ALICIA ALMENDROS.– Irene Ferb reconoce que vive en modo escritor todo el rato, “apunto todo lo que se viene a mi cabeza”. Tanto es así que ya ha escrito varios libros, el último acaba de publicarlo: Las mariposas no se cuentan por WhatsApp. “Los empecé a escribir el verano pasado, pensando en que quería escribir algo muy fresco, ágil y adictivo. Al final ha resultado ser revelador, porque en esta época lo que apetece, por lo menos a mí, son novelas sencillas, sin dramas, de esas que lees con una sonrisa. Es la idea de Las mariposas no se cuentan por WhatsApp, que la leas tranquilo, sonriendo”, explica Irene.
La publicación trata de una mujer que no está realmente feliz, ni con su pareja ni con su trabajo en una editorial y tras conocer a alguien muy atractivo y con éxito empieza a ser consciente de su infelicidad y de su cobardía. “Está repleta de diálogos rápidos y reales, de escenas divertidas, de amistad, de amor y de desamor. Por supuesto, en mi línea, hay giros que no te esperas y siempre lo aliño todo con intrigas que, aunque en este caso no son policíacas, las hay. Algunos personajes te sorprenden para bien o para mal. Nos os cuento más, tendréis que leerla”, resalta Irene.
En esta ocasión, a diferencia de su último libro, la protagonista no es una enfermera, pero resalta que con “el confinamiento ha escrito un relato que tiene como protagonista un enfermero de UCI en plena pandemia. Se titula En Suspensión (tu yyo) y forma parte de una serie de relatos que ha publicado mi editorial, Todo Saldrá bien”, comenta. Este relato lo escribió en las primeras semanas de la llega del COVID, “y me despejó muchísimo volcarme en él y recordar mi Madrid, el de mi adolescencia…”.
A diferencia de los otros libros, este lo ha autopublicado, lo ha presentado al premio Amazon este año y se puede adquirir a través de esa plataforma tanto en papel como en digital.
Desconectar
Esta enfermera espera que su libro ayude a desconectar estos días en los que el coronavirus ha trastocado un poco la vida de todos, “nos llegan tantas malas noticias desde el confinamiento, que intentar aliviar nuestras mentes con otras vidas, viajar a otros contextos, sentir nuevas emociones, y dejar volar a la imaginación para que se olvide de esta pandemia, creo que es curativo”, expone. A ella, que ha trabajado duramente con los pacientes en la UCI del Hospital Universitario de Getafe (Madrid), le ha dado un impulso. “Jamás escribir me había servido tanto. “Al principio, cuando empezaron a ingresar pacientes de COVID y no sabíamos ni cómo ponernos el EPI llegaba a casa y me entregaba a la escritura para intentar volver a ser yo, porque en la UCI todo era tan confuso que necesitaba ubicarme. Hemos pasado mucho miedo, la verdad es esa. Miedo a contagiarnos y a contagiar. Todavía es una enfermedad desconocida, pero hace dos meses era una absoluta extraña y cada vez que ingresaban a alguien en nuestra UCI todos preguntábamos por la edad, se nos había dicho que solo afectaba a mayores y empezábamos a ver que no. En las letras, tanto escribir, como en leer he encontrado mi terapia”, afirma.