ALICIA ALMENDROS.- Mantener una buena hidratación es todavía una asignatura pendiente en la sociedad. Bajo el título “Hábitos de hidratación en un grupo de estudiantes universitarios”, las enfermeras Elena Rodríguez, Irene García y Carmen Martín han realizado un estudio con el que han querido determinar los hábitos de hidratación de estudiantes universitarios. “Estuvimos mirando investigaciones y observamos que en EE.UU las bebidas azucaradas estaban disminuyendo y nos entró la curiosidad de que estaba pasando en nuestro entorno y decidimos analizar el entorno universitario”, explica Irene García. El trabajo ha sido presentado en el II Congreso Internacional y IV Español de Hidratación que se celebra estos días en Toledo. Un cita que se ha convertido en un hito científico de máxima relevancia mundial y en el que ha participado el Consejo General de Enfermería.
Y es que aunque el agua es un componente esencial de la alimentación en cualquiera de sus formas, existen otros tipos de bebida que también contribuyen a la hidratación de los individuos. “Muchas veces cuando se pregunta, ¿cuánto líquido beben en su día a día?, sólo piensan en agua y consideramos que cualquier tipo de bebida es apta para estar bien hidratado”, afirma Elena Rodríguez.
Participación
En el estudio participaron 102 estudiantes de Enfermería de la Universidad Autónoma de Madrid, la mayoría bien hidratados. “Casi todos consumían entre cuatro y ocho vasos de agua al día, alcohol muy ocasionalmente y refrescos azucarados muy pocos”, subraya García. “Creemos que esto se debe a los conocimientos previos que tienen en nutrición e hidratación”, puntualiza Rodríguez.
La muestra estaba compuesta por un 15,7% de hombres y un 83,3% de mujeres, con una media de edad de 23 años. Todos bebían diariamente, destacando que la mayoría lo hacía varias veces al día, independientemente si tenían o no sed. “Las conclusiones muestran que la mayoría de los estudiantes cumplen las recomendaciones de ingesta, predominando el consumo de agua frente a otros líquidos que también contribuyen a mantener la hidratación pero que son susceptibles de aumentar el contenido energético a la dieta”, añade García.
Aun sabiendo las graves consecuencias que puede acarrear, la deshidratación sigue siendo muy común entre la población, sobre todo entre las personas mayores. El personal de enfermería tiene un papel fundamental a la hora de prevenir este problema, así como el resto del equipo, que con su participación y entusiasmo beneficia a todos los pacientes. “Las recomendaciones dicen que hay que beber, como mínimo, dos litros de líquido diario”, concluye Rodríguez.