EUROPA PRESS.- Hasta tres de cada cuatro pacientes de cirugía podrían estar recibiendo medicamentos anticoagulación que no necesitan, de acuerdo con un estudio dirigido por investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Utah, en Estados Unidos. La investigación, que se publica en ‘Annals of Surgery’, desafía los estándares de las guías de atención que especifican que todos los pacientes de cirugía general reciban anticoagulantes con el fin de evitar la formación de coágulos sanguíneos en las venas.
En los peores casos, los coágulos pueden romperse y bloquear el flujo sanguíneo que va a los órganos vitales, como los pulmones, causando la muerte súbita. Sin embargo, las nuevas conclusiones sugieren que la medida preventiva de administración de fármacos anticoagulantes puede ser innecesaria para la mayoría de los pacientes e, incluso, podría ser perjudicial para una pequeña parte de ellos.
«Un enfoque único no siempre tiene sentido -afirma el autor principal del estudio, Christopher Pannucci, profesor asistente de Cirugía en Utha–. Una persona sana de 35 años de edad es muy diferente de alguien que tiene 85 años y presenta antecedentes de coágulos, y nuestra investigación indica que podría haber un número sustancial de personas que están siendo tratadas en exceso».
Los investigadores revisaron 14.776 registros de 13 estudios de investigación para determinar qué pacientes quirúrgicos era más probable que se beneficiasen de los anticoagulantes y cuáles era menos probable. Dentro de los estudios, hubo una amplia gama de pacientes quirúrgicos, que van desde individuos con pocos factores a múltiples riesgo de coagulación, como obesidad, edad avanzada y antecedentes personales o familiares de coágulos sanguíneos.
Se separó a los participantes en una de las cinco categorías que indican riesgo global de coágulos, a los cuales se evaluó con una herramienta llamada puntaje de Caprini, que mide el impacto del conjunto de factores de riesgo de cada paciente. La estratificación del riesgo reveló una gran variación de coagulación entre pacientes.
Los pacientes a los que no se les administró anticoagulantes y que se consideraron de mayor riesgo presentaban 14 veces más probabilidades de desarrollar coágulos que los de la categoría de bajo riesgo (10,7 por ciento frente a 0,7 por ciento). Estos hallazgos fueron independientes del tipo de cirugía requerida por los pacientes.
La buena noticia es que los pacientes de alto riesgo, cuando se les administró anticoagulantes, presentaban una disminución significativa del riesgo de desarrollar coágulos. Aunque los resultados tienen sentido, nunca antes se habían mostrado, según Pannucci.
SIN DIFERENCIA SIGNIFICATIVA EN LA COAGULACIÓN
Más sorprendente fue que no se obtuvo el mismo beneficio en el resto de los pacientes, que comprendía el 75 por ciento de la población de la investigación. Los análisis estadísticos mostraron que los medicamentos anticoagulantes no marcaron una diferencia significativa en las tasas de coagulación de los pacientes de riesgo medio o bajo.
«Por primera vez tenemos datos de que la profilaxis para los grupos de mayor riesgo es beneficiosa y los datos que sugieren que los pacientes de menor riesgo no necesitarán profilaxis», resume el coautor Peter Henke, profesor de Cirugía en el Sistema de Salud de la Universidad de Michigan. Se recopiló información sobre la base de datos observacionales, pero se necesitarán estudios prospectivos para analizar si los anticoagulantes funcionan mejor para algunas poblaciones de pacientes en comparación con otras.
Eliminar el sobre-tratamiento podría reducir costos innecesarios y podría prevenir complicaciones médicas en algunos pacientes, según los autores. Por definición, los anticoagulantes elevan la cantidad de tiempo que tarda la sangre en coagularse, introduciendo un efecto secundario raro pero a veces grave: sangrado excesivo. Un poco menos del 2 por ciento de todos los pacientes sometidos a cirugía sufrieron complicaciones hemorrágicas y estos eventos adversos aumentaron significativamente en el grupo que recibió fármacos anticoagulación.
«¿Por qué dar a alguien un fármaco si no ofrece beneficios y puede aportarle daño?», se plantea el autor principal Benjamin Brooke, profesor asistente de Cirugía. «Gran parte del cuidado de la salud es rutinario y está estandarizado, pero estudios como éste nos están obligando a movernos hacia lo que es mejor para cada individuo», concluye.