MIRIAM OLIVAS.- Más de 70.000 personas conviven con una ostomía en España. Algo que condiciona su calidad de vida. El miedo, la vergüenza y los prejuicios forman parte de su proceso. Una situación que se agrava muchos más en verano, por eso, el Consejo General de Enfermería, la Sociedad Española de Enfermería Experta en Estomaterapia (SEDE) y Coloplast se han unido en una campaña nacional para ofrecer a los pacientes consejos que les permitan disfrutar de este tiempo.  Para ello, han diseñado una infografía animada para que las personas ostomizadas puedan seguir su vida con plenas garantías, también en la época estival.

Además, se ha celebrado una jornada en la que se ha puesto en el centro a las personas ostomizadas. Desde todos los puntos, se ha realzado también el imprescindible papel de la enfermera. “La enfermera estomaterapeuta es fundamental en el acompañamiento al paciente, tanto en el momento de la cirugía como en el seguimiento posterior. Están muy preparadas para cuidar al paciente, tanto desde el punto de vista físico, como psicológico, porque el paciente sufre una situación de aislamiento, incluso hacia él mismo”, asegura José Luis Cobos, vicesecretario del Consejo General de Enfermería.

Una situación que se afronta con optimismo, con el convencimiento de que la enfermera puede y debe ayudar a la persona ostomizada. Una labor que se realiza desde el preoperatorio y que abarca todo el proceso asistencial. “El reto actual es conseguir que las consultas de ostomía estén en todos los hospitales, tanto públicos como privados, y en la cartera de servicios, es decir, que se visualice para que el paciente sepa a dónde acudir y que cuenta con el apoyo de una enfermera que le va a ayudar”, afirma Inmaculada Pérez, presidenta de la Sociedad Española de Enfermería Experta en Estomaterapia.

Nombres propios

En este encuentro las caras visibles han sido Cristina Vicente y Anna Bellart. Las protagonistas de una historia que ya es ejemplo para muchas personas que inician este proceso duro e invisible. A través de su testimonio han humanizado su patología y han roto las barreras de los prejuicios. Su vida ha mejorado con la bolsa y quieren poner en relieve la importancia de saber que hay una solución que permite seguir viviendo con calidad.

“Antes de la bolsa me diagnosticaron colitis ulcerosa y eran ingresos muy abundantes, mucha medicación, dieta estricta, control de las salidas, inseguridad…El después es todo lo contrario. Poder comer de todo, salir de casa sin miedo, viajar y quitarme limitaciones que antes tenía, disfrutar sin miedo”, explica Ana Bellart.

Un testimonio que apoya la otra protagonista de ‘Como pez en el agua’, Cristina Vicente: “Mi vida antes no me permitía disfrutar de las pequeñas cosas, ahora es una vida absolutamente normal y mucho más feliz”.

Una conexión más allá de la consulta

Anna se apoyo en su enfermera, Belén Bueno. Un apoyo que se traslada más allá de las paredes de la consulta y que fue vital para cambiar su vida. “Cuando conocí a Ana me decía: ‘tú hazlo, pero no me vas a convencer, no me puedes vender la moto de que voy a llevar una vida normal, mi vida ya es normal ahora, no echo nada de menos’. Cada vez que recordamos esos momentos son súper emocionantes, ella dice que ahora sí es bonito”, asegura la enfermera.

La pasión que las enfermeras tienen por cuidar y mejorar la vida de sus pacientes marca su futuro. Anna lo tiene claro: “Fue todo el apoyo y toda la guía, si no la hubiese tenido no sería la persona que soy ahora”.

Para finalizar, un mensaje de optimismo para aquellos que pueden estar sufriendo lo mismo: “Que busquen ayuda, que peleen, que, por supuesto, se puede. En mi caso la bolsa es vida”, sentencia Cristina Vicente.