ÁNGEL M. GREGORIS.- A día de hoy existen unos 8.000 enfermeros especialistas en Salud Mental. Una cifra importante, pero que actualmente está desaprovechada porque muchos de ellos no consiguen un puesto de trabajo asociado a su formación. Esta situación supone un retroceso en el sistema, ya que desde el ministerio se gasta dinero en formar a los profesionales, pero esa capacitación luego no se revierte en el sistema sanitario. Además de este problema, la especialidad se enfrenta a otros desafíos en lo que a formación se refiere.
“Queda mucho camino por delante, que las enfermeras especialistas estamos cada vez desarrollando competencias mucho más específicas en cuestiones como el autocontrol de la ansiedad, potenciación de la autoestima, trabajo en sentimientos de control y de seguridad… Aspectos también de la promoción de la salud desde la educación y somos las enfermeras las que tenemos las herramientas para ofrecer estos servicios”, ha afirmado Rubén Chacón, EIR de Salud Mental del Hospital Universitario Virgen de las Nieves (Granada). Ha sido durante la tercera jornada del XXXVI Congreso Nacional de Enfermería de Salud Mental celebrada en Ávila cuando se han abordado, entre otros temas, las innovaciones en el trabajo enfermero en la especialidad.
Chacón recuerda cómo inició su andadura en la Salud Mental. “Empecé de voluntario en un centro de día para personas con problemas de Salud Mental, a partir de ahí entré en la Asociación Española de Enfermería de Salud Mental y me empezó a llamar la atención la perspectiva de los cuidados desde este ámbito”, ha puntualizado.
Más allá del EIR, desde el punto de vista de la docencia, Montserrat García, enfermera de Salud Mental del Departamento de Enfermería y Fisioterapia de la Universidad de Alcalá, ha puesto de manifiesto que “estamos en un momento de cambio”. “Tenemos que apostar por cierto cambio vanguardista porque ahora las personas aprenden de distintas formas de como venían haciéndolo. La enseñanza tiene que estar orientada a las necesidades de las nuevas generaciones, que van en otra línea muy distinta a la que nosotros hemos vivido”, ha explicado García.
En este sentido, la enfermera ha puntualizado que “el cambio principal sería intentar que la relación con el estudiantado fuese mucho más fluida y horizontal y que tuviese un aprendizaje mucho más participativo”. “Otro tema muy importante sería la transversalidad y conseguir que de una manera global dentro de los estudios se pudieran incluir en cada uno de los periodos y momentos de aprendizaje contenidos que son vitales. Entre estos contenidos está la Salud Mental. Resulta que, a la hora de la verdad, cuando vamos a enseñar o planificar la docencia hacemos extinción. Por un lado, nos encontramos enseñando a partir de contenidos muy fragmentarios que tienen que ver con la Salud Mental en vez de integrarlos en las fases del proceso de aprendizaje. Debemos apostar por ese cambio, darnos cuenta que indistintamente, sea cual sea el contenido que vayamos a trabajar, la Salud Mental tendría que estar sí o sí dentro de este discurso”, ha comentado García.
Tras la docencia y la especialización, otro de los retos que deben abordar los enfermeros de Salud Mental es la investigación. “Es una de las principales competencias porque no sólo la lectura crítica de la evidencia científica ayuda a dar unos mejores cuidados a la sociedad, sino que ayuda a que la gestión invierta en ciertos recursos que pueden favorecer a estos cuidados”, ha puntualizado Jéssica Marian Goodman, enfermera de Salud Mental en el Instituto de Investigación Biomédico de Málaga, que ha recalcado que la investigación no es algo que tenga que estar limitado al tiempo libre de la enfermar, sino que tiene que estar remunerado y debe existir financiación para llevar a cabo estudios, ya sean ensayos clínicos o diferentes tipos de revisiones, pero es necesario contar con el apoyo de las instituciones para llevarlo a cabo”, ha subrayado la ponente.
Entre otros muchos temas a investigar, para ella, uno de los principales sería la rehabilitación de los pacientes y la prevención. “Hay muchas unidades que han estado desarrollando actividades y habría que ver cuáles pueden potenciar mejor el bienestar, pero, sobre todo, la promoción y prevención de la salud. Todo el ámbito de prevención está muy perdido en la Salud Mental porque nos enfocamos siempre en la enfermedad y si no se potencia que la investigación vaya orientada también a las personas que todavía no han tenido un problema, estamos invirtiendo mal el recurso”, ha explicado.