EUROPA PRESS.- El riesgo de una mayor gravedad y muerte por COVID-19 es mayor en personas con cualquier índice de masa corporal (IMC) obeso, según un estudio que se publicará en el ‘European Journal of Endocrinology’. Los resultados del estudio mostraron que el IMC mayor de 30 se asoció con un riesgo significativamente mayor de insuficiencia respiratoria, ingreso a cuidados intensivos y muerte en pacientes con COVID-19, independientemente de la edad, el sexo y otras enfermedades asociadas.
Las pautas actuales para identificar a las personas con mayor riesgo en el Reino Unido se establecen en un IMC de 40, pero estos datos sugieren que las personas con un IMC mayor de 30 también deben clasificarse como en riesgo.
La obesidad es una epidemia mundial cada vez mayor relacionada con numerosas enfermedades y un mayor riesgo de muerte. Desde el inicio de la pandemia de COVID-19, varios estudios han implicado la obesidad como un factor de riesgo de efectos más graves y muerte en la infección por Sars-COV-2.
Las pautas del Reino Unido y Estados Unidos para identificar a las personas con mayor riesgo se establecen en un IMC de 40 o más. Sin embargo, estas recomendaciones se basaron necesariamente en estudios más pequeños y datos limitados, dada la novedad y la rápida progresión de la pandemia de Sars-COV-2.
Matteo Rottoli y sus colegas de la Universidad Alma Mater Studiorum de Bolonia, en Italia, analizaron los resultados de casi 500 pacientes hospitalizados con COVID-19. Nuevamente, descubrieron que la obesidad se asociaba con un riesgo significativamente mayor de gravedad y muerte, pero también que cualquier IMC superior a 30 se asociaba con estos resultados adversos.
Rottoli comenta: «Nuestro estudio mostró que cualquier grado de obesidad está asociado con la enfermedad grave por COVID-19 y sugiere que las personas con obesidad leve también deben ser identificadas como una población en riesgo».
La asociación entre un IMC más alto y una enfermedad grave por COVID-19 es fuerte, pero la causa aún no se ha explicado. Una respuesta inmunológica deteriorada a las infecciones virales, las alteraciones de la función pulmonar y los estados inflamatorios crónicos relacionados con la obesidad se han sugerido como el vínculo. El siguiente paso para esta investigación sería comprender estos mecanismos.
«Nuestra hipótesis es que los resultados de la infección por Sars-CoV-2 dependen del perfil metabólico de los pacientes y que la obesidad, entrelazada con diabetes y síndrome metabólico también están involucrados», dice Rottoli.
Y advierte de que «el límite del IMC debe reevaluarse para garantizar que identifiquemos a todas las personas con mayor riesgo de infección grave y para evitar subestimar el posible impacto poblacional de la infección por SARS-CoV-2, particularmente en los países occidentales con mayores tasas de obesidad».
Por todo ello, Rottoli recomienda que las personas y los profesionales de la salud conozcan el mayor riesgo de contraer la enfermedad COVID-19 con cualquier grado de obesidad.