GEMA ROMERO.- Cada 16 de octubre se conmemora el Día Europeo de Concienciación del Paro Cardíaco. Fecha instaurada en el año 2012 gracias a la Declaración del Parlamento Europeo para crear una semana europea de concienciación ante la parada cardiaca. Desde 2018 se celebra a nivel mundial gracias al apoyo del ILCOR (International Liaison Committee on Resuscitation), que agrupa a los Consejos de Resucitación Cardiopulmonar de los 5 continentes. Por ello, los colegios de Enfermería de Alicante y Guipúzcoa se han sumado a esta conmemoración.
Así, desde el colegio guipuzcoano han emitido una serie de consejos para la ciudadanía sobre cómo actuar ante una parada cardiaca en tiempos de COVID-19. El objetivo es, además de concienciar a la sociedad de la importancia de conocer las maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP) básica, informar sobre los cambios de las recomendaciones internacionales en tiempos de COVID-19. Estas modificaciones hacen referencia, sobre todo, a la seguridad de la escena, así como a la valoración de la respiración y actuación en las ventilaciones de rescate.
En este sentido, David Martín, enfermero de Emergencias, recuerda cuáles son las pautas que debe seguir un ciudadano/a ante una parada cardiaca, pautas que ha recogido junto a sus compañeras/os de Zarautz en un vídeo.
Valorar si la escena se puede asegurar o es segura, poniéndose y poniéndole el equipo de protección individual adecuado. Si la escena es segura, entrar a valorar a la persona poniéndote y poniéndole una mascarilla quirúrgica, cubriendo adecuadamente la nariz y boca. En la medida de lo posible, intentar actuar los mínimos e imprescindibles reanimadores.
Comprobar si no responde y no respira con normalidad: Para verificar si está inconsciente se agita el pecho de la víctima, manteniendo la distancia de seguridad buscando si responde o no. Si no responde, está inconsciente y será conveniente verificar durante 10 segundos si realmente respira de forma normal o no, colocando una mano sobre el vientre o el pecho y sin abrir la vía aérea. Suponiendo que no respira normalmente, inmediatamente habría que llamar al 112, utilizando manos libres, indicando dónde estamos, quiénes somos y qué ha ocurrido, sin abandonar el lugar.
Verificar si presenta alguna hemorragia: Si observáramos algún sangrado externo activo deberíamos cohibirlo, por ejemplo, con una venda o prenda de ropa, apretando la zona (si es una extremidad) hasta que ceda el sangrado.
Una vez realizada la valoración rápida, continúa David Martín, “inmediatamente deberíamos iniciar las maniobras de RCP en el centro del pecho de manera ininterrumpida, a unas 100-120 compresiones al minuto, comprimiendo con una profundidad de unos 5-6 cm (suponiendo que la víctima sea un adulto) y relevándonos con otro reanimador cada dos minutos (o antes si nos cansamos). No habría que realizar insuflaciones (ventilaciones). Si disponemos de un desfibrilador semiautomático (DESA) cercano, con ayuda de alguna APP (como “PCEH” de Osakidetza) o por mediación del centro coordinador deberíamos utilizarlo”.
Continuar la formación también con la pandemia
Por su parte, el Colegio de Enfermería de Alicante ha incidido en la importancia de la prevención y rápida atención de la parada cardiorrespiratoria, al tiempo que ha expresar su agradecimiento a todos aquellos profesionales y ciudadanos que se han formado en técnicas de RCP y que día a día luchan contra este problema de salud. Una formación que no debe cesar ni interrumpirse a causa de las actuales circunstancias sociales provocadas por la crisis sanitaria”, subrayan en un comunicado.
“En la organización colegial somos plenamente conscientes de la importancia de la formación y fruto de ello fue la creación y puesta en marcha de la Escuela de RCP del Colegio, la cual ofrece formación específica en este ámbito tanto a profesionales sanitarios como a la sociedad en general”.
Según datos del Consejo Español de Resucitación Cardiopulmonar (CERP), “en Europa se producen alrededor de 350.000 muertes súbitas al año fuera del hospital mientras en España la cifra oscila en torno a las 30.000, lo cual representa cerca de 1.000 paros cardiacos diarios. En el 80 % de los casos, estos eventos tienen lugar en el hogar de los pacientes. La supervivencia al año de los pacientes que sufren un paro cardíaco, varía de unos países a otros, siendo la media de apenas el 10%. Actualmente, está demostrado que si se realizan una serie de acciones encadenadas, que pueden ser realizadas por la mayoría de las personas, denominadas cadena de supervivencia, por parte de testigos presenciales, se podría aumentar la supervivencia en 2-3 veces. Sin embargo, estas maniobras solo se realizan en apenas 1 de cada 5 personas que sufren un paro cardíaco fuera del hospital. De ahí la importancia de la educación a la población general”.