ÁNGEL M. GREGORIS.- Quince historias desgarradoras que muestran relatos y vivencias anónimas de hombres y mujeres que han tenido en algún momento de su vida que acompañar, cuidar y dar apoyo a un familiar o amigo. Este es el hilo argumental de Cuídate, un libro de testimonios escrito por el enfermero Josep París y la periodista Gemma Bruna. A través de la voz de los protagonistas, los autores dan visibilidad a un mundo que, con frecuencia, se desarrolla a puerta cerrada, en las habitaciones de muchos hogares, geriátricos y hospitales.
“Juntamos dos ideas, la propuesta del editor de escribir sobre cuidar y lo que teníamos pensado nosotros de hacer un libro de testimonios de personas que hubieran afrontado una situación de pérdida. De una forma u otra, estos cuidadores se enfrentan a la situación de pérdida porque se enfrentan el deterioro de sus familiares y en muchos casos son personas que han modificado su forma de vivir”, afirma Bruna.
Es importante saber que esta no es una sociedad cuidadora y que cuando sobreviene algo así, la mayoría de los afectados no está preparada para ello. En ocasiones como estas y leyendo estas 15 historias se comprueba la vulnerabilidad de la condición humana. “La fragilidad es presentada con naturalidad, sin dramatismo, pero, a través de las historias, el lector se percata de que esta constituye el rasgo más común de todos los protagonistas y que iguala a todos los seres humanos”, destacan los autores. Para París, la transición a una sociedad cuidadora se debe hacer desde las escuelas. “Es necesario educar en valores de cuidar. Es un trabajo a largo plazo también de las administraciones, que deben modificar ciertos aspectos como que los pasos de peatones tengan suficiente tiempo para que los mayores crucen”, cuenta el enfermero, que considera que como profesional de los cuidados, muchas veces se pueden ofrecer herramientas, recursos y consejos para aquellos que tienen que hacer frente a esta situación.
Entre los relatos de Cuídate, se pone de manifiesto que la bondad es discreta, que actúa sin hacer ruido, sin necesidad de tener visibilidad y, además, como el propio nombre indica, resalta la importancia de que estas personas que se entregan en cuerpo y alma por sus familiares, se cuiden. “Tienen que saber que no deben abandonarse porque si lo hacen, es complicado que puedan cuidar satisfactoriamente. Deben tener sus espacios, salir del sitio donde están cuidando, dar un paseo, relacionarse. No tienen que dejar de vivir su vida porque, en algunos casos, si la persona cuidada es mayor, puede que algún día ya no esté y es necesario continuar adelante”, puntualiza la periodista.
Todas y cada una de las historias cuentan y explican una realidad dura y que, de una manera u otra, termina marcando la personalidad de quién se enfrenta a ellas. Tanto Gemma Bruna como Josep París elegirían un poco de cada uno de los capítulos porque en cada uno “acabas descubriendo un valor distinto”. Aun así, para el enfermero, hay uno de los testimonios en el que un señor de 84 años estuvo cuidando a su mujer durante nueve y, a pesar de que todo el mundo le decía que no iba a poder hacerlo, él quiso tenerla en casa. “Es un ejemplo de constancia y de adaptación. Para mí es una de las historias más potentes”, asegura. Por su parte, Bruna elige la última, la historia de un chico que afrontó los últimos años de la enfermedad de su padre y explica que él aprovechó la oportunidad que le quedaba para hablar de lo que no habían hablado en 28 años.