MARINA VIEIRA.- La sede de Enfermeras Para el Mundo ha dado cita a 24 enfermeras de 15 provincias de España con un fin: aprender todo lo imprescindible antes de empezar la experiencia que previsiblemente cambiará su forma de entender la profesión. Ha tenido lugar en el contexto de la formación previa al programa de Voluntariado Internacional (VOLIN) de Enfermeras Para el Mundo (EPM). Durante tres días, las enfermeras seleccionadas han conocido de la mano del personal de EPM y de algunos de los socios locales de los países donde colaborarán, qué es el voluntariado, en qué va a consistir su programa concreto y detalles específicos sobre su país de destino. “Estos días de formación nos han ayudado mucho para que el choque no sea tan brusco e ir con las ideas claras sobre lo que vamos a vivir”, concreta Edurne Amatriain, enfermera voluntaria en Ecuador. Por su parte, Gema Monteagudo, coordinadora del programa VOLIN de EPM explica que esta formación previa es imprescindible en cualquier programa de voluntariado para “tener un conocimiento del sitio al que vas y conocer ciertas cosas antes de llegar a terreno sin conocer absolutamente nada y que el choque cultural sea mucho más fuerte”.
Contexto
Cada enfermera ha conocido las primeras pinceladas sobre el proyecto en el que colaborará, así lo cuenta Eva María Ruiz, quien ha sido seleccionada para participar en uno de los programas de EPM en Perú. “Ahora mismo, en la aldea a la que vamos, cocinan con fuego al aire, tragan muchas toxinas y respiran un humo poco saludable. Van a construir cocinas cerradas con salida de humos. Enmarcado en este proyecto, nosotras vamos a hacer talleres de educación nutricional, pirámide de alimentos y nutrición balanceada. También todo lo que podamos hacer de género y salud sexual reproductiva”, afirma la enfermera murciana. Para todas, la experiencia, constituye un reto profesional y personal “el gran reto va a ser tratar de mejorar la salud de la población, con los medios que ellos nos ofrecen. Esto nos va a obligar a cambiar el chip”, aventura Guadalupe Redondo, enfermera voluntaria en Guatemala.

El equipo completo de Enfermeras Para el Mundo, encargado de la formación de las voluntarias
Un año esperando
Año a año, el programa va recibiendo más solicitudes y muchas de las voluntarias esperan impacientes a que salga la convocatoria. La gran mayoría contactan por internet y lo han conocido por redes sociales. “Conocí el programa por internet. El año pasado estaba fuera de plazo y este año lo busqué varias veces hasta que vi que ya podía enviar mi solicitud. El proceso ha sido más rápido de lo que me esperaba, presenté mi candidatura y a la semana ya me contactaron para pedirme unos documentos que me faltaban, conseguí subirlos al poco tiempo me contestaron diciéndome que estaba dentro del proceso. Las compañeras de la ONG están muy encima así que todo ha ido muy bien”, explica Eva María Ruiz. También, hay donantes de la ONG que finalmente han acabado siendo voluntarias, es el caso de Guadalupe Redondo, enfermera veterana que colabora con EPM desde hace años y esta edición ha decidido participar en el programa de voluntariado. “Yo era donante, hacía aportaciones periódicas y decidí ser parte de esta convocatoria. Me apunté porque siempre he tenido la inquietud de ir a otros países para ayudar en su desarrollo”, explica.

En el curso intensivo de tres días aprenden y resuelven dudas sobre sus destinos
Tres destinos
En los próximos meses, Ecuador, Perú y Guatemala acogerán los nervios, emoción y ganas de trabajar de las voluntarias. La formación les ha servido para darse cuenta de que ya queda muy poco y que la aventura acaba de comenzar. “Ahora, con todo lo que me han dicho, me voy mucho más motivada. Con todo lo que he aprendido tengo ganas de investigar más e irme cuanto antes”, declara Eva María Díaz Ruiz, enfermera voluntaria en Perú.
Veinte años
Esta edición es especial para la organización ya que se cumplen veinte años desde que la primera hornada de voluntarias se fue a sus países de destino. Estas dos décadas de trabajo en la mochila han servido para reflexionar y llegar a la conclusión de que ha sido una experiencia más que positiva. “Han sido veinte años en los que han pasado más de 400 personas por aquí viajando a terreno y haciendo las formaciones, hemos trabajado con muchos socios locales y en todos los sitios cada voluntario y cada voluntaria ha ido dejando un poco de sí mismo”, concluye Gema Monteagudo, coordinadora del programa VOLIN de Enfermeras Para el Mundo.
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