GEMA ROMERO.- Entre mayo y junio de 2021 el Consejo Internacional de Enfermeras, el Comité Internacional de la Cruz Roja, la Federación Internacional de Hospitales y la Asociación Médica Mundial realizaron una encuesta conjunta con el objetivo de entender las percepciones sobre la violencia contra la atención sanitaria durante el primer año de la pandemia de COVID-19. Sus resultados se han presentado ahora en forma de informe en el que se pone de manifiesto que cerca del 60% de los encuestados percibieron un aumento de agresiones a sanitarios desde el comienzo de la pandemia. Así, se demuestra que la violencia contra los sanitarios empeoró durante la pandemia en todo el mundo.

En la encuesta también se preguntaba sobre las buenas prácticas implementadas en materia de prevención y reducción de esta violencia, con especial énfasis en las medidas aplicadas en la primera fase de la pandemia, aunque no exclusivamente.

Portada del informe sobre la violencia contra los profesionales sanitarios

Soluciones

Desde la sensibilización sobre la violencia contra el personal sanitario a nivel comunitario hasta la elaboración de nueva legislación para protegerlo, el informe demuestra que es posible encontrar soluciones. También se señala que es frecuente que se denuncien menos casos de los reales, lo cual apunta “a la necesidad de concienciar a los propios profesionales sanitarios sobre la necesidad de denunciar”. Hace falta un sistema de notificación, monitorización y análisis de datos mejor y más robusto para obtener una mayor comprensión de la magnitud del fenómeno de la violencia y tomar decisiones adecuadas como respuesta.

También señala la importancia de mejorar las relaciones entre el personal sanitario, los pacientes y sus familiares, que son percibidos como los principales agresores. “Los comportamientos éticos y la rendición de cuentas son importantes, pero la formación del personal de salud para adquirir habilidades de comunicación con el fin de reducir las posibles situaciones violentas se percibía como la medida más popular”, subraya el informe.

Riesgo inaceptable

Para Howard Catton, director general del Consejo Internacional de Enfermeras, “este informe pone de manifiesto que las amenazas, agresiones y violencia a las que se enfrentan las enfermeras y otro personal sanitario han empeorado aún más durante la pandemia. El CIE lleva años reclamando acciones para proteger y salvaguardar al personal sanitario pero las enfermeras siguen en riesgo en sus lugares de trabajo, lo cual es completamente inaceptable”.

Para Catton, “el respeto por los derechos de las enfermeras no se refiere únicamente a lo que dicen los empleadores y los gobiernos sino a lo que hacen para protegerlas cuando dichos derechos se infringen o se ignoran. Hacen falta acciones concretas para poner fin a la impunidad y revertir esta tendencia. Los empleadores y los gobiernos tienen el deber de cuidar de su personal e investigar y sancionar cualquier agresión que se produzca contra la atención de salud”.

Entre las estrategias de éxito para evitar las agresiones, desde el CIE destacan “la gran labor de las enfermeras en Italia, que han impartido formación sobre competencias de comunicación, apoyo de salud mental y psicológico y han presionado con éxito a favor de una nueva ley sobre la violencia contra los profesionales sanitarios”, o el papel desempeñado por la Asociación de Enfermeras de Taiwán, que ha apoyado la implementación de normas estandarizadas a nivel nacional para denunciar actuaciones inapropiadas”, subraya Catton.

Así, el CIE ha mostrado su deseo de que este tipo de estrategias se implanten en todo el mundo, “para que las enfermeras dejen de tener que ir a trabajar temiendo por su seguridad personal“, concluye Catton.