ÍÑIGO LAPETRA.- El presidente del Consejo General de Enfermería, Florentino Pérez Raya, ha querido valorar el nombramiento de Carmen Montón como nueva ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social y ha asegurado que “desde la Organización Colegial de Enfermería le damos la enhorabuena por sus nuevas responsabilidades. Es una persona con formación sanitaria, con experiencia como gestora de la Sanidad y que, además, tal y como hemos comprobado en sus declaraciones en los medios, tiene el convencimiento de que la profesión enfermera es un eslabón fundamental en la cadena asistencial presente y futura de nuestra Sanidad”.
Florentino Pérez Raya le ha pedido que trabaje para que la Sanidad quede fuera de cualquier conflicto político y se apueste por el diálogo y por una política de Estado centrada en garantizar el derecho fundamental de todos los ciudadanos a ver atendidas sus necesidades sociosanitarias”. Y en esta importante tarea, el presidente de los 300.000 enfermeros y enfermeras de España, ha asegurado que “queremos pedirle que cuente con nosotros, con los profesionales sanitarios en general y, especialmente, con las enfermeras y enfermeros, que somos los verdaderos expertos en los cuidados, en la prevención y en la educación para la salud. Las enfermeras somos la profesión más cercana al ciudadano y la mejor valorada siempre en todas las encuestas a los pacientes”.
Para Pérez Raya, “las enfermeras/os somos las que conocemos la Sanidad en profundidad y las verdaderas necesidades de los pacientes, las carencias del sistema, sus puntos débiles y sus reformas más necesarias. Y queremos ayudarle, desde la lealtad institucional, a diseñar la mejor hoja de ruta posible de cara a conseguir una Sanidad fuerte, cohesionada, sostenible y con plenas garantías de calidad asistencial y seguridad para los pacientes. En definitiva, un sistema sanitario centrado en las verdaderas necesidades de la población y que garantice los principios generales que han dado base de nuestro Estado de Bienestar: universalidad, gratuidad, accesibilidad, solidaridad y equidad”.
Para diseñar el futuro de un Sistema Sanitario fuerte, sostenible y capaz de dar respuestas a las necesidades asistenciales de los pacientes, el presidente del Consejo General de Enfermería ha asegurado que “resulta imprescindible aprovechar al máximo el potencial asistencial de la profesión enfermera. Nuestra formación está considerada una de las mejores del mundo, somos graduados universitarios, especialistas, investigadores, máster y doctores en enfermería. Y vivimos un presente y un futuro que está marcado por una población cada vez más envejecida, una esperanza de vida en aumento y un incremento exponencial de pacientes crónicos. Tres circunstancias que convierten a la enfermería en la clave para el futuro de nuestra Sanidad. Porque el único camino viable es dejar atrás el actual sistema enfocado de forma casi exclusiva en el CURAR para dar un giro estratégico hacia otro modelo centrado en el CUIDAR que permita así garantizar la asistencia y la calidad de vida de las personas. Y el cuidado es la esencia de nuestra profesión, es nuestro ADN. Asimismo, ante esta tesitura sanitaria, resulta también primordial adaptar el número de enfermeros y enfermeras a las necesidades reales de los pacientes”.
SURREALISMO PURO…
Que ya bien avanzado el siglo XXI el colectivo enfermero solicite a la Ministra de Sanidad que cuente con ellos a la hora de planificar la estrategia sanitaria, parece algo irreal y fuera de toda lógica y sentido común.
Me pregunto que pasa en nuestra sanidad para que el principal colectivo sanitario, y me refiero no sólo a su número de integrantes, sino a la importancia de su aportación para que nuestro sistema de salud «mediofuncione», tenga que hacerse rogar a nadie. Como bien señala nuestro Presidente del Consejo, somos los sanitarios mejor valorados por los pacientes, y ello debería darnos fuerza para dignificar nuestra profesión enfermera y para exigir, que no rogar o pedir, ocupar los puestos principales en la gestión de las políticas sanitarias. Impulso para sacar a la luz, lo que día a día, aportamos para mantener «a flote», un sistema sanitario que algún otro colectivo se empeña en torpedear y hundir, con tal de mantener sus medievales privilegios y sus trasnochadas, y continuas, ocurrencias.
Hace algún tiempo me planteaba en un trabajo presentado en un Congreso de Historia de la Enfermería, la dificultad que tendrán las generaciones futuras para interpretar la actual involución profesional del colectivo enfermero: falta de protagonismo en diversas áreas asistenciales; no liderazgo de políticas sanitarias, no desarrollo y aplicación de las Especialidades de Enfermería; servilismo a la profesión galénica auspiciado por las (supuestas) Direcciones de Enfermería…
En fin, estimo que dentro de cuatro o cinco generaciones, cuando intenten escribir la historia de la Enfermería de hoy, serán incapaces de encuadrar y dar sentido al momento actual de la profesión. Observarán una total discordancia entre el ejercicio de las enfermeras y enfermeros, y las normas vigentes, como la Ley General de Sanidad (1986), la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias (Ley 44/2003); el Real Decreto sobre Especialidades de Enfermería (RD 450/2005); o el Real Decreto por el que se aprueba el conjunto mínimo de datos de los informes clínicos en el Sistema Nacional de Salud (RD 1093/2010)…o la propia Constitución Española, que garantiza la dignidad de las personas (también de los pacientes y de los profesionales no médicos).
En fin, siento lástima por quienes pretendan investigar en el futuro la historia de la Enfermería actual y el cúmulo de incongruencias y situaciones, puramente surrealistas, que entiendo, estamos viviendo.