REDACCIÓN.- Los medicamentos peligrosos contienen un principio activo cuya potencial toxicidad representa un riesgo para la salud de las profesionales sanitarias que lo manipulan. A diferencia de lo que sucede con las advertencias a los pacientes respecto de los efectos adversos, las contraindicaciones y las interacciones medicamentosas, las enfermeras no eran advertidas de los riesgos hasta hace relativamente poco tiempo. Resulta llamativo que esta peligrosidad haya sido documentada por el Instituto Nacional para la seguridad y salud ocupacional de EE. UU. (NIOSH) cuando lanzase una alerta y una lista de medicamentos en el año 2004.
Hubo que esperar al periodo 2015-2017 para que la acción de la autoridad laboral pusiera de manifiesto el problema. El Consejo de Enfermería de la Comunidad Valenciana publicó en 2017 la primera guía de recomendaciones básicas en esta materia y en octubre de 2021, el Consejo General de Enfermería editó la guía para la monitorización de las superficies con medicamentos peligrosos. Entre otros efectos los medicamentos peligrosos son susceptibles de producir efectos carcinógenos, mutágenos, teratogénicos o afectar al desarrollo, toxicidad reproductiva, toxicidad para los órganos o genotoxicidad que ha confirmado la reciente Guía publicada por la UE en esta materia: Guidance for the safe management of hazardous medicinal products at work.
Unas conclusiones a las que ha llegado la enfermera valenciana Amparo Benavent con su tesis doctoral “Enfermería y medicamentos peligrosos: una aproximación a las condiciones y consecuencias de su manipulación” que apunta a que las enfermeras pueden contaminarse durante las fases de preparación, administración y cuidados posteriores del paciente.
La tesis doctoral señala que a excepción de la medicación oncológica que cuenta con todas las medidas de seguridad, las enfermeras del resto de unidades asistenciales desconocían que lo que manipulaban era peligroso y no existían procedimientos ni medidas de prevención contra la exposición a estos compuestos. De hecho, el Consejo de Enfermeria de la Comunitat Valenciana asistió a personas colegiadas que en situaciones de riesgo fueron expedientadas por su hospital.
La nueva doctora ha subrayado, durante su exposición, como la magnitud de los efectos y el largo periodo de latencia de este tipo de contaminación, presentan un alto riesgo para la salud que no puede ser banalizado ni rebajado. Cuando el riesgo potencial es el de un daño irreversible para la salud las medidas de prevención deben ser máximas. “Eliminar o minimizar el riesgo debe ser el objetivo principal. Para conseguirlo es necesario aplicar un adecuado programa preventivo y vigilancia de la salud” ha señalado aportando la base legal que sustenta esta afirmación.
La investigación se ha basado en un cuestionario formalizado por 786 profesionales. El perfil general de la enfermera que participó en la encuesta se corresponde con una mujer con una media de edad de 37 años, que trabajaba en un hospital en servicios especiales o en salas de hospitalización, con contrato eventual o interino, turno rodado, con más de 10 años de experiencia profesional y que manipula medicamentos de forma habitual. Casi la mitad de las enfermeras no disponía de información relativa a la toxicidad de la medicación que estaban manipulando ni en muchos casos, sobre las medidas de prevención a adoptar.
Resultados
En cuanto a los resultados, Amparo Benavent ha destacado que:
▪ Más de la mitad de las enfermeras no había recibido formación sobre medicamentos peligrosos en su lugar de trabajo.
▪ Con respecto a las medidas de seguridad efectivamente implantadas, destacaba con un 86% el uso de materiales de bioseguridad, cuyo objetivo es esencialmente evitar pinchazos, referían usar equipos de protección (EPI) en un 54% de los casos y disponían de contenedores de residuos específicos en el 48%. Eran menos habituales los dispositivos de transferencia para preparar la medicación, los sistemas tipo árbol para administrar medicamentos peligrosos, la extracción localizada, la presión negativa y los procedimientos y protocolos de manejo seguro.
▪ Más de la mitad de las enfermeras respondieron que no se les realizaba vigilancia de la salud específica, a pesar de que es de obligado cumplimiento. Cuando se trata de agentes potencialmente cancerígenos y reprotóxicos, los exámenes de salud, en una población mayoritariamente femenina y en edad fértil, tienen como propósito principal la identificación de efectos adversos reversibles en una fase temprana.
▪ En cuanto a las preguntas sobre problemas de salud la mayor frecuencia señalada es la migraña, la presencia de dermatitis y alergia coinciden con estudios anteriores, y llama la atención, teniendo en cuenta que los medicamentos peligrosos pueden tener efectos adversos sobre la reproducción, que el 18,6% de la muestra declarase haber sufrido un aborto. Este aspecto también se ha observado en otros estudios, incluso con frecuencias superiores. En este, existe asociación estadísticamente significativa entre manipulación de medicamentos peligrosos y aborto, problemas de fertilidad, y enfermedad oncológica, aunque ha indicado la doctora Benavent que “no podemos afirmar que exista una relación causal”. En esta materia, no existen estudios sobre la salud de las enfermeras.
Se han aportado, además, conclusiones sobre las políticas de prevención adoptadas por las comunidades autónomas en esta materia. Estas se caracterizan por ser diversas, asimétricas en sus contenidos y objetivos y en muchos casos enfocadas a gestionar aspectos muy concretos considerando los supuestos en los que necesariamente se obliga a la enfermera a la preparación del medicamento en lugar de asegurar su preparación por los servicios de farmacia en entornos de bioseguridad.
Finalmente, la enfermera colegiada del Colegio Oficial de Enfermería de Valencia (COENV) Benavent ha resaltado: “Si lo que queremos es que nuestras enfermeras sean referentes en salud, que sean agentes del cambio en el tratamiento de la salud y la enfermedad de la población, debemos empezar por cuidar su salud y evitar que el ejercicio de la profesión les provoque daños. No podemos perder nuestra fuerza de trabajo prioritaria en el sector de la salud. Las enfermeras son primordiales para el cuidado de las personas”.
Principales conclusiones
1.- La mayoría de las enfermeras que respondieron a la encuesta no habían recibido formación específica sobre medicamentos peligrosos y en muchos casos esta era deficitaria. Además, cerca de la mitad no tenían información sobre la toxicidad de los medicamentos que manejaban, ni sobre las medidas de prevención que debían adoptar.
2.- En cuanto a las medidas de protección, nuestros resultados revelan una deficiente utilización de equipos de seguridad individual, y una escasa disponibilidad de contenedores de residuos y de protocolos específicos para medicamentos peligrosos. A más de la mitad de las enfermeras no se les realizaba vigilancia específica de la salud.
3.- Un elevado número de profesionales habían padecido problemas de salud potencialmente relacionados con el manejo de medicamentos peligrosos. Aunque el problema más frecuente fue la migraña seguido de dermatitis y alergias, llama la atención la frecuencia con que se refiere haber sufrido abortos.
4.- La mayor parte de las comunidades autónomas han elaborado documentos técnicos para la valoración y la prevención del riesgo derivado del uso de medicamentos peligrosos. Hay grandes diferencias en cuanto a la accesibilidad de esos documentos y llama la atención que en su redacción ha sido poco frecuente la participación de enfermeras.
5.- Los resultados de este estudio indican que, aunque se han realizado esfuerzos por parte de la Administración para un uso seguro de los medicamentos peligrosos, sigue existiendo un déficit en cuanto a la formación e información, la vigilancia de la salud y la preparación fuera de los servicios de farmacia. Es necesaria más investigación, mejorar las medidas de prevención y su cumplimiento, y vigilar de forma específica la salud de todas las enfermeras que manipulan estos fármacos.