ÁNGEL M. GREGORIS.- En España, casi la mitad de los diagnósticos por VIH llegan tarde y existe un 13% de personas que conviven con el virus y no lo saben, manteniendo así una infección oculta. Esta situación supone un riesgo no sólo para ellos, sino para la sociedad, que continúa expuesta a una pandemia que dura ya 40 años y se estima que se ha cobrado 40 millones de vida.

Detectar de manera temprana la infección para poder tratar al afectado y evitar la propagación del virus es uno de los retos pendientes al que se enfrenta el Sistema Nacional de Salud. Con el objetivo de encontrar casos positivos, la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES) y el Grupo de Infecciones en Urgencias (INFURG-SEMES), lanzaron hace un año el programa “Deja tu huella”, que busca mejorar las tasas de infección oculta a través de cribados en los servicios de Urgencias en casi 90 hospitales de toda España.

Y es ahí, en urgencias, donde las enfermeras tienen el primer contacto con los pacientes y pueden ser el enlace con el médico para pedir una posible serología y análisis del caso. “Las enfermeras son un pilar fundamental y no sólo porque hagan la técnica de extracción sanguínea, sino por todo lo que supone durante este proceso. Son el primer contacto y, además, sirven como red de seguridad si el paciente viene por otra patología que puede estar relacionada con la infección”, afirma Juan González, coordinador de la iniciativa, patrocinada por Gilead.

En esta misma línea se expresa Miguel Ángel García, supervisor de Urgencias del Hospital Clínico San Carlos (Madrid), que considera que las enfermeras “somos la primera alerta”. “Somos capaces de filtrar a todos esos pacientes con distintas patologías que nos pueden llevar al diagnóstico del paciente con VIH”, apunta.

Así, durante el primer año, se han realizado 8.100 pruebas, con una tasa de positividad de casi el 2%. “Hemos diagnosticado a 120 pacientes, lo cual tiene impacto para ellos, pero también en el ahorro de infecciones secundarias que podrían haberse producido por estos pacientes. Se estima que podrían haber alcanzado hasta las 500 infecciones”, resalta González.

A pesar de que cada vez hay más información sobre el VIH, los casos, lejos de disminuir, no dejan de aumentar, lo que supone un grave peligro para el sistema en general. En los últimos dos años se ha puesto el foco en el COVID-19, pero no se debe olvidar bajo ningún concepto otros problemas de salud pública que no han desaparecido y que deben controlarse. “Las enfermeras también tenemos una labor en lo que a educación para la salud se refiere y, probablemente, desde las administraciones se tendría que reforzar esa parte en cuestiones como el VIH. Es necesario que la gente sepa que si pudiéramos detectar el 100% de los pacientes con VIH, acabaríamos con él, puesto que el tratamiento es totalmente eficaz, disminuye la carga vírica y consigue que los afectados tengan el virus indetectable”, puntualiza el enfermero.