ÁNGEL M. GREGORIS.- “No podemos vivir fuera de la realidad actual y tenemos que ser fieles a la situación en la que nos encontramos y ser conscientes de lo que está pasando, con agresiones sexuales múltiples como la vivida hace poco por una menor en Cataluña. Cualquier forma de violencia es un problema de salud pública y como profesionales somos un pilar fundamental tanto en su detección como en su erradicación”. Así de contundente se mostró Marian Roca, presidenta del Colegio de Enfermería de Teruel, durante las Jornadas de Violencia celebradas por la institución bajo el lema Sí es sí. Cultura de la violación.

Una jornada en la que numerosas expertas analizaron la situación en la que se encuentra el mundo en lo que a violencia de género se refiere y como a través de las enfermeras y demás estamentos sanitarios se puede mejorar y educar en salud contra esta lacra. “Somos imprescindibles, como principal misión tenemos el cuidado personalizado del paciente, la humanización de esos cuidados y mirar más allá de la sintomatología”, explicó Roca, que, a su vez, defendió que la formación en violencia de género debe estar presente desde la etapa pregrado a la postgrado.

Durante el acto, Mónica Alario, experta en violencia sexual y pornografía, hizo una reflexión sobre la relación de la pornografía con el deseo de violencia sexual de los hombres. “El tipo de deseo masculino que elabora la pornografía influye directamente en la reproducción de la violencia sexual y está claro que tenemos un problema a nivel estructural”, apuntó Alario.

En este sentido, quiso hacer una diferencia entre sexo y violencia sexual, ya que “para que algo sea sexo es imprescindible que haya reciprocidad y que cuente con el deseo de las mujeres y un consentimiento que nazca de ese deseo. Por el contrario, violencia sexual es cualquier comportamiento que tenga connotaciones sexuales que o bien no es deseado o consentido por la mujer a la que se dirige”.

Entre las ponentes, Claudia Pilar Clemente, ginecóloga del Hospital Obispo Polanco de Teruel, explicó el procedimiento que hay que llevar a cabo cuando una mujer acude al hospital siendo víctima de una agresión. “Debe considerarse atención sanitaria preferente y es necesario evitar que la víctima tenga que someterse a varios reconocimientos, por lo que se debe esperar a que el médico forense y ginecólogo estén listos para hacer la exploración conjunta”, subrayó.

Por su parte, Silvia Gil, teniente coronel de la Guardia Civil de Teruel, puso el centro de atención en las redes sociales como foco de un nuevo modelo de acoso. “La violencia en la red es una adaptación, pero no deja de ser violencia. Es necesario que sepamos que uno de cada cuatro casos de acoso se comete en las redes y siete de cada diez víctimas de ciberacoso son mujeres”, resaltó.

Por último, y para cerrar una jornada muy necesaria, Ana Bella Estévez, víctima de violencia de género, contó su testimonio y animó a denunciar y a salir de esas relaciones tóxicas que atrapan muchas veces y son complicadas de abandonar. “Muchas veces normalizamos lo que pasa en casa y no creemos que nuestra pareja nos pueda violar, pero existen. En mi caso, me quería hacer firmar un documento en el que yo aseguraba que iba a seguir casada con él aunque me pegase”, profundizó.

Testimonios como este son los que hacen necesarias jornadas como la realizada en Teruel. Una jornada imprescindible para aprender, poner en valor a los profesionales y seguir luchando contra la violencia machista, que sigue su expansión y lejos de remitir, sigue matando diariamente a miles de mujeres en todo el mundo. «Es importante que hagamos estas jornadas porque el fenómeno ha de entenderse para poder verlo. Una vez que entendemos las cosas es cuando podemos hacer algo porque si no, somos victimas del no comprender», asevera Silvia Gil.