una parte de la gente que puede objetar se está viendo que puede ser por lo que se denomina pseudo eutanasia. Es decir, realmente no tengo problemas de convicciones, pero se agobian, no saben qué va a pasar, que opinarán los compañeros… En definitiva, no saben cómo manejar la situación. En la jornada que se celebró hace unas semanas en el Colegio de Enfermería de Ciudad Real quisimos profundizar en el tema para contribuir en la labor de los profesionales para que claramente sepan manejar esto. En algunos sitios como el País Vasco han generado una pequeña comisión, un grupo de información, por ejemplo, en el caso de Eskarne, la eutanasia se practicó en el domicilio y este grupo de información. Es importante el compromiso moral y el respeto mutuo de pacientes y profesionales.

¿Cómo debe influir la ética y la deontología en los cuidados en el día a día?

La deontología ya sabemos que es normativa, que marca unos mínimos y unos deberes que hemos de cumplir para una buena praxis en el trabajo con la sociedad; y la ética es más amplia, va más allá. Profundiza mucho más en los principios, en las normas, en los valores que hemos de interiorizar los profesionales a la hora de los cuidados. Ayuda a entender lo bueno y lo malo y el porqué de esas cosas. Gilligan en el 85 planteó que debe ser una ética democrática en un contexto democrático. Es verdad que en un contexto patriarcal se hablaría de ética feminista y luego hay unos elementos especiales del cuidado que Pronto y Berenice Pichel profundizaron sobre el tema de la ética del cuidado, y hay muchos expertos que hablan de los elementos del cuidado. El primero es la atención, preocuparse por; después la responsabilidad relacional. No se puede hablar de cuidado si no contamos con la persona a la que cuidamos. Esto es así y así lo hemos de entender. Luego, la competencia a la hora de proveer el cuidado: tener unas habilidades, unos conocimientos, unas aptitudes… respetar a la persona que cuidamos. Después tiene que haber un feed back en el que veamos cómo se traducen nuestros cuidados. Y en esto es importantísimo tener en cuenta lo que nos transmite la persona a la que cuidamos. Y luego añadió un quinto punto que sería la confianza y la solidaridad, y que nos lleva a la importancia de depender los derechos humanos para para la enfermería y que el CIE suscribe.

¿Consideras que el trabajo de las comisiones deontológicas que hay en los colegios de enfermería lo conocen los colegiados de base? ¿cómo es la labor que hacéis?

El código deontológico, marca las normas, los mínimos. Nosotros decidimos el nombre de la comisión porque nos obliga la ley como cualquier otro colegio profesional y porque queremos profundizar en la ética y creemos que esto es vital.