GEMA ROMERO.- Alberta (Canadá) inició hace 8 años el programa de vacunación contra el virus del papiloma humano (VPH). Un programa de vacunación en tres dosis que está demostrando grandes beneficios, “especialmente contra las malformaciones de las células del cérvix de alto grado, que son las que progresan hacia el cáncer de cuello de útero”, afirma Huiming Yang, director médico del servicio de Salud de Alberta, que acaba de publicar un nuevo estudio en la Canadian Medical Association Journal.
En un primer momento, Alberta introdujo un doble programa para la prevención del cáncer de cuello de útero, por un lado la vacuna contra el VPH y por otro lado un programa de cribado, basado en el test Papanicolaou. La pauta de vacunación era diferente para los niñas de entre 10 y 11 años del de las niñas de entre 14 y 15 años. En 2014 la vacunación se extendió a los niños. El programa incluía tres dosis de la vacuna contra dos subtipos de HPV, responsables del 70% de los casos de cáncer de cuello de útero.
Para comprobar el éxito de la vacuna, los investigadores han recopilado los datos de la primera cohorte de mujeres que participaron en ambos programas, la vacunación y el cribado. En el 14,5% de las mujeres sometidas al cribado se detectaron anomalías en las células. De entre estos casos la mayoría tenían malformaciones celulares leves.
Más de la mitad de las participantes en el estudio no estaban vacunadas. De las que sí lo estaban el 84% había recibido las tres dosis. Entre las mujeres no vacunadas, el 16,1% tenía malformaciones celulares, comparadas con el 11,8% que sí recibieron la vacunación completa. Para los autores de este estudio, la vacunación contra el VPH demuestra sus beneficios con respecto al cribado lo que a la larga deberá introducir modificaciones.
“Con una la población vacunada contra el VPH, las directrices para cribado de cáncer de útero deberán retrasarse, o bien establecer intervalos más largos entre cribados”, sostienen. Así, los autores esperan que sus resultados, así como los de futuros estudios permitan mejorar la prevención primaria y secundaria, con la integración de la vacuna y los programas de cribado.
La vacuna contra el virus del papiloma humano está incluida en el calendario vacunal español desde 2007.