ÁNGEL M. GREGORIS.- Un tercio de los pacientes anticoagulados está mal controlado, pero las trabas administrativas y la falta de información hacen que el proceso de cambio desde los tratamientos clásicos hacia los nuevos anticoagulantes orales sea muy lento y complejo, tal y como destaca la Red “La salud del paciente por delante” en su informe sobre La situación de la anticoagulación en España en 2014.

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CANAL ENFERMERO, la televisión del Consejo General de Enfermería, ha organizado un debate sobre anticoagulación, que ha contado con dos enfermeras, un médico y un paciente. Durante más de una hora, los cuatro han mostrado sus experiencias con los anticoagulantes tanto en el plano profesional como en el personal en el caso del paciente.
La escasa información que tienen los profesionales sanitarios y los pacientes sobre los nuevos anticoagulantes orales (NACO) fue uno de los temas más comentados en el debate. “La primera persona que tiene que estar formada e informada es el personal sanitario, es fundamental que sepamos lo que está pasando y que alternativas hay”, afirma Almudena Santano, enfermera jefa del área de Urgencias y Críticos del Hospital Gregorio Marañón de Madrid. Como ya se destacaba en las encuestas que realizó la Organización Colegial a iniciativa de Bayer a través de la Red, casi la mitad de los enfermeros no conocen los NACO y el 74% de los pacientes anticoagulados no sabe que existen alternativas al tratamiento que reciben.

Las opiniones de los cuatro ponentes han estado en consonancia con los resultados de estas investigaciones y todos han destacado la necesidad de recibir más información sobre unos medicamentos que “aunque los llamen nuevos, llevan ya cinco años en el mercado”, ha resaltado José María Lobos, coordinador del grupo de enfermedades cardiovasculares de la SEMFYC.

Primer enlace

El presidente de la Asociación Madrileña de Pacientes Anticoagulados y Cardiovasculares (AMAC), Juan Manuel Ortiz, ha reseñado el papel fundamental de la enfermería con los pacientes anticoagulados y la necesidad de que estos conozcan los nuevos tratamientos. “Para nosotros es crucial la formación que nos transmite la enfermería porque es el primer enlace que tenemos y esa enseñanza que nos dan hay que potenciarla”, ha manifestado.Sintrom

Para José María Lobos, es muy importante que se conozcan los NACO porque “hay muchos pacientes que podrían utilizarlos y no saben que existen”.

“Según numerosos estudios, estos tratamientos tienen menos interacciones con los alimentos y con otros fármacos que los antivitamina k”, ha subrayado. Lobos ha resaltado la necesidad de hacer entender a los pacientes que con esta medicación se está igualmente anticoagulado y el tratamiento debe ser continuado, pero las visitas al enfermero son menos y el estrés que produce el estar yendo a medirse los niveles de INR disminuye. “La gente que ya está utilizando los NACO lo viven como un tratamiento más normal. Aunque no son necesarios tantos controles, no se debe perder al paciente de vista. La enfermería tiene en su mano dar la formación adecuada a estos pacientes para que vayan implicándose con el nuevo tratamiento progresivamente”.

“Los antivitamina K, como el popular Sintrom, son fármacos con tantos cambios que a los pacientes les crea mucha incertidumbre y no les da seguridad porque tienen que estar yendo a las consultas, mirar la pantalla para ver el nivel, etc. Los que han cambiado de medicamento vienen ahora y te dicen que están estupendamente y que no volverían atrás”, ha subrayado Teresa Mateos, enfermera del centro de salud de Abrantes, de Madrid.

Barreras

Juan Manuel Ortiz ha reconocido que cuando a un paciente se le dice que tiene que tomar asusta mucho. “Con el Sintrom tenemos que estar muy controlados y debemos tener muchas precauciones”, ha explicado. Desde la enfermería, Almudena Santano ha reconocido que es muy difícil quitar la angustia a estos pacientes, pero lo que se tiene que hacer es reforzar la información y conseguir que entiendan lo importante que es el profesional sanitario para ayudarles.

En esta misma línea, José María Lobos ha destacado que “es totalmente entendible la angustia, sobre todo porque la anticoagulación clásica está completamente impregnada de incertidumbre, que genera por parte de los profesionales muchos mitos que no son así”.

Innovación

Asimismo, ha considerado que el problema actual es que hay muchas barreras en el paso de lo clásico a lo nuevo porque es una innovación terapéutica enorme. “El principal problema es el desconocimiento y, además, que hay una idea equivocada de que el precio de estos fármacos es muy elevado. En realidad no son caros porque está demostrado que son tratamientos coste-efectivos, que a la larga pueden evitar problemas como un ictus, que cuesta hasta 13.000 euros sólo en los tres primeros meses”, ha explicado.