REDACCIÓN.- Ayer concluía la Semana Mundial del Parto Respetado bajo el lema «Las decisiones de la mujer deben ser respetadas», una celebración que desde el Colegio de Enfermería de Alicante han querido aprovechar con el fin de contribuir a su difusión. Para ello, han contado con la aportación de Pepa Santamaría, matrona adjunta a la Dirección de Enfermería del Departamento de salud de Alcoi; Adelaida Plaza, matrona del equipo de acompañamiento al parto en casa de Namaste Comares, y Soledad Carreguí, matrona y supervisora de Partos del Hospital Universitario de la Plana (Vila-real).
Así, con respecto a qué es el parto respetado, Adelaida Plaza explicaba que «es el nacimiento en el que todos los participantes, madre, padre y profesionales, conocen las ventajas que las evidencias demuestran y en el que la madre participa activamente y se la tiene en cuenta en las decisiones que se pudieran producir durante el proceso».
A esto, añadía Pepa Santamaría que «en un parto respetado la mujer se siente segura, siente que tiene el control de su propio parto y que está con gente a quien importa. Participa en las decisiones que se toman durante el proceso y se corresponsabiliza de los resultados. Ella y su criatura son las verdaderas protagonistas, con el apoyo de su pareja o acompañante y de los profesionales que les atienden».
Además, apuntaba Soledad Carreguí, en un parto respetado «el profesional que le atiende le ofrece recursos para optimizar la fisiología, atiende todas las necesidades expresadas por la misma, la informa continuamente y permite que la mujer tome las decisiones sobre su proceso, a la vez que le ofrece todos sus conocimientos y experiencia con el fin de que tenga un proceso de parto tanto seguro como satisfactorio».
Parto y pandemia
Asimismo, se han referido a cómo la pandemia ha alterado el proceso del parto. En este sentido, señalaba Adelaida Plaza cómo «las mujeres han sido capaces de adaptarse a esta circunstancia mucho mejor de lo que podríamos haber pensado. He visto la fuerza de protección a sus hijos, más grande que nunca. A pesar de las mascarillas y de esas miradas incompletas, las madres y los profesionales hemos sabido ‘estar’, y hemos podido paliar las inevitables limitaciones. Ha sido un ejemplo mayúsculo sobre todo de las madres, de los padres…».
Para Pepa Santamaría, «lo más duro se vivió en los primeros días de abril de 2020, cuando la Conselleria de Sanitat Universal i Salut Pública recomendó que las mujeres parieran sin el acompañante que ellas habían elegido para el parto. El padre o pareja tenía que presenciar el nacimiento de su hijo o hija por videollamada y la madre permanecía en el paritorio con la única compañía de los profesionales que la atendían. Las madres estaban asustadas e indignadas, manifestaban inseguridad, temor, tristeza, rabia… Y las matronas nos erigimos en garantes y protectoras de las necesidades de las mujeres, teníamos claro que la recomendación no protegía a nadie, y así lo manifestamos».
En este contexto, subrayaba Soledad Carreguí, «las mujeres han vivido sus embarazos con miedo, incertidumbre, el ambiente hospitalario generaba desconfianza ya que suponía un riesgo de contagio en momentos donde el hospital estaba lleno de ingresos por Covid. Esta situación también generó estrés en el sistema y contribuyó a que se modificaran ciertas actitudes y prácticas en los profesionales. Consecuentemente, en ocasiones se han vulnerado derechos básicos como el acompañamiento, las consultas presenciales, la separación de madres y sus criaturas, falta de apoyo en la lactancia materna y una elevada medicalización, que no siempre estaba justificada, atendiendo únicamente a criterios obstétricos y neonatales».
Potenciar el parto respetado
Para estas matronas, la implantación del parto respetado requeriría, subraya Adelaida Plaza, de «políticas que promuevan estructuras que faciliten una forma de trabajar los procesos de embarazo, parto y crianza adecuados; no siempre lo son. Hace falta una formación continua, real y adecuada para todos los profesionales que participan. Hace falta llevar a los medios de comunicación y a la opinión pública los derechos de las madres, de los niños. Hay que hacer entender que la forma de nacer cuenta y cuenta mucho para el devenir de la salud, de la vida y hasta del futuro de las sociedades. Hay que llevar a las escuelas conocimientos sobre el nacimiento desde una visión más humana. Creo que solo así, con la participación de todos, podremos crear una conciencia crítica que permita que no sea necesario que haya días mundiales del parto respetado porque los embarazos, los partos, los nacimientos, las crianzas, siempre serán respetados».