MIRIAM OLIVAS.- La Organización Mundial de la Salud advierte que en el año 2030 los problemas de salud mental serán la primera causa de discapacidad en el mundo. En España, un 25% de la población tiene o tendrá algún tipo de problema mental a lo largo de su vida. Actualmente, hay un 6.7% de personas afectadas por la ansiedad y la depresión y entre un 2.5% y un 3% de la población adulta sufre un trastorno mental grave.
Estos datos son lo suficientemente contundentes como que para que desde todos los ámbitos se trate con respeto a este tipo de personas que cargan con una losa muy pesada: la del estigma. Sin embargo, esto no siempre sucede. Con la puesta en marcha de la campaña electoral en la Comunidad de Madrid se ha suscitado la polémica sobre la necesidad de un tratamiento digno en los medios de comunicación cuando se publiquen noticias que les afecten en cualquier ámbito. La terminología que se ha podido leer y que acuña palabras como “loco”, trastornado” o “esquizofrénico” para referirse a las personas que sufren algún tipo de patología mental es inadecuada e irresponsable y perpetúa unos prejuicios que se están intentado derribar desde hace 40 años por parte de instituciones, profesionales, familiares y propios afectados.
Es por todo ello por lo que desde la Asociación Española de Enfermería de Salud Mental (AEESME) y el Consejo General de Enfermería (CGE) piden expresamente a los medios de comunicación que no se estigmatice con el lenguaje. “El uso del lenguaje de los medios de comunicación es importantísimo, trascendental. Tienen un gran poder de influencia sobre la ciudadanía y desde aquí les pedimos responsabilidad en la forma de tratar las noticias”, asegura el presidente de la AEESME, Francisco Megías.
Este tipo de prácticas no solo pueden resultar estigmatizantes, sino que también abarcan unas consecuencias que van más allá del sesgo personal como la discriminación y la marginación social. No solo para ellos, también para sus familias. En palabras del presidente de la AEESME, “las personas que sufren trastornos mentales se encuentran muchas veces con un medio hostil hacía ellos que termina minando sus intentos de superarse”. Los datos hablan por sí solos, un 82% de las personas que sufren un problema de salud mental no tienen empleo según las cifras del INE en 2017. “Los avances que se vienen haciendo con el esfuerzo de todos y todas: afectados, familiares y allegados, profesionales de las distintas ramas y muchas personas comprometidas con su causa, se pueden derrumbar de manera precipitada por una noticia mal contada que les afecta directamente”, afirma Megías.
Por su parte, el presidente del CGE, Florentino Pérez Raya, resalta la importancia de luchar contra el estigma en todos los entornos, pero incluso más en lo que respecta a la salud mental. “Los pacientes con trastornos de este tipo son personas que se enfrentan, muchas veces, a una sociedad que los discrimina. Las enfermeras, como profesionales más cercanos a los pacientes, no podemos permitir que el lenguaje los excluya todavía más. La sociedad tiene que conocer y respetar la salud mental, así como darle la normalización que se merece”, expresa Pérez Raya.
Otro estereotipo dañino y recurrente que nos encontramos, tanto en medios de comunicación como en las conversaciones coloquiales, es la desafortunada forma de vincular a una persona con trastornos mentales con actos violentos y conductas agresivas. “Esto sucede porque la sociedad tiene imágenes estereotipadas de cómo deben ser las personas, los grupos y la sociedad en su conjunto”, apunta el presidente de la AEESME. Esta situación puede suponer un gran problema de aislamiento y frustración para estas personas hasta el punto de que puede ser uno de los motivos principales por el que más de la mitad de las personas no reciben tratamiento, tal y como se destaca en la Estrategia en Salud Mental del Sistema Nacional de Salud 200-2013.
Para que este tipo de situaciones no se repitan, Megías, da una serie de pautas imprescindibles: “Propongo que, antes de informar, se conozca el caso en profundidad, se actúe con mucha prudencia y no se intente magnificar las informaciones recurriendo a situaciones personales de una población que, en muchas ocasiones, no se puede defender”.
Además, hace hincapié en evitar la “vinculación automática que muchos periodistas hacen de la violencia con los problemas de salud mental, recordando que las personas tienen nombre y apellidos con los que se les pueden identificar y que, así como no se cae en el error de describir a una persona diagnosticada con diabetes como “diabético”, tampoco se haga en el ámbito de la salud mental evitando palabras estereotipadas como esquizofrénico, anoréxica…etc.”
Sin duda, la sociedad tiene un papel fundamental en este sentido, pero también las administraciones deben legislar en este aspecto y contar con las enfermeras para ello. “Las enfermeras en general, y las especialistas en Salud Mental en particular, son imprescindibles para educar, explicar y concienciar a la población sobre estas enfermedades. En una sociedad abierta y plural, como la que queremos desde la Organización Colegial, no tienen cabida palabras o comportamientos que diferencian y segregan a una parte de la ciudadanía”, puntualiza el presidente de las 316.000 enfermeras de España.
Desde redes sociales multitud de enfermeras han defendido también los derechos de las personas diagnosticadas con problemas de salud mental impulsando el hashtag #contraelestigma. En definitiva, las enfermeras pertenecen a un sector que vive de cerca el sufrimiento de estas personas y las graves consecuencias que tiene el estigma sobre ellas. Un colectivo que aún sigue luchando por lo que es digno para todos: el respeto sin prejuicios.