REDACCIÓN.- Un estudio, publicado en la revista College of Cardiology, afirma que los adultos jóvenes que tienen una presión arterial elevada, dentro de un rango normal, durante un largo periodo de tiempo, son más propensos a mostrar signos de disfunción cardíaca.
Los investigadores hicieron un seguimiento, durante 25 años, a 2.479 hombres y mujeres, en el que se incluían lecturas de presión arterial. Los participantes tenían entre 18 y 30 años en el inicio del estudio en 1985 y 1986. Al finalizar el estudio, los autores encontraron que los participantes cuya presión arterial se situaba en el extremo superior del rango normal tenían más probabilidades de presentar disfunción ventricular en la mediana edad.
De este modo, el trabajo sugiere que los jóvenes adultos deben tomar medidas para reducir la presión arterial elevada mediante la reducción de la ingesta de sodio, el mantenimiento de un peso corporal idóneo, la práctica de actividades físicas y la adhesión a los tratamientos médicos recomendados para la presión arterial alta. “Nuestros resultados proporcionan un apoyo adicional a la importancia de un buen control de los factores de riesgo en edad temprana”, argumenta a João AC Lima, de la división de cardiología de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins y autor principal del estudio. “Muchos de los participantes no eran hipertensos al inicio del estudio, sin embargo, estar expuesto a la hipertensión, incluso dentro de lo que se considera rango normal, está asociado con la disfunción cardíaca 25 años más tarde”, añade.
“Las evidencias se acumulan. La principal causa de muerte en los países ricos son los problemas cardiovasculares y estas se previenen desde la infancia. Obesidad, dislipemias, hipertensión… todo contribuye a la mortalidad de nuestra población y es en la infancia donde debemos incidir”, comenta David Sánchez, enfermero del Gabinete de Estudios del Consejo General de Enfermería.
“Estos hallazgos ponen en duda si la monitorización de la presión arterial debería comenzar en la infancia, sobre todo en los niños obesos”, recalca Valentín Fuster, editor jefe de la revista.
Hábitos saludables
“Todos está relacionado con nuestros hábitos de vida, que se transmiten de padres a hijos. Desde el sistema sanitario incidimos en ellos con la promoción de la salud. Es ahí donde profesionales e instituciones deberían volcar mayores esfuerzos. La promoción no sólo se demuestra eficaz, como fundamenta este estudio, sino que siempre es más eficiente”, afirma Sánchez. “La enfermería es el agente principal de la promoción de la salud. Cada vez tiene más peso en el sistema sanitario, y su rol tiene mayor importancia en las sociedades desarrolladas”, recalca el enfermero.
“Nuestra investigación plantea alguna preguntas críticas sobre la importancia de la presión arterial en los jóvenes y la necesidad de realizar estudios longitudinales que comiencen en la infancia o la juventud”, explica Thomas H. Marwick, del instituto Menzies de Investigación Médica de la Universidad de Tasmania en Australia y autor de un comentario editorial que acompaña al estudio: “la capacidad para identificar paciente en riesgo a una edad temprana podría prevenir el desarrollo de la disfunción cardíaca y el fracaso”.