GEMA ROMERO.- Para esta temporada 2021-2022, los objetivos del Ministerio de Sanidad son alcanzar o superar las coberturas de vacunación de la gripe del 75% en mayores de 65 años, y en el personal sanitario y sociosanitario, así como superar el 60% en embarazadas y en personas con condiciones de riesgo. Y ahí, las enfermeras son claves para garantizar el éxito de esta campaña.
Por ello, el Consejo General de Enfermería a través de su Instituto Superior de Formación Sanitaria, ISFOS, con la colaboración de Seqirus, han organizado un webinar en el que bajo el título “Actualización de vacunación antigripal en tiempos de COVID-19” han compartido con los profesionales la última evidencia científica disponible sobre el virus de la gripe de este año, así como la repercusión de la vacuna frente a esta patología en la pandemia que estamos viviendo con el COVID-19. Además, han puesto en común cómo realizar una prevención activa y los mejores argumentos para lograr que los indecisos se vacunen.
Como ha señalado Pilar Fernández, vicepresidenta del Consejo General de Enfermería, en la inauguración del webinar, sobre las enfermeras “recae poner en práctica estrategias que permitan la captación y la medición de las coberturas en los distintos grupos de riesgo. Debemos aprovechar cualquier contacto para establecer la recomendación de vacunación, pues no olvidemos que estamos presentes en muchos ámbitos diferentes: en los centros sanitarios, en los sociosanitarios, pero también en los lugares de trabajo, en los colegios y en algunas instituciones como los ayuntamientos, reforzando así la accesibilidad de la población a las vacunas”. Además, -añade- “debemos predicar con el ejemplo, vacunándonos nosotras también, por responsabilidad ética hacia las personas que atendemos, también por nuestras familias y amigos y por nosotras mismas, pues para cuidar a los demás primero debemos cuidarnos nosotras”, ha subrayado.
Gripe y COVID-19
El que convivan dos enfermedades con una sintomatología parecida no es fácil. En la temporada anterior, el confinamiento, la mascarilla obligatoria en todos los ámbitos y el distanciamiento social lograron que la gripe prácticamente fuera inexistente.
Como ha explicado José Antonio Forcada, presidente de la Asociación Nacional Enfermería y Vacunas (Anenvac), “el último año no hemos tenido prácticamente circulación de virus gripales, lo cual nos puede perjudicar de cara a que la gente piense que no va a ser una temporada grave, como otras veces, sino que sea más parecida a la anterior y no quiera vacunarse. Hay que insistir, sobre todo a la población mayor y de riesgo, de que este año, probablemente, la circulación sea mayor, también de que el recuerdo inmunitario es posible que se haya perdido y de que el riesgo de que la gripe pueda tener mayor gravedad está ahí”.
En el último año con epidemia de gripe, el 2019, “619.000 personas acudieron a Atención Primera por consultas relacionadas por esta patología, 27.000 de ellas tuvieron que ser hospitalizadas, hubo 1.800 ingresos en UCI y 3.900 muertos. Esas cifras están ahí, no hablamos de una patología banal como piensa mucha gente, sobre todo en colectivos vulnerables. Estos datos, independientemente del COVID, suponen una tensión para el sistema sanitario, con saturación de los hospitales y de los centros de salud. Si a eso le añadimos la actual pandemia, cuya sexta ola ya estamos iniciando, puede volver a colapsar la atención sanitaria en nuestro país”, ha advertido Emilio Velasco, subdirector de gestión de cuidados y enfermería del área IV de Oviedo (Asturias).
De ahí que prevenir la gripe con la vacunación se vuelva de vital importancia. Además, cada vez hay más evidencias de que la vacuna de la gripe previene también el COVID-19, reduciendo su gravedad y mortalidad. Así, José María Eiros, jefe de Microbiología del Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid, ha destacado que “en una situación como la actual, cuando estamos en una pandemia mundial, es importante saber que el prevenir la gripe minimiza los riesgos en las personas que, ya de por sí, pueden tenerlos. Si siempre hemos sido proactivos recomendando la vacunación antigripal, en la situación actual, debemos serlo si cabe con más énfasis”.
Además, recuerda que “siendo la gripe una enfermedad infecciosa conocida, con este perfil de afectación y que nos visita de forma constante, tenemos herramientas diagnósticas para diferenciarla del SARS-CoV-2”. Por ello, a su juicio, “el implementar las estrategias de diagnóstico y que un profesional de enfermería pueda aconsejar en este ámbito es muy relevante”, ha señalado el también catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid.
Convencer más que obligar
En este contexto se vuelve crucial el papel de las enfermeras, especialmente las de Atención Primaria, que son quienes deben “identificar a las personas que tienen un mayor riesgo, citarlas y convencerlas para que se administren la vacuna como parte importante de un estilo de vida saludable, al igual que lo es llevar una dieta sana, hacer ejercicio, dormir suficientes horas o evitar hábitos tóxicos”, ha destacado Forcada.
Así, para Velasco los ciudadanos “deben vacunarse porque no es una patología banal, sobre todo para gente vulnerable, a partir de una determinada edad, con patologías crónicas; también deben vacunarse por solidaridad quienes están en contacto con ellos, para proteger a esas personas de nuestro entorno; y, finalmente, para evitar la saturación de nuestro sistema sanitario”, ha señalado.
Con respecto a una posible obligatoriedad de la vacunación, los expertos reunidos en este webinar han señalado que, hoy por hoy, nuestra legislación no lo permite. Además, coinciden en que la persuasión siempre es más efectiva que la coacción, especialmente en un país como el nuestro donde no hay un problema serio de negacionismo. Como señalaba Eiros, “el ejemplo es lo que más mueve en la vida, si el profesional se vacuna probablemente los pacientes que acuden a él también lo harán”, ha concluido.