EUROPA PRESS.- Los tratamientos para las mismas bacterias presentes en los pacientes con fibrosis quística pueden funcionar en un área en el pulmón y ser menos eficaces en otras porque, según se revela en un artículo que se publica este jueves en Cell Host & Microbe, las bacterias se aíslan entre sí y desarrollan rasgos específicos en cada región.
Los científicos vieron diferencias en los requisitos nutricionales bacterianos, las defensas del huésped y la resistencia a los antibióticos, lo que sugiere que otras infecciones crónicas pueden producir una diversidad bacteriana similar.
Para entender cómo las infecciones bacterianas crónicas persisten contra los antibióticos y las defensas inmunitarias, investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington, en Estados Unidos, disecaron pulmones humanos extraídos de pacientes con fibrosis quística en el momento del trasplante de pulmón y recogieron miles de un tipo de bacterias, ‘pseudomonas’, desde diferentes regiones pulmonares.
El equipo descubrió que aunque todas las pseudomonas en un pulmón eran descendientes de una sola cepa, cada zona contenía una gran variedad de bacterias que funcionaban de manera diferente entre hermanos. “Las poblaciones de bacterias que habitan en diferentes regiones pulmonares varían dramáticamente en cuanto a su resistencia a los antibióticos y la virulencia -dice el autor principal de esta investigación, el doctor Peter Jorth-. Esta diversidad puede afectar la salud de los pacientes”.
Cuando los científicos analizaron los códigos genéticos de las bacterias, las secuencias de ADN revelaron que la diversidad surgió porque las células bacterianas se habían aislado en diferentes regiones del pulmón y luego evolucionado localmente, al igual que los famosos pinzones de Darwin en las Islas Galápagos.
Las secuencias de ADN también señalan que los rasgos que desarrollaron durante años o incluso décadas pueden persistir en las bacterias que habitan en diferentes regiones del pulmón y proporcionar una especie de “recuerdo” de trastornos y tratamientos pasados que fortalecen las bacterias.
“Incluso cuando una sola cepa de la bacteria causa una infección crónica, la evolución en órganos humanos puede producir diversas familias de bacterias relacionadas”, dice el autor Pradeep Singh. “Esto puede ser parte de lo que hace al tratamiento tan difícil, porque cuando se matan las bacterias sensibles a un tipo de estrés, hermanos funcionalmente diferentes están ahí para ocupar su lugar”, añade.
El próximo reto de los científicos es utilizar esta comprensión de cómo las bacterias cambian durante la infección para encontrar nuevas formas de atacar las diversas mezclas de bacterias que están presentes y mejorar el tratamiento de los pacientes.