EUROPA PRESS.- Las mujeres que, tanto antes como después de la menopausia, mantuvieron una actividad física y sexual, reflejaron una mayor calidad de vida y de resiliencia durante el confinamiento por la pandemia, mientras que aquellas que tomaron antidepresivos manifestaron una menor calidad de vida, según un estudio en el que han participado ginecólogos del Hospital Clínico San Carlos.
Los autores de esta investigación, que ha sido publicada en Maturitas, la revista científica de la Sociedad Europea de Menopausia y Andropausia, llegaron a esta conclusión tras el estudio del cuestionario anónimo en el que participaron 2430 mujeres en la peri y postmenopausia, con edades comprendidas entre los 40 y los 70 años, entre el 30 de abril y el 13 de mayo de 2020.
A estas mujeres se les solicitó rellenar la escala Cervantes-SF, realizada en España y validada por un equipo de expertos de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia, coordinados por el ginecólogo del Hospital Clínico San Carlos, Pluvio Coronado, y que mide el impacto de los síntomas menopáusicos en la calidad de vida de la mujer. A su vez se pasó la escala Wagnild and Young para medir su nivel de resiliencia, es decir, la capacidad del individuo para superar las situaciones adversas, como es la pandemia por Covid-19.
Importancia de la actividad física
Así, las conclusiones de este estudio indican que los niveles de calidad de vida autopercibida fueron superiores durante el confinamiento por Covid-19 en aquellas mujeres que tuvieron actividad física y, en menor medida, las que también fueron sexualmente activas. Por el contrario, el uso de antidepresivos se encontró relacionado con niveles más bajos de calidad de vida autopercibida y resiliencia.
Por otro lado, las mujeres que vivieron la pandemia acompañadas presentaron una mayor calidad de vida que las que vivían solas. Además, otra conclusión del estudio es que el estar en la peri o postmenopausia o padecer la Covid-19 no alteró los niveles de calidad de vida o resilencia según los análisis efectuados.
«Esto sugiere que la calidad de vida y la resilencia de la mujer en el climaterio se alteran por motivos más asociados al estado anímico y a la forma de vida que al estado hormonal y la presencia de la enfermedad por SAR-Cov2», afirma el doctor Coronado. «Si bien hay que tener en cuenta que las mujeres con Covid-19 o sospecha de tenerlo no llegaron al 7 por ciento y que todas ellas presentaban síntomas leves sin necesidad de hospitalización», puntualiza el especialista.
El objeto del estudio era evaluar la relación entre Covid-19, el confinamiento y la percepción de la calidad de vida relacionada con la salud y nivel de resiliencia de las mujeres en el climaterio. Entre las mujeres participantes en el estudio el 89 por ciento tenía entre 45 y 64 años, el 85 por ciento eran postmenopausicas, el 59 por ciento manifestó tener estudios superiores y el 79 por ciento vivía acompañada.
Asimismo, en este trabajo se han medido parámetros como estar al cuidado de menores o mayores, vivir sola o acompañada, estado depresivo, estado laboral, su actividad física y su actividad sexual (por ejemplo, para ser considerada físicamente activa la mujer debe caminar a buen ritmo 90 minutos a la semana, o correr o subir en bicicleta al menos 60 minutos a la semana, o hacer ejercicios de pilates durante 120 minutos a la semana).
Consecuencias aislamiento prolongado
El aislamiento ha sido relacionado frecuentemente con factores como la depresión o la ansiedad, reduciendo el nivel de resiliencia y bajando la autoestima de quien lo padece. Además, multitud de factores asociados a un período de cuarentena como el miedo a contagiarse, frustración o la desinformación tienen un impacto tanto físico como psicológico en la salud de las mujeres, particularmente en transición a la menopausia, y los efectos negativos de la cuarentena, asociados con la duración del aislamiento, entre otros factores, sugieren que pueden tener consecuencias a largo plazo.
Las mujeres peri y post menopaúsicas, además, pueden cambiar sus hábitos de vida como consecuencia de la cuarentena como sus relaciones personales, sus hábitos nutricionales, la práctica de ejercicio o las relaciones sexuales que pueden agravar sus síntomas menopáusicos repercutiendo en una peor calidad de vida.