LOLA RAMÓN BRUQUETAS.- Con una población de 16.209.125 millones de habitantes estimados para 2019, Senegal puede presumir de ser uno de los países más estables de África. Se caracteriza por una gran pluralidad étnica y diversidad lingüística y religiosa. En el seno de su población cohabitan de manera pacífica, musulmanes (95%), cristianos (4%) y animistas (1 %). Sin embargo, la mayor parte de los casos de violencia son los basados en estereotipos sexistas. Una de las más graves formas de vulneración de los derechos de mujeres y niñas es la Mutilación Genital Femenina. Esta práctica nefasta, lejos de lo que se pueda pensar, nada tiene que ver con un mandato religioso, sino más bien con una tradición sociocultural muy arraigada cuyo origen es incierto.
Por eso, Enfermeras Para el Mundo con su contraparte local, la Región Sanitaria de Sedhiou, acaba de comenzar un proyecto cofinanciado por la Comunidad de Madrid para dirigido a contribuir a la erradicación de la Mutilación Genital Femenina en esta zona. La región, situada al sur del país, es una de las más ricas en recursos naturales y una de las más pobres en recursos económicos. Esto, unido al analfabetismo, las desigualdades entre hombres y mujeres y los hábitos culturales en la población, hacen que los departamentos de Sedhiou, Bounkiling y Goudomp, tengan unas de las más altas tasas de prevalencia de Mutilación Genital Femenina del país.
Uno de los problemas que más dificultan la lucha contra las violencias de género, es que estás suelen ser llevadas a cabo por personas muy cercanas a las víctimas, padres, madres, abuelos, abuelas, profesorado, el vecindario, amigos de la familia. En ciertos entornos socioculturales estas prácticas son aceptadas por la sociedad, por lo que las niñas y mujeres están constantemente expuestas a sufrir agresiones, sin ser conscientes siquiera de que son víctimas de éstas.
La Mutilación Genital Femenina en Senegal, se realizaba en tiempos pasados en comunidad, iba acompañada de unos ritos de iniciación en un proceso de socialización, sin embargo, dada la prohibición de la ley actual, esta práctica se lleva a cabo en clandestinidad, sin rito ni acompañamiento. Las familias se desplazan a países fronterizos en los que no existe prohibición a realizar esta práctica contrayendo deudas que no pueden afrontar, además, están lejos de cualquier tipo de ayuda familiar o vecinal que puedan necesitar en algún momento de complicación. Esto supone una mayor incidencia de problemas médicos, y gran número de muertes entre las jóvenes por las malas condiciones y falta de experiencia de quien les práctica la escisión. Ésta se lleva a cabo en entornos insalubres a través de personas no cualificadas, ni formadas en ningún ámbito sanitario. La forma de escisión más habitual en Senegal es la ablación del clítoris y representa el 98% de los casos. Quienes la practican son las “escisoras tradicionales”, mujeres de edad avanzada, analfabetas, que utilizan cualquier instrumento cortante sin esterilizar como un cuchillo, una hoja de afeitar o un cristal.
La práctica de la escisión afecta al 6,1% de las niñas de menos de 15 años y al 14,4% de las niñas de menos de 10 años. La mayoría de ellas son mutiladas antes de los 5 años. La falta de información y educación en salud sexual y reproductiva agrava la situación de las mujeres y las niñas. En este nuevo proyecto, Enfermeras Para el Mundo trabajará con organizaciones de la sociedad civil, líderes religiosos, Bajenu Gox (que son mujeres de gran importancia como referente social y sanitario en especial en salud sexual y maternal), con la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo y la Universidad de Ziguinchor, sensibilizando e informando a través de los medios de comunicación más populares, las radios, con charlas en los barrios o en las celebraciones religiosas para contribuir la erradicación de la Mutilación Genital Femenina.
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