ÁNGEL M. GREGORIS.- Disminuir los reingresos por EPOC en el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, de Madrid, es el objetivo de la Unidad de Cuidados Crónicos Respiratorios Ambulatorios (Uccra), que ha puesto en marcha el centro a principios de año. Cuatro enfermeras—una supervisora, una de enlace y dos para la asistencia domiciliaria— trabajan en la unidad, junto al neumólogo, para mejorar la calidad de vida de los pacientes y darles una mayor seguridad a la hora de volver a casa tras su ingreso por problemas respiratorios.
“Evitar los ingresos hospitalarios de pacientes con patologías crónicas es uno de los objetivos de nuestro centro, ya que de esta forma conseguiremos mejorar la calidad de vida y la supervivencia global de los pacientes, además del control de las enfermedades crónicas y sus comorbilidades”, cuenta Felipe Villar, neumólogo de la unidad.
Tras la captación del paciente por el neumólogo durante el ingreso, es la coordinadora de enfermería la que pone en funcionamiento todo el engranaje y se encarga de que las visitas al domicilio salgan según lo previsto.
“Tengo reuniones diarias con los médicos para valorar caso por caso y una vez que se decide que un paciente debe entrar en la unidad, soy yo la que me encargo de comunicárselo a las dos enfermeras domiciliarias y a la de enlace. A partir de ahí comienza un mes intenso en el que se intenta evitar los reingresos de estos pacientes a través de las visitas y de llamadas telefónicas”, afirma María José Checa, coordinadora de enferme-ría de la unidad.
Gracias a esta nueva unidad, el centro ha logrado en parte su objetivo, reduciendo un 30% los reingresos. “En un principio comenzamos haciendo llamadas telefónicas, vimos que se bajaba un poco la tasa de reingresos, pero no conseguíamos la cifra que nos había marcado la gerencia. Ahora, con las visitas a domicilio, lo hemos logrado”, destaca Checa.
Vigilancia
Cada día, Teresa Gómez y Rebeca Armenta, una por la mañana y otra por la tarde, se encargan de vigilar y compro-bar en los hogares de los pacientes que todo va bien.
Antes de partir, revisan el maletín sanitario que llevan con ellas para confirmar que llevan consigo el material necesario y después ponen rumbo a los distintos domicilios que tienen programados para ese día.
“Las visitas varían en función de las necesidades del paciente. Dependiendo de su estado de salud, vamos dos o tres veces por semana, pero llamadas hacemos diariamente”, comenta Armenta.
Cuando llegan a las casas por primera vez —un día después del alta—, las enferme-ras se encargan de hacer un chequeo y un examen completo para revisar cómo evoluciona el enfermo.
“¿Cómo te encuentras, Francisco?”, le dice Teresa al paciente nada más entrar a su casa. Francisco Rodríguez, que ha formado parte del programa de la Uccra en dos ocasiones, sonríe cuando las ve aparecer. En el fondo, sabe que gracias a estas visitas su calidad de vida mejora. “Que me traten y me cuiden así es lo mejor que me ha podido pasar en la vida”, exclama Francisco tras la primera revisión.
Primera consulta
En esta primera consulta, que dura en torno a una hora, las enfermeras se encargan de conocer al paciente, su problema, sus fármacos y sus síntomas. Cualquier alteración que manifieste el paciente, las enfermeras la tienen en cuenta para poner posibles soluciones. Durante todo el mes, la enfermera hace este seguimiento y en función de su evolución se siguen programando las visitas o se le traslada al hospital de día. Es allí donde se le da un soporte mediante tratamiento, pruebas diagnósticas e incluso asistencia social si lo precisa. Tras acudir al hospital de día, el paciente continúa con la asistencia en el domicilio para evitar que vuelva a recaer.
“Gracias a estas visitas hemos logrado mejorar el autocuidado de los pacientes, un mejor control de su medicación, de su estado físico y un mayor acercamiento a su pro-ceso. En el momento en el que el paciente o nosotros detectamos que puede haber una complicación, nos adelantamos a esta y así evitamos el empeoramiento”, explica María José Checa.
Para ellas, más allá de hacer su trabajo, el poder dar este apoyo tan cercano a los pacientes supone un gran éxito porque “se ve la parte más humana de la enfermería. Ver que el paciente va mejorando y van disminuyendo sus reingresos siempre es gratificante”, apuntan.