ALICIA ALMENDROS.- El 75% de los trastornos mentales comienzan antes de los 18 años, según la OMS. Se estima que en España la prevalencia de problemas de salud mental en la población infantil y adolescente está entre un 10 y un 20%, y en los últimos años ha aumentado. “Cada vez se detectan más casos en Atención Primaria que son derivados a Salud Mental. Muchas de nuestras patologías son por familias desestructuradas, también tiene que ver la genética, y sobre todo es la sociedad la que marca este aumento: tanta tecnología, la exposición a la que estamos sometidos, hay mucha ansiedad, todos los padres trabajan, atender a los niños a veces es complicado… Es verdad que las listas de espera y los trámites suelen demorar mucho la atención, y al final muchas personas no saben manejarlo y los problemas les desbordan”, detalla Cecilia Tapia, enfermera de investigación del Área de Psiquiatría Infantojuvenil del Hospital Gregorio Marañón de Madrid.
Bajo estado de ánimo
Un proyecto de 2015 sobre la salud mental en las escuelas en Europa concluyó que alrededor del 10% de los estudiantes de entre 6 y 11 años tenía problemas de salud mental que requerían atención médica. Dicho de otro modo, en todas las clases de primaria hay una media de 2 y 3 niños con algún problema de salud mental. En el caso concreto de España, el estudio de UNICEF “La Infancia en España” ya reveló en 2014 que el 16,3% de los niños entre 11 y 18 declaraban haber estado bajos de ánimo alguna vez por semana los últimos 6 meses. “Este porcentaje aumentaba sobre todo a partir de los 16 años y entre los niños de hogares con menores ingresos. Cuatro años después el estudio ‘Barómetro juvenil de vida y salud’, realizado por la FAD y la Fundación Mutua Madrileña, revela que este porcentaje se ha duplicado: casi el 30% de los jóvenes de 15 a 29 años sostiene que ha
tenido (o cree tener) algún tipo de problema de salud mental durante el último año”, resalta Nel González, presidente de la Confederación de Salud Mental España.
La Unidad de Adolescentes del Servicio de Psiquiatría Infantojuvenil del Gregorio Marañón abrió sus puertas hace diez años y durante este tiempo el perfil de los pacientes ha cambiado. “Antes teníamos muchos pacientes con episodios psicóticos, pero actualmente
el perfil ha cambiado. Vemos más trastornos de la personalidad, de la conducta, tenemos una unidad específica de trastorno del espectro autista…”, explica Tapia.
Una vida ordenada
La educación es un pilar fundamental para lograr una buena salud mental de los más jóvenes. “Debemos conseguir que lleven una rutina, y vivan en un ambiente estructurado en el que se alimenten de forma saludable, hagan ejercicio, duerman bien… Y, además, enseñamos pautas para conocer sobre todo en qué momento su patología o estado de ansiedad cambia. Que sepan si están atravesando por un brote, y ante estos signos de alerta deben saber reaccionar y venir al hospital para que les atendamos”, destaca la enfermera Tapia.
Y es que los profesionales que trabajan en el área de Salud Mental están ahí siempre. “En consultas externas les atendemos en cualquier momento
y si no en urgencias. Tenemos una línea directa con los pacientes a través del móvil vía whatsapp 24 horas… Ellos nos mandan un mensaje para decirnos cómo se encuentran y nosotros lo gestionamos todo”, comenta Tapia. En la salud mental el tiempo es oro, pues intervenir oportunamente es clave. “En cuanto tengan cualquier desajuste deben venir para evitar que el episodio acabe en ingreso. Intentamos que esto sea lo último, sobre todo en menores, porque paralizamos su vida… Para nosotros el ingreso es la última opción”, expone la enfermera. La enfermería es el primer filtro. “Los vemos tanto para la medicación dePOT, que al ser intramuscular se la solemos poner nosotros, como para analíticas de control, les explicamos los posibles efectos adversos de la medicación y creamos un vínculo importante con ellos”, comenta Tapia.
Coordinación
Los sanitarios en general tienen un papel fundamental en los trastornos de Salud Mental que no se aprovecha del todo. “En España no se han creado aún los mecanismos para una adecuada coordinación socio-sanitaria. La falta de coordinación entre las redes de atención social y sanitaria provoca que, en muchas ocasiones, cuando irrumpe un problema de salud mental en una familia, esta comienza un peregrinaje por diferentes recursos y dispositivos de ambas redes, con el consecuente desgaste emocional, psíquico y económico”, resalta el presidente de la Confederación de Salud Mental España. Por tanto, la creación de un verdadero espacio socio-sanitario supone uno de los principales retos a nivel social del país, y uno de los avances clave para mejorar la situación de las personas con trastorno mental y sus familias.
La Federación de Salud Mental de Cataluña llevó a cabo un estudio en el que destacan siete retos de futuro en este ámbito: “Generalizar la aplicación de programas y servicios de promoción y prevención, ya que todavía actuamos de forma muy reactiva, cuando aparece el problema y además tarde; asegurar una atención integral y coordinada entre servicios; disponer de un sistema de indicadores para evaluar y planificar, garantizar la participación activa y el acompañamiento de las familias, niños y adolescentes; accesibilidad a los servicios; aplicar un modelo específico en el contexto escolar que garantice el apoyo que necesitan y garantizar los apoyos necesarios para la inclusión y participación comunitaria”, enumera Marta Poll, directora de la Federación de Salud Mental de Cataluña.
Estigma
El estigma que existe en la sociedad ante este tipo de enfermedades sigue siendo la principal barrera. “Es un grave problema en tanto que desalienta a las personas a reconocer su problema de salud mental y seguir un tratamiento. El estigma evita que muchas personas reciban un tratamiento en el inicio del trastorno por lo que este se agrava, y posteriormente impide la integración social de esta persona, dificultándole llevar una vida plena”, resalta González. De hecho, el 75% de estos pacientes afirma haberse sentido discriminado en algún ámbito de su vida.
“Una de las cosas que tratamos en la unidad es cómo se lo cuento a los amigos. Hacemos informes, por ejemplo, para que los profesores les dejen 15 minutos más para hacer un examen porque los niños con determinada medicación necesitan más tiempo”, añade Tapia. Y es que esta enfermera reconoce que desde que trabaja en la unidad nunca ha tenido ningún problema: “son niños y adolescentes que en un momento
dado necesitan una atención específica, que se les escuche y se les ayude. Todos los días nos cruzamos con gente que padece estas patologías y no pasa nada. En la unidad de adultos tenemos abogados, trabajadores de escuelas infantiles… En definitiva, gente con una vida totalmente normalizada”,
sostiene.
Contar que tienes un trastorno mental no siempre es fácil. “Desde enfermería intentamos que tengan un amigo de apoyo. Es decir, les aconsejamos que, si, no quieren contar su problema a todos, se lo cuenten a un amigo cercano de tal manera que si por ejemplo, se hace botellón y la gente le anima a beber, que al amigo sepa pararle y recordarle que el alcohol no le va bien para la medicación”, resalta la enfermera. La adolescencia es una edad más complicada porque tienen su primer contacto con el alcohol y las drogas. Por eso, “es importante que las familias estén más pendientes de ese hijo que sale por la noche y al que tiene que controlar un poco”, añade.
Prevención
Es importante trabajar en la prevención lo antes posible para que los más jóvenes dispongan de pautas que les permitan conocer de forma rápida los primeros síntomas de estos trastornos y también para aprender a no estigmatizar.
Por ello, Salud Mental España puso en marcha hace unos años el programa #Descubre, que cuenta con la cofinanciación del Plan Nacional sobre Drogas. Una iniciativa que se centra en la importancia de la relación entre la salud mental y el consumo de estas sustancias. Va dirigido a menores de entre 12 y 18 años, y a sus profesores, y el objetivo es aportar las claves necesarias para conocer más los problemas de salud mental. Este año, como novedad y aprovechando el uso de las tecnologías, #Descubre se centra en cómo enfrentarse a las adicciones sin sustancia, provocadas por un mal uso de las nuevas tecnologías y las redes sociales. Algunas pautas de prevención pasarían por concienciar sobre la responsabilidad y el respeto acerca de la propia imagen y la ajena antes de generar y subir contenidos online, y fomentar la comunicación física en entornos reales haciendo ver que la comunicación online pierde muchos matices, con lo que se puede generar confusión o ideas alejadas de la realidad. “La educación es un pilar fundamental para lograr una buena salud mental de los más jóvenes. Por tanto, una de las asignaturas pendientes es fomentar un sistema educativo inclusivo que potencie las habilidades de cada niño o niña, que facilite la participación de todo el alumnado, que luche contra la exclusión y que permita a todos los jóvenes a acceder a un aprendizaje de calidad”, afirma el presidente de la Confederación de Salud Mental España.
Roles
La forma de trabajar con un niño es muy diferente a la de trabajar con un adulto. “Sí, sobre todo, cambia la perspectiva de que ante un menor, toda intervención y acción de cualquier índole debe contar con la autorización expresa de padres o tutores”, explica Silvia Hernández, supervisora de la Unidad de Psiquiatría de la OSI Araba en el Hospital Universitario de Álava (Vitoria). “En el área infanto-juvenil se prioriza por un lado, el trabajo educacional en materias de prevención y promoción de la salud a través de intervenciones grupales e individuales y por otro lado, se hace hincapié en la normalización y en la adopción de hábitos y rutinas que les ayuden en su día a día ordinario”, añade. En esta unidad las enfermeras desempeñan diferentes roles: el puramente asistencia que incluye además un rol de gestora de recursos y cuidados, el rol docente dirigido a profesionales de nueva incorporación, sin olvida la formación continua, y el rol de investigación colaborando en diferentes estudios implementados en la unidad. “La enfermería de salud mental ejerce en la unidad una relación y comunicación terapéutica con el paciente en todo momento desde su ingreso al alta, con intervenciones más concretas en ocasiones relacionadas sobre todo con aprendizaje de expresión de emociones, asertividad, habilidades sociales y entrenamiento en técnicas de relajación (con muchos beneficios y un bajo coste para el sistema sanitario)”, relata Hernández.
El acceso a la unidad de hospitalización se realiza a través del servicio de Urgencias, » y una vez ingresado el menor se intenta filiar al cuadro presentado, ajustar el tratamiento, coordinar los dispositivos sociosanitarios y educativos necesarios en torno al paciente y al alta, y se remite a consultas externas de la la Unidad de Psiquiatría Infantil u Hospital de Día», aclara la supervisora. Por las manos de estos profesionales pasan cada año muchos niños con diferentes patologías, «lo más predominante en preadolescentes son las alteraciones conductuales -fugas, consumo de tóxios, auto-heteroagresividad…- , descompensaciones de patologías del espectro autista también tiene su relevancia y los cuadros afectivos y los psicóticos en menor medida», explica Hernández. La familia constituye el eje principal en torno al menor, aún en casos en los que vemos familias muy desestructuradas o el paciente es adoptado, «somos conscientes y debemos tener en cuenta la relación de apego, el vínculo establecido así como sus orígenes, adecuando toda intervención hacia la familia de manera individualizada. La experiencia nos dice que jamás debemos obviar los orígenes del menos en las familias más desestructuradas», sostiene.
Una unidad pionera
El pasado mes de agosto, Barcelona abría la primera unidad terapéutica educativa y residencial para niños y jóvenes con trastornos de salud mental en España, con una capacidad para 30 menores, con el objetivo de empoderarlos y dotarlos de herramientas, con estancias de un máximo de 18 meses. “Acompanya’m es una unidad gestionada por el Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona que plantea un modelo asistencial para la patología grave infanto- juvenil que, desde la perspectiva terapéutica, coordina e integra los diferentes dispositivos asistenciales —sanitarios, educativos, sociales, familiares y la protección de la infancia— que el niño y el adolescente necesitan para su crecimiento y desarrollo, acompañando en su evolución y complejidad mientras los requiere”, explica Ángeles López, enfermera coordinadora del centro Acompanya’m.
En la unidad trabajan 11 enfermeras quienes realizan una atención continuada las 24 horas del día, organizada en turno de mañana, tarde y noche. Como enfermeras en Salud Mental tenemos como competencia la dirección, evaluación y prestación de cuidados orientados a la promoción, mantenimiento y recuperación de la salud. “El equipo enfermero formula juicios profesionales, valora, diagnostica, planifica, ejecuta y evalúa los cuidados enfermeros dirigidos a los niños/adolescentes vulnerables y a sus familias garantizando la calidad y seguridad del paciente. Establece y utiliza la relación terapéutica de acuerdo a los cuidados enfermeros y actúan como gestora de casos en los problemas de Salud Mental que lo requieren a la vez que favorece la continuidad de cuidados”, reseña López.
La unidad se centra en la desinstitucionalización, con ingresos entre 6-18 meses, interviniendo en el propio entorno de vida del niño, ofreciendo una intervención en la unidad, en la comunidad y durante los 6 meses posteriores a la finalización del ingreso.
Francisco Megías, presidente de la Asociación Española de Enfermería de Salud Mental (AEESME)
«Efectivamente, se viene observando un aumento de casos de problemas de salud mental en niños y jóvenes. La sociedad que nos toca vivir no propicia el bienestar mental. Asistimos, con preocupación, al aumento de familias con serios problemas de convivencia, desestructuradas, donde el estrés y la ansiedad anidan; los menores pasan cada vez más tiempo solos y en ocasiones, como reacción desculpabilizadora, se les protege en exceso. Esa frustación en el seno familiar pueden presentar problemas emocionales. El trabajo en Psiquiatría infantojuvenil es diferente al trabajo con adultos ya que tiene que estar planificado de una manera trasversal a las características de este grupo heterogéneo y las enfermeras tienen mucho que aportar. Su misión es clave en el campo de la prevención, la promoción de la salud mental y la psicoeducación. Aunque hay que resaltar la importancia de la presencia en todos los servicios de Salud Mental, y particularmente, en los que dan cobertura a la atención de niños y adolescentes, de enfermeras especialistas en Salud Mental, algo que no termina de ser así en todas las Comunidades Autónomas. Se lleva formando desde hace 20 años enfermeras especialistas en Salud Mental, con el gasto público que ello supone, sin olvidar el esfuerzo personal, y que luego muchas de estas comunidades no reconocen y estas profesionales terminan trabajando en otros servicios”.
¿Se está actuando de manera correcta?
La Unidad de Adolescentes del Servicio de Psiquiatría del Niño y del Adolescente del Hospital Gregorio Marañón de Madrid tiene en marcha un proyecto cuyo objetivo es medir el grado de satisfacción de los pacientes que acuden al servicio. “Queríamos conocer cómo se sienten. Hoy en
día hacen encuestas por todo, en cambio en la sanidad no sabemos qué echa en falta el paciente o qué se está haciendo bien y qué mal, y mucho menos en salud mental. En los 10 años que lleva abierta la unidad nunca hemos preguntado cómo están de satisfechos: solíamos preguntar
a los padres, y ahora hemos decidido que sean ellos quienes lo cuenten”, comenta la enfermera.
El proyecto, que ha recibido el Premio Nacional de Investigación por la Asociación Madrileña de Investigación en Enfermería, cuenta con un enfoque innovador, ya que durante el desarrollo de este estudio se pregunta directamente a los pacientes a través de un cuestionario que se les muestra en una tablet o dispositivo electrónico. “Las preguntas las hemos sacado de un cuestionario que se está llevando a cabo en los servicios públicos de salud mental de Inglaterra. Son 30 preguntas adaptadas al entorno español en las que analizamos si se han sentidos ayudados, cómo ha sido el tiempo de espera entre las citas, si han tenido una urgencia cómo se les ha atendido…”, resalta Tapia. Y aunque todavía es pronto para conocer los resultados, la satisfacción media hasta ahora es alta.
Un Comentario
Dominga López Vega
Buenas noches necesito hacer una especialidad en psiquiatria pediatrica, con quien me puedo cantactar. Gracias