ANA MUÑOZ.- Las temidas caídas son a día de hoy la forma más frecuente de accidente entre personas mayores, además de la principal causa de muerte en ese grupo de edad. Se calcula que cada año se producen unos 37,3 millones de caídas cuya gravedad requiere atención médica, por lo que no es de extrañar que la Organización Mundial de la Salud (OMS) las defina como «un importante problema mundial de salud pública». Son aquellas personas que viven solas las más vulnerables a este tipo de accidentes, y el riesgo aumenta si además sufren otros problemas de salud. Las caídas producen importantes secuelas físicas, psicológicas y sociales y suelen dar lugar a algún tipo de discapacidad, cuando no al traslado del anciano a una residencia.
Ahora, un estudio recientemente publicado en la versión online del Journal of the American Geriatrics Society revela que introducir una mayor cantidad de vitamina D en la dieta de las personas mayores puede llegar a reducir a la mitad el número de caídas que sufren, ya que la vitamina D juega un papel clave en el mantenimiento de la integridad y solidez de los músculos.
Los investigadores del Wake Forest Baptist Medical Center de Estados Unidos observaron que hay dos circunstancias que a menudo confluyen en las personas mayores que viven solas, y son la mala alimentación y la escasa exposición solar, elementos, ambos, determinantes para el nivel de vitamina D en el organismo.
Para llevar a cabo la investigación, fue necesaria la participación de 68 personas, a las cuales se dividió en dos grupos, uno que recibió en su casa un menú con un suplemento de vitamina D mensual y otro que consumía un placebo. También se tuvo en cuenta el historial de caídas de los participantes, el miedo a sufrir más y los resultados de un análisis de sangre previo.
Los investigadores observaron que las caídas podían reducirse hasta la mitad entre aquellos ancianos que tomaban el suplemento de Vitamina D, y actualmente están intentando profundizar en cómo ésta influye en algunos factores de riesgo de las caídas, como son el equilibrio o la fuerza muscular. El valor de su hallazgo reside en que podría ayudar a desarrollar soluciones para que los mayores mantengan su independencia y puedan vivir de forma segura en casa todo el tiempo posible.
La nutrición como base de la salud ósea
La enfermera Mariolurdes De Torres, coordinadora del Comité Científico de la Asociación de Enfermeras de Nutrición y Dietética (ADENYD) y responsable de la Unidad de Dietética y Nutrición del Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza, explica que «la nutrición es el factor modificable más importante en el desarrollo y mantenimiento de la estructura ósea, así como en la prevención y tratamiento de la osteoporosis. La alimentación equilibrada, con adecuadas ingestas de calcio y vitamina D, junto con la actividad física y no ingerir tóxicos, son la base de la buena salud ósea». Por eso, asegura, el objetivo del enfermero debe ser sensibilizar al paciente de las consecuencias que puede tener un déficit de vitamina D. «La intervención enfermera debe actuar sobre los factores de riesgo con educación nutricional fomentando la adherencia al tratamiento preventivo y los buenos hábitos de alimentación y actividad física», continúa De Torres. En este sentido, los alimentos ricos o enriquecidos en calcio biodisponible como leche, yogur, queso y frutos secos son los que ayudan a fijar mejor la vitamina D en los huesos.
Evidencia científica sobre la vitamina D
La experta De Torres explica que «la evidencia científica publicada que manejamos las sociedades de nutrición recomienda suplementar con 1000mg/día de Ca y 20 μg/día (800UI) de vitamina D3 como coadyuvante a cualquier tratamiento antiosteoporótico, ayudando a reducir la incidencia de fracturas de cadera y de las no vertebrales. Suplementar con calcio debe hacerse teniendo en cuenta el consumo dietético». En la misma línea, la enfermera recuerda que la vitamina D «es mucho más que una vitamina liposoluble y debe considerarse como una hormona esteroidea involucrada en un complejo sistema endocrino que tiene una importancia trascendental en la salud ósea y la función neuromuscular».
Sin embargo, y aunque la importancia de la vitamina D está más que demostrada, la mayoría de la población española no alcanza los niveles óptimos. «Esto se debe a que su consumo es muy inferior a los 10 μg/día.», argumenta De Torres, que lamenta que «a pesar de ello, en España no hay una normativa para suplementar los alimentos básicos con vitamina D, como estamos reclamando los expertos en nutrición».