D. RUIPÉREZ.- El debate en torno a la vacuna frente al neumococo de la Jornada organizada por el Consejo General de Enfermería en Madrid, se centró en el amplio margen que hay para evitar muertes y hospitalizaciones por neumonía gracias a la vacunación.

Ante las reticencias crecientes de algunos colectivos desinformados sobre lo innecesario o incluso peligroso que conlleva la inmunización, el catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Rey Juan Carlos, Ángel Gil de Miguel, ha querido resaltar que “todas las vacunas se someten a ensayos clínicos muy rigurosos y se controlan sus efectos adversos que, según el caso, ocurren en una de cada cien mil o millón de personas, una incidencia mucho menor que un paracetamol o cualquier otro fármaco. Las vacunas sólo suponen un 1,2 por ciento del total del gasto farmacéutico y un 0,2 del gasto sanitario. Y como hemos visto en esta jornada previenen muertes”.

 Los ponentes de la mesa redonda sobre la enfermedad neumocócica han recalcado la importancia de la vacunación en el paciente mayor con unos datos demoledores, sobre todo pasados los 75 años, que ha expuesto Isabel Jimeno Sanz directora del Centro de Salud Isla de Oza y responsable del Grupo de Vacunas de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).

Comorbilidades

 “La incidencia de la neumonía neumocócica aumenta con la edad y con la presencia de patologías crónicas de base, como puede ser la diabetes, la EPOC o las cardiopatías crónicas.  Cuando el paciente tiene una infección por neumococo y dos patologías más se convierte en un paciente de alto riesgo. La patología de base en el adulto aumenta el riesgo de hospitalización por enfermería neumocócica. Este riesgo es cinco veces mayor cuando el paciente tiene una enfermedad respiratoria crónica, es 13 veces superior si el paciente presenta una dolencia cardíaca, tiene 4 veces más riesgo para un diabético o se multiplica por 55 respecto al paciente sano cuando el afectado toma inmunosupresores. Si hay comorbilidades, la posibilidad de hospitalización por neumonía neumocócica se multiplica por 73”, explica Jiménez.

 “Frente a esto, lo que podemos hacer es vacunar a nuestros mayores, prevenir esas muertes, hospitalizaciones y complicaciones. Pero cuando un adulto no quiere vacunarse de neumonía se le insiste menos que a un niño. Hagamos lo mismo. La vacuna conjugada está recomendada por las principales sociedades científicas internacionales. El beneficio para los pacientes es claro. La mitad de los casos de neumonía neumocócica que requieren hospitalización se reducirían a la mitad. Hay argumentos de sobra, pero hay que exponérselos al paciente”, añade.

 Sonia López Palacios, directora asistencial del Área Centro de la Consejería de Sanidad de Madrid, ha manifestado que “la desinformación es el mayor factor de riesgo para la salud. Los profesionales debemos tomar una la actitud positiva y dejar a un lado la crítica no constructiva. La vacunación es una medida preventiva indispensable y el rechazo de la vacunación representa un reto para las enfermeras y el resto de profesionales sanitarios en los próximos años. Las enfermeras tienen los conocimientos, la capacidad de liderazgo, la fiabilidad, pero necesita desarrollar sus competencias en el campo asistencial, formativo y de gestión. Son los profesionales de referencia en este campo”.

Estrategias

Arturo González Sánchez, enfermero del Centro de Salud El Soto, y Lucía Carbonell, enfermera especialista en Pediatría, del centro Parque Coimbra, ambos en Móstoles (Madrid), han explicado distintas estrategias puestas en marcha recientemente con el fin de fomentar las tasas de vacunación. “La actitud del profesional sanitario es clave para incrementar tasas de vacunación. Algunos estudios demuestran cómo aumentan la captación”, explican.

Por su parte, Raquel Montero San Millán, responsable de Centros de la DA Noroeste de la Gerencia Asistencial de Atención Primaria de la Consejería de Sanidad de Madrid, ha comentado, entre otros enfoques, las precauciones para vacunar con seguridad y evitar errores que pasan por registrar e informar efectos secundarios. También se debe saber actuar ante una improbable reacción adversa y, por esa misma razón, el acto de vacunación debe tener siempre lugar en un centro sanitario”.

Desde el público, se ha puesto de relieve que, pese al indudable papel asistencial de las enfermeras, no se cuente casi nunca con ellas en el diseño de estrategias de fomento de la vacunación. Por ejemplo, no hay enfermeras en el Grupo de la Ponencia de Vacunas del Ministerio de Sanidad, aunque sí en el Comité Asesor de esta materia que existe en la Comunidad de Madrid.