GEMA ROMERO.- Los primeros carnets de donante de tejido cerebral se han entregado esta mañana de la mano de la Reina Doña Sofía. El acto, organizado por la Fundación CIEN y la Fundación Reina Sofía es un “reconocimiento a las personas que ceden su cerebro a la investigación científica, gracias a los cuales se puede mejorar la salud de otras personas, pues su papel es clave en la investigación de enfermedades neurológicas, especialmente de aquellas de tipo degenerativo”. Como explicaba Alberto Rábano, responsable del Banco de Tejidos del centro Alzhéimer de la Fundación Reina Sofía “necesitamos muestras de seres humanos, no sólo de pacientes, también de individuos sanos que hacen de controles positivos”.
La entrega de los carnets, que ha corrido a cargo de la Reina Doña Sofía, ha sido simbólica. De tal forma que tanto los actuales donantes como los que quieran serlo a partir de ahora contarán con su propio carnet, ajeno al carnet de donante de órganos. En esta ocasión han querido reconocer a la donante de mayor edad, M.ª del Carmen Alvarez de 88 años; a la más joven, Marta Pérez Campos, al donante con mayor antigüedad, José Ramón González Sánchez, que es donante de cerebro desde hace más de 10 años, así como, a título póstumo, a una de las más de 400 personas fallecidas que han donado sus tejidos, José Luis Ortega García, que perteneció a la Asociación de Familiares de Alzheimer de Soria, cuyo carnet ha sido recogido por su hijo.
Y es que, según los responsables del biobanco, la mayoría de los donantes o bien padecen alguna enfermedad neurodegenerativa, o bien han tenido algún caso en la familia. Esa es situación de Marta Pérez, cuyo abuelo, donante también de cerebro, falleció a causa de una esclerosis lateral primaria. “En casa siempre hemos estado muy concienciados con la donación de órganos, -de hecho sus padres y ella lo son- pero lo que mucha gente desconoce es que también se puede donar el cerebro para la investigación, señala Pérez, “y es muy importante el que gente joven como yo también lo sepa, pues con un simple gesto se puede ayudar a la ciencia”. El procedimiento es muy sencillo, “sólo hay que rellenar unos formularios y firmarlos”.
Eso sí, como explicaba Alberto Rábano, responsable del Banco de Tejidos, se trata de “una donación independiente a la tradicional de órganos para el trasplante. “Siempre hemos querido separar ambos hechos, aunque estamos comprobando que los donantes de órganos están empezando a ser sensibles al hecho de que también pueden donar su cerebro para la investigación”, explicaba.
De hecho, de las más de 400 donaciones que han recibido desde 2007, fecha de inauguración del banco de tejidos, 327 de ellas eran externas, mientras que 90 procedían de pacientes del centro Alzhéimer Fundación Reina Sofía, tanto de los pacientes ingresados como de los que acuden al centro de día.
“Para nosotros -explicaba Rábano- son muy importantes las donaciones de pacientes sanos, son lo que llamamos controles positivos”. Sin embargo, también son vitales para la investigación el contar con el programa de donación interna, del propio centro de alzhéimer, pues “a esta cohorte de pacientes se les hacen evaluaciones semestrales, de tal forma que hemos tenido donantes a los que hemos podido hacer un seguimiento de hasta siete años antes del fallecimiento. Todos esos datos nos permiten una investigación muy amplia”, comentaba el neuropatólogo.
El Banco de Tejidos
Inaugurado en 2007, el Banco de Tejidos ubicado en Vallecas (Madrid), el primero de los 14 que actualmente hay en España, es de los más importantes del mundo. Sólo en 2015 recibió más de 80 donaciones de cerebro, la cifra más alta de su historia. Ellos se encargan de todo el proceso de donación, incluyendo la extracción dentro de su radio de influencia –Madrid y provincias limítrofes-, así como del archivo, diagnóstico y clasificación de las muestras que después pueden ceder a otros investigadores.
Para obtener muestras, los investigadores deben presentar una solicitud al banco que debe pasar una evaluación técnica y de disponibilidad de lo que se solicita, una evaluación científica sobre el proyecto, así como una evaluación ética. Tras el proceso se procede a la toma de muestras o a la transferencia de datos, fruto de lo cual son incontables las investigaciones realizadas o en proceso con material procedente del Banco de Tejidos, ya sea con muestras de tejido, de líquido cefalorraquídeo, o de sangre y tejidos. Todo ello para “producir ciencia e investigación”.