AMAIA FERNÁNDEZ.- Ecuador reconoce el derecho a la alimentación en su Constitución Política de 2008 como un derecho independiente aplicable a todas las personas. El artículo 13 establece que “las personas y colectividades deben tener acceso seguro y permanente a alimentos sanos, suficientes y nutritivos; preferentemente producidos a nivel local y en correspondencia con sus diversas identidades y tradiciones culturales”.

Uno de los objetivos del Buen Vivir, en tanto que principio constitucional, es precisamente contribuir al derecho que tienen los pueblos para controlar el sistema agroalimentario y sus factores de producción, de tal forma que la agricultura familiar, campesina, indígena, de orientación agroecológica se desarrollen de forma autónoma y equitativa. Desde este enfoque de soberanía alimentaria se garantiza el derecho humano a la provisión permanente de alimentos sanos, nutritivos, suficientes y culturalmente apropiados.

Recuperar el frijol

En Taisha, en plena Amazonía ecuatoriana, dentro de la Provincia Morona Santiago, Enfermeras Para el Mundo y Fundación Chankuap están trabajado para mejorar la disponibilidad y el acceso a alimentos de calidad de las familias Achuar y Shuar a través la recuperación y conservación de semillas de frijol autóctonas. De esta forma, y con el apoyo del Cabildo de Gran Canaria, se quiere favorecer la disponibilidad y el acceso sostenible a alimentos de calidad de las familias indígenas y así contribuir al ejercicio del derecho a la alimentación de la población en esta zona.

La constatación de la progresiva pérdida de semillas autóctonas y conocimientos ancestrales de las comunidades indígenas está teniendo como consecuencia la pérdida de las capacidades de muchas comunidades rurales en el país para frenar el impacto del neoliberalismo sobre el sistema agroalimentario local. Esto se debe, en gran parte a la pérdida de la biodiversidad de los ecosistemas, la pérdida de saberes ancestrales y de sistemas de producción locales, la presión de las multinacionales, el predominio
de monocultivos agroindustriales, cambios en las prácticas agrícolas de la población y el control monopólico de las semillas por las empresas. Frente a esto, se impone la necesidad de recuperar la forma de producción tradicional gracias a los saberes de las personas mayores y de las mujeres, como guardianas de tradiciones, y el uso de semillas autóctonas. El frijol incorpora al menú de las familias un alimento de alto contenido proteico, muy nutritivo y de bajo costo. Además, proporciona al organismo más calorías que los productos de origen vegetal. Es un producto de amplia adaptación en su cultivo y puede desarrollarse en una amplia variedad de tipos de suelo y clima. El cultivo de frijol juega un rol importante en el manejo sostenible de la agricultura y la alimentación de las comunidades en Morona Santiago, ya que son componentes de los sistemas de producción, la seguridad y soberanía alimentaria nacional y cumplen con un rol económico, ecológico y social. La producción de estas leguminosas genera trabajo, empleo, alimento e ingresos económicos a las familias que trabajan en la tierra.

Proceso de identificación

En el marco de este proyecto Enfermeras Para el Mundo va a trabajar para identificara las comunidades que aún mantienen alguna de las variedades del frijol nativo para reproducirlas en Taisha. De esta forma, se va a apoyar a la población en todo el proceso de labores culturales (siembra, selección de la semilla, manejo del cultivo, fertilización, cosecha y post cosecha) para favorecer el acceso de 100 familias a este alimento y contribuir así a mejorar la situación nutricional de sus integrantes.

Problemas de la población Shuar y Achuar identificados en Taisha

• Alta prevalencia de la mortalidad materna e infantil, pobreza, indigencia y analfabetismo.

• Desigualdad de género en la atención sanitaria, educación de baja calidad e ingresos de
las familias limitados, especialmente en los hogares monomarentales.

• Desigualdades en el consumo de alimentos: las mujeres tienen menos posibilidades de
conseguir los nutrientes necesarios, así como responder a las exigencias físicas del embarazo
y la lactancia.

• En la situación de micronutrientes destaca la anemia por deficiencia de hierro en todos
los grupos etarios.

• Deficiencia de vitamina A, problemas de zinc y deficiencia de yodo.

• Dieta alimentaria pobre, derivada de la baja diversificación de alimentos.