RAQUEL GONZÁLEZ.- El Consejo de Enfermeras de Cataluña acaba de publicar una carta en la que se hace balance de la campaña de vacunación frente al COVID-19 cuando se han cumplido ya los cien días desde su puesta en marcha. En ella, hacen un llamamiento a la responsabilidad y al sentido común de ciudadanos y agentes implicados para que la vacunación siga su curso.

Eficacia constatada

Como explican desde el Consejo, en esa crónica de los cien primeros días, puede verse, por ejemplo, cómo en uno de los grupos más castigados por la pandemia, el de las personas de más edad o en situación de gran dependencia en centros residenciales, gracias a las vacunas, se ha reducido el índice de contagio y la mortalidad asociada. “Una realidad -añaden- perfectamente extrapolable al colectivo sanitario” haciendo “del ámbito asistencial un espacio más seguro” para todos. Y asimismo, apuntan, a medida que se ha ido extendiendo la vacunación a otros grupos, se han ido constatando “ratios de contagio inferiores” y “grados de enfermedad mucho más leves”.

Crisis de reputación

A pesar de este “éxito”, el Consejo llama la atención sobre lo que califica de “empeño” por negar la evidencia y alimentar una “crisis de reputación” sobre determinadas vacunas. Esto, aseguran, está generando un especie de “desafección” hacia las vacunas, en contra de lo que apuntaban las encuestas iniciales en las que la población, clara y mayoritariamente abogaba por vacunarse. “No podemos más que pensar que lo que estamos viviendo es una crisis de comunicación: la desinformación por sobreinformación”, concluyen al respecto.

Ante esta situación, el Consell es claro: “No podemos despistarnos: o aceleramos la vacunación o ni siquiera podremos aspirar a que la pandemia, a medio o corto plazo, descienda a niveles de epidemia, en un tiempo y espacios relativamente controlables, que nos permitan recomponer nuestro sistema de salud y, por supuesto, salvar todas las vidas posibles”.

Informar y acompañar

Las enfermeras catalanas se ponen así a disposición de sus ciudadanos para informar y acompañar en el proceso de vacunación e insisten en dos cuestiones. De un lado, “todas las vacunas que se administran en nuestro país son seguras”: son fruto de la ciencia, han sido validadas por la Agencia Europea del Medicamento (EMA) y como cualquier otro medicamento pueden causar efectos secundarios que en su caso han sido evaluados como leves y de bajo riesgo para la mayor parte de la población.

De otro, se refieren a las alertas sanitarias de las que, apuntan, “no son instrumento de miedo” sino de “control y garantía” por lo que “cualquier suspensión cautelar responde al consiguiente período de observación al cual se somete un medicamentos después de una alerta sanitaria” y “de la evidencia científica que se desprenda de la observación y análisis de datos recogidos, se confirmarán o modificarán los criterios de vacunación, para avanzar en seguridad y eficacia de la vacuna”.

Por último, concluye la misiva, “os pedimos que confiéis en las vacunas, sea cual sea la asignada a vuestro grupo de población y acudáis al punto de vacunación indicado. No podemos desperdiciar ninguna dosis, es un bien demasiado preciado y escaso. Nos jugamos la vida”.