MIRIAM OLIVAS.- El asma es la enfermedad pulmonar crónica más común del mundo con 334 millones de personas afectadas. Con el estallido de la pandemia, el Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades publicó las características epidemiológicas del COVID-19 junto al riesgo asociado de muerte. Los factores de mayor riesgo que se han identificado durante todo este tiempo han sido la edad y las enfermedades respiratorias crónicas. Por lo tanto, las personas asmáticas han sido consideradas personas de riesgo, un riesgo mucho más agudizado cuándo hablamos de casos de asma grave.
Sin embargo, un estudio realizado por la Unidad de Asma Grave del Hospital de La Paz llega a conclusiones muy diferentes. Este estudio ha sido desarrollado por cuatro alergólogos, un neumólogo y liderado por dos enfermeros, entre ellos Valentín López, enfermero en el Servicio de Alergia del H.U. La Paz. Según los resultados, las enfermedades alérgicas y el asma no serían factores de riesgo para la infección por COVID-19. Esta es una de las conclusiones teniendo en cuenta que el muestreo no se ha realizado en poblaciones grandes o en países diferentes. “Dentro de su gravedad, estos pacientes se encuentran estables”, asegura el enfermero. En términos generales, lo que revela el estudio es que de los 2226 pacientes que ingresaron en este hospital por COVID-19, el 5,5% tenían asma, suponiendo una comorbilidad para el 3,5% de personas que fallecieron por esta enfermedad.
Si ponemos el foco en los pacientes afectados por el asma grave -que suponen entre el 5% y 10% de los pacientes que padecen asma- los resultados de los especialistas siguen sorprendiendo. Las personas que tienen esta patología necesitan un tratamiento que requiere altas dosis de antiinflamatorios y, en muchos casos, para lograr un mayor control del asma, requieren mABs (anticuerpos monoclonales). Poniendo en relieve todo esto y, con la información de vulnerabilidad de este tipo de pacientes frente al COVID-19, la Unidad de Asma Grave (con la aprobación del Comité de Ética del Hospital La Paz) decidió hacer un seguimiento telefónico a 71 pacientes con esta patología grave y en tratamiento biológico. De estos, 7 de ellos fueron diagnosticados con COVID-19, 4 con diagnostico confirmado y 3 con alta sospecha, durante las dos últimas semanas de marzo de 2020. Sólo uno de ellos presentó una neumonía y requirió de una hospitalización breve, aunque con un cuadro clínico mucho más leve que el resto de los pacientes. “Hemos comprobado que aquellos pacientes que estaban correctamente tratados y que seguían su tratamiento con una adherencia correcta no han tenido que ingresar y no han evolucionado negativamente. No ha habido un descenso en su función respiratoria y el paciente se ha mantenido en su basal durante todo el seguimiento”, asegura Valentín López.
En conclusión, este estudio determina que el uso de biológicos en el asma grave no tiene un impacto negativo en las personas que presentan un peor cuadro clínico por infección de COVID-19, tampoco se han registrado muertes de pacientes sometidos a este tipo de tratamiento en la fecha anteriormente citada. También se puede asegurar que el perfil clínico de los pacientes estudiados que dieron positivo en COVID-19 era similar a aquellos pacientes que habían dado negativo con asma grave. La tasa estimada de incidencia en Madrid (11,3%) también fue similar a la de los pacientes estudiados (9,85%).
Por lo tanto, según estos resultados, los profesionales de la Unidad de Asma Grave consideran necesario que esta investigación se extienda a nivel nacional e internacional para poder arrojar con mayor certeza unos resultados que podrían cambiar el panorama, especialmente el de estos pacientes con diagnostico de asma severo que son considerados actualmente personas con un alto factor de riesgo.