ALICIA ALMENDROS.- Actualmente, entre el 50% y el 70% de los casos de coronavirus son asintomáticos y, por tanto, un peligroso vehículo de infección del virus para el resto de la población. Sobre todo, para los más mayores, que han sido los más perjudicados en la primera ola de la pandemia en nuestro país. El Consejo General de Enfermería, su Instituto Superior de Formación Sanitaria (ISFOS) y Laboratorios Indas han llevado a cabo un webinar que bajo el título «La atención de nuestros mayores en la era post COVID. ¿Qué hemos aprendido de la crisis? Amenazas y oportunidades» ha analizado la situación actual. “Queremos poner de manifiesto que detrás de la elevada tasa de mortalidad se esconden deficiencias endémicas del modelo sociosanitario en España. Debemos reforzar la atención en el ámbito residencial tanto con más enfermeras como con medidas de prevención que eviten que el virus vuelva a atacar a esta población más vulnerable. No estamos dando a las enfermeras especialistas en Geriatría la importancia que tienen y por eso ha habido muchísimas comunidades con unas cifras altísimas de pérdidas en residencias. Por ello, con este encuentro queríamos mejorar los errores históricos que veníamos denunciando desde hace años en el sector sanitario”, asegura Pilar Fernández, vicepresidenta primera del Consejo General de Enfermería.
Tomar medidas de prevención es, ahora mismo, la mejor “vacuna” para vencer a este virus y evitar que los mayores sean de nuevo los principales afectados. “Hay que extremar las medidas de higiene y controlar la propagación del virus. En este aspecto, creo que los gobiernos de las Comunidades Autónomas deben iniciar de forma rutinaria y sistemática la realización de controles y pruebas a los trabajadores de las residencias y centros sociosanitarios para evitar que ellos sean el vehículo de propagación en estos entornos”, explica Fernando Martínez Cuervo, presidente de la Sociedad Española de Enfermería Geriátrica y Gerontológica. “Ahora más que nunca debe haber un compromiso político para cuidar a los más vulnerables y que se establezca un modelo de continuidad asistencial que evite que la asistencia se pare de nuevo y entre todos cuidemos a los más vulnerables”, añade Carina Escobar Manero, presidenta de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP).
Asignaturas pendientes
“Ni la red sanitaria ni la red social estaba preparada para afrontar el virus. En un inicio pensábamos que no iba a llegar y llegó. Estas semanas, el desconocimiento ha propiciado que nos fuésemos adaptando a los procedimientos con actualizaciones de protocolos casi a diario. Deberíamos haber sido más diligentes con las personas más vulnerables que formaba parte de este mundo sociosanitario. Actualmente se están haciendo cambios, y estamos más preparados para una segunda oleada, pero en lo que se refiere a cambios estructurales y de funcionamiento nos queda mucho camino por recorrer”, comenta el presidente de la Sociedad Española de Enfermería Geriátrica y Gerontológica. “En general, se debería haber habilitado espacios para poder hacer aislamiento de casos sospechosos, por ejemplo”, añade.
En España el 19,1% de la población tiene más de 65 años y el número de octogenarios, en alza desde hace años, asciende al 6,1%. Y las previsiones del propio INE confirman que en 2068 el número de mayores de 65 años llegará a 14 millones de personas y supondrá un 29,4% del total de la población. De hecho, 7 de cada 10 fallecidos por COVID-19 estaba internado en una residencia de ancianos. “Ha faltado ver dónde estaba la población vulnerable y haber actuado antes. Debemos recordar que las personas con enfermedad crónica tienen derecho a la vida y ser protegidos de la misma forma que el resto. Para nosotros es fundamental la solidaridad de toda la población, que se sepa que nuestra vida tiene valor. Las residencias tienen que estar coordinadas. Es fundamental la coordinación sociosanitaria. Y sin vacuna estamos en un momento de exposición vulnerable”, expone la presidenta de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP).
Para Josep de Martí Valles, director de Inforesidencias.com: “tenemos por delante un reto demográfico y un reto ético. La COVID-19 ha puesto de manifiesto las dificultades que existían: habíamos dejado a un lado los cuidados centrados en las personas, la coordinación sociosanitaria y las condiciones laborales en general. Pero recordemos que la pandemia no ha terminado. Primero debemos analizar qué ha pasado, las causas, las consecuencias… y después poner el pie en el acelerador para evitar que ocurra lo mismo si hubiera una segunda pandemia”.
Aprendizaje
Para Eduardo Rodríguez Rovira, presidente de Honor en la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (CEOMA), “el Sistema Nacional de Salud ha fallado, pero ha fallado la gobernanza, la prevención, los planes de acción, la coordinación sociosanitaria… La financiación es un problema del SNS, hace falta más personal, pero mejor pagado”. Al igual que muchos sanitarios, Rodríguez Rovira reconoce “tener miedo al rebrote. Si es cierto que estamos preparados debemos aprender de las cosas que se han hecho mal y entre todos corrijamos muchos errores que estamos cometiendo en el día a día”.
“En la vida unas veces se gana y otras se aprende. Creo que en la primera parte hemos perdido y en esta segunda debemos aprender. Nuestros mayores se merecen un servicio de calidad y todos debemos planificar y contribuir a la planificación de un sistema de calidad”, argumenta Aurelio Lopez-Barajas de la Puerta, CEO de Supercuidadores. Para López-Barajas lo que ha fallado ha sido la infraestructura arterial, “no estábamos preparados porque nunca lo habíamos sufrido”.
Escasez enfermeras
La escasez de material ha sido uno de los principales problemas a los que se han tenido que enfrentar en estos centros. “Ahora hay más test, más materiales… aunque desde aquí lanzo el mensaje de que faltan guantes en las residencias”, apostilla el director de Inforesidencias.com.
Pero la escasez de material no ha sido el único problema, la falta de enfermeros es una de las cosas que más preocupa. Es por ello por lo que el Consejo General de Enfermería reclama que se garantice por Ley un número mínimo de profesionales sanitarios en función del número de residentes, así como que se establezca la obligatoria presencia de enfermeras especialistas en Geriatría y Gerontología. “Efectivamente la presencia de enfermeras dentro del ámbito sociosanitario es algo que llevamos años pidiendo, pero quien tiene que determinar las ratios son las propias consejerías de los gobiernos de las CC.AA. Creo que el COVID-19 nos ha enseñado que esas ratios y esos decretos se puedan modificar y apostar por las enfermeras, que son los profesionales del cuidado por excelencia. Las personas que residen en estos centros tienen pluripatologías que debe abordarse y qué mejor que las enfermeras para apoyar estas necesidades”, resalta Martínez Cuervo.
Durante las últimas décadas hemos asistido a un aumento de la edad media en los usuarios de residencias y centros sociosanitarios, así como de sus condiciones de base, con mayores niveles de dependencia, discapacidad, pluripatología y polimedicación que nos habla de la vulnerabilidad del colectivo de mayores que residen en estas instituciones. “Las enfermeras articulan toda la asistencia sanitaria y para los pacientes son facilitadores porque son capaces de responder todo lo que nos surja. No podemos perder talentos y dada la situación del país con una población envejecida requerimos de enfermeras cualificadas”, comenta Escobar.
“Hemos de agradecer y reconocer la labor de todos los profesionales que trabajan en centros sociosanitarios. Han hecho un trabajo encomiable. Ahora, el objetivo vital que nos va a permitir funcionar y dar una buena atención es apostar por la presencia de las enfermeras geriátricas en todos los ámbitos de la salud. a especialidad les capacita para gestionar y liderar los cuidados en situaciones complejas, así como asesorar en todos los niveles del sistema sociosanitario. Por lo que es importante que estén presenten en todos aquellos órganos donde se tomen decisiones entorno a los mayores”, finaliza el presidente de la Sociedad Española de Enfermería Geriátrica y Gerontológica.