ALICIA ALMENDROS.- A Carolina Moreno le diagnosticaron un cáncer de mama en 2015. Tras pasar por todo el proceso quirúrgico, radioterapia y quimioterapia se ha sometido a un proceso de micropigmentación mamaria en el Hospital Sanitas La Moraleja de Madrid. Una técnica cuyo objetivo es corregir o modificar alteraciones faciales o corporales ofreciendo mayor bienestar a la persona. “La micropigmentación es una técnica en la cual a través de una aguja y una maquinaria especial introducimos una serie de pigmentos a nivel subcutáneo en todo caso orientado a la paramédica para que los fundamentalmente son las mamas y las cejas”, explica Paula Galdós, enfermera de la consulta del Servicio de Micropigmentación del Hospital Sanitas La Moraleja de Madrid.
Esta técnica se realiza con anestesia local tópica y los resultados son inmediatos. Se lleva a cabo mediante un procedimiento ambulatorio de una duración aproximada de una o dos horas. “Los pigmentos empleados son específicos, de originen mineral, estériles y biocompatibles con el organismo”, resalta la enfermera.
Formación
El equipo de este servicio está formado por cuatro enfermeras y una auxiliar. “Recibimos una formación concreta. Nosotras por ser sanitarias llevábamos una parte ganada que era un requisito imprescindible para hacer la paramédica y no quedarte solo en estética. Es una formación específica que consta de una parte estética y otra parte paramédica. La segunda parte es la que está orientada especialmente a las mamas”, comenta la enfermera.
Apta
Tras realizar un estudio previo a la paciente, firma de consentimientos, pruebas y test preliminares, se determina si es apta para recibir el tratamiento, y a partir de ahí se establece un plan de trabajo. “Recomendamos, si es posible, que haya pasado un año desde finalizar el proceso quirúrgico. Muchas pacientes no sólo paran en la reconstrucción, sino que a veces se quieren hacer de forma quirúrgica el pezón. Y de esa intervención debe pasar mínimo un mes o mes y medio hasta para que podamos trabajar en la zona, con lo cual, si sumamos todos los tiempos, siempre recomendamos que nos vayamos entorno al año de finalización de todo el proceso para que la cicatriz esté en condiciones óptimas”, argumenta Galdós.
La duración aproximada de los resultados es de tres a cuatro años y transcurrido este tiempo puede ser repasado, si se desea, para que el color conserve la misma intensidad inicial. Sin duda, es una técnica que mejora la vida de estas pacientes. “La verdad que como sanitarias estamos bastantes satisfechas y ellas también. Para nosotras a nivel personal es muy enriquecedor y para ellas es culminar con un proceso en el que lo han pasado bastante mal. La mama es algo que marca nuestra feminidad y conseguir verse parecidas a antes de empezar todo el proceso hace que la acogida sea superbuena y satisfactoria”, comenta la enfermera. “Estoy muy contenta porque el efecto óptico es brutal, cambia radicalmente y creo que cualquier mujer que ha pasado por esto necesita volver a la normalidad y ver su cuerpo lo más parecido posible a como era antes de todo el proceso”, sostiene la paciente Carolina Moreno.