Las mujeres jóvenes y con bajo nivel educativo componen el perfil de las personas que más fuman, y es que a lo largo de las décadas han alcanzado la proporción de hombres fumadores e incluso la han superado, según las conclusiones de un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Alcalá, el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), la Universidad Johns Hopkins (EEUU) y el Instituto Catalán de Oncología (ICO).
Según los autores, estos resultados concuerdan con dos aspectos de la publicidad que las compañías tabacaleras, hasta la ley XX/2006, hacían de sus productos especialmente dirigidos a las mujeres, como los cigarrillos ‘light’ o ‘slim’, y hacia personas de bajo nivel adquisitivo, con promociones de productos de menor precio. El estudio, que acaba de publicarse en la revista ‘Tobacco Control‘, constata este enorme aumento en igualdad de género producido en España, especialmente entre 1975 y 1990.
Durante gran parte del siglo XX el tabaquismo era un hábito asociado a una imagen de masculinidad. Debido a los roles sociales que la sociedad asignaba a las mujeres, el tabaquismo se restringía a los hombres. «Con el avance de la igualdad de género en España en el último siglo, más mujeres se iniciaron en el habito tabáquico, en algunos casos precisamente como símbolo de su liberación», destacan los investigadores.
Para los investigadores, este trabajo sobre tabaquismo y su relación con el género, la clase social y la edad es «de especial importancia para España y para países que se encuentran en etapas tempranas de la epidemia de tabaquismo». En estos países, donde en estos momentos la prevalencia de tabaquismo en las mujeres está en aumento, «es importante implementar políticas de control que tengan en cuenta una perspectiva de género, prohibiendo por ejemplo la publicidad dirigida especialmente a mujeres».
Además, prosiguen, en un futuro estos países probablemente experimenten un cambio en la carga de tabaquismo hacia mujeres de bajo nivel educativo, lo que «hace necesario adoptar la perspectiva interseccional en las políticas de control del tabaquismo». Éstas, así como la deshabituación tabáquica, «deben estar dirigidas y adaptadas a los sectores de población que están sufriendo la epidemia de tabaquismo en mayor medida, que además son objeto de las estrategias publicitarias de la industria tabacalera», concluyen.