REDACCIÓN.- La inmunización es una de las inversiones más rentables en materia de salud y puede aportarse con efectividad incluso a las poblaciones de peor acceso. La actual cobertura mundial es inadecuada, pues muchas regiones remotas y de bajos ingresos siguen sin disponer de ella, siendo el progreso hacia un acceso equitativo preocupantemente lento. En los países de ingresos más altos, en los que las vacunas están ampliamente disponibles, su utilización puede verse obstaculizada por la falta de información, la información errónea, el miedo y la desconfianza, lo que afecta peligrosamente a la eficacia de los programas de inmunización y representa una amenaza para la salud mundial.
Las enfermeras desempeñan un papel crucial en el apoyo a la inmunización: administran las vacunas; trabajan con los consumidores, familias y comunidades para mejorar los conocimientos sanitarios sobre inmunización; rectifican la información falsa; y abogan por incrementar el acceso a las vacunas de los grupos en riesgo. Las enfermeras que trabajan en el diseño y la prestación de servicios sanitarios garantizan el éxito de los programas de vacunación integrandola con otros servicios de salud, tales como la atención postnatal para madres y bebés, y refuerzan los sistemas de salud a fin de que las vacunas sigan siendo administradas incluso en tiempos de crisis. Apoyar y fortalecer el papel de las enfermeras en el despliegue de programas de inmunización apunta igualmente en la dirección de combatir la resistencia a los antimicrobianos a través del monitoreo de las prescripciones y de la reducción del uso superfluo de antibióticos en las enfermedades prevenibles.
En un artículo publicado recientemente en la Revista Internacional de Estudios de Enfermería, Frances Hughes, directora general del CIE, y Judith Shamian, presidenta del CIE, entre otros, afirmaban que: «Los gobiernos y los órganos de decisión deben entender que incluir a las enfermeras en sus deliberaciones no es sólo algo agradable de hacer sino que debe hacerse, dado el conocimiento y la práctica que la enfermería aporta en este tema candente».
Las enfermeras poseen igualmente el potencial de ejercer presión sobre sus gobiernos y de realizar campañas que lleven a políticas de salud que faciliten la disponibilidad y el uso de las vacunas a nivel de los estados, garantizando mundialmente prácticas más potentes a través de los sistemas de salud.
Sin embargo, un alto porcentaje de enfermeras, a nivel internacional, reportan falta de autonomía en lo relativo a la posibilidad de administrar vacunas a las poblaciones-objetivo, quedando en demasiados casos restringida la tarea a los médicos, lo cual disminuye considerablemente el alcance de las enfermeras en sus comunidades.