ALICIA ALMENDROS.- La OMS declaró en 1996 a la violencia de género como problema de salud pública, sin embargo 23 años después muchos profesionales de la salud no saben cómo abordarla. Ahora, Rosa Casado y M.ª Ángeles García-Carpintero han coordinado el libro Género y Salud, una publicación que ayuda a comprender las desigualdades y la violencia basadas en el género y sus repercusiones en la salud. “Tras una larga trayectoria profesional, varias enfermeras del Departamento de Enfermería de la Universidad de Sevilla decidimos poner en marcha asignaturas optativas o de libre configuración con materias de Género, Salud y Violencia de Género en la Diplomatura de Enfermería. En 2008 con el cambio de planes de estudios y la llegada del Grado de Enfermería, se implanta la asignatura troncal con seis créditos `Género y salud’ en primer curso del Grado”, explica Rosa Casado. Fruto de ese trabajo y experiencia de más de 10 años, estas profesionales han publicado dos libros, el último Género y Salud. Apuntes para comprender las desigualdades y la violencia basadas en género y sus repercusiones en la salud. “En esta ocasión hemos puesto por escrito, de forma sistematizada, rigurosa, pedagógica e interdisciplinar la teoría. Consideramos que puede ser un material interesante para profesionales de Ciencias de la salud y áreas relacionadas, para comprender las repercusiones de las desigualdades de género en la salud y con ellos enriquecer la atención prestada”, prosigue Casado. Además, no se han olvidado la propuesta práctica, por eso la mayoría de capítulos finalizan con ejercicios.
Intercambio
Durante estos años, estas dos enfermeras se ido encontrando con muchos profesionales con quienes han compartido e intercambiado conocimientos, reflexiones y experiencias. “Creemos que habría que ir a la raíz de nuestra sociedad patriarcal y deconstruir todos los valores culturales que mantienen las desigualdades. Si embargo, esto es un largo proceso que nos obliga a hacer cambios no solo en lo cultural y en los social, sino también en lo personal y en lo relacional”, argumenta Mª. Ángeles García-Carpintero. “Tendríamos, así que replantearnos temas tan importantes como la masculinidad, la feminidad, la vivencia del cuerpo y la sexualidad, las maternidades y paternidades, la patogenicidad del amor romántico… Todos estos temas se tratan en el libro y todos repercuten en nuestra salud”, añade García-Carpintero.
Prevención
Para ello la educación es clave, sobre todo en edades tempranas. “Nosotras reivindicamos el papel esencial de la enfermera escolar en los colegios y los programas de educación y sensibilización en la etapa de la adolescencia, donde se demanda fundamentalmente educación afectivo sexual y trabajar en los mitos relacionados con el amor romántico”, señalan las coordinadoras de esta publicación.
Cada vez se conocen más casos de violencia machista, en cambio su detección no siempre es fácil. Tanto es así “que la OMS nos acusa de que diagnosticamos poco y tarde, ya que una mujer cuando es asesinada por su pareja o expareja ha transcurrido una media de cinco años en las que ha tenido diversos contactos con el sistema de salud, en las consultas de Atención Primaria, de Urgencias, de Pediatría o de Ginecología. Es decir, ha pasado por nuestras manos y no hemos sabido detectar el problema o hemos mirado hacia otra parte. Hay una creencia falsa y es un mito que la mujer no quiere hablar, sí que quiere contar su historia si se le pregunta con la sensibilidad, el conocimiento y las condiciones adecuadas”, sostiene Casado.
Los profesionales de la salud deben desarrollar competencias como habilidades de comunicación adecuadas e identificar y gestionar nuestras propias emociones. “Es imprescindible detectar nuestras propias barreras, las barreras culturales de los profesionales, hombres y mujeres, que hemos sido educados en una sociedad machista, con lo cual probablemente tengamos naturalizadas las desigualdades y los mandatos de género”, explican estas enfermeras. Por eso, esta publicación es una herramienta que sirve para tomar conciencia y vivenciar estos procesos de construcción cultural del género convirtiéndose en un primer paso par avanzar en igualdad y, a su vez, promover la salud.