ÁNGEL M. GREGORIS.- Meryl Streep es la Actriz. Con mayúsculas. Película que toca, película que convierte en oro. La mujer más nominada de la historia de los Óscar, con 21 nominaciones y de las más laureadas en el panorama cinematográfico. Y ahora, un año más, lo ha vuelto a hacer. La estadounidense se ha metido en la piel de Katharine Graham, primera mujer editora del Washington Post, en la última película de Steven Spielberg, Los archivos del Pentágono, y no sólo ha salido airosa de la interpretación, sino que consigue transportarnos a esa época y al momento que el director ha querido plasmar en esta emocionante historia periodística de 1971. Ella, junto a Tom Hanks (Ben Bradlee) hacen un tándem perfecto durante todo el filme. Casi dos horas de metraje en los que se narran los días previos y posteriores a la posible publicación de unos documentos que recogen información clasificada sobre la Guerra de Vietnam, secretos que salpicaban hasta a cuatro presidentes de los Estados Unidos. Una historia real que hizo tambalear el Gobierno de Nixon y que significó un antes y un después en la libertad de prensa del país. Una administración que quiso tapar a toda costa un escándalo y la directiva de un periódico, que tuvo que decidir si trabajar para los lectores o para los gobernantes.
La cinta nos muestra a una Graham inexperta y rodeada de hombres que intentan influir en sus decisiones. A pesar de ser un canto al feminismo en muchos momentos del largometraje, nos enseña una época en la que conseguir liderar siendo mujer era un triunfo nada reconocido y en ocasiones hasta criticado. Muchas fueron las voces que se alzaron para desprestigiar que ella estuviese en ese puesto y muchas también son las escenas en las que Streep deja claro quién manda, ya que, más allá de sus relaciones con la política, lo importante, al fin y al cabo, era el periódico.
Tensión
No va a alzarse con el Óscar a mejor película como ya hizo hace dos años Spotlight, pero una cosa que logra de forma espectacular Los archivos del Pentágono es mantener la tensión. A pesar de conocer la historia y saber cuál va a ser el final, los personajes y las decisiones que van tomando consiguen mantenernos en vilo gran parte de la película. Para los amantes de la prensa y del periodismo, lejos del argumento, el filme nos brinda también la oportunidad de ver de cerca cómo se preparaban y cómo se imprimían las publicaciones por aquel entonces. En definitiva, una historia necesaria liderada por dos de los mejores actores de nuestra época.