RAQUEL GONZÁLEZ ARIAS.- La vulnerabilidad de los pacientes oncológicos, bien por la propia enfermedad bien por el tratamiento oncológico, ha supuesto un motivo de preocupación añadido en la crisis del coronavirus. Por ello, los hospitales han tenido que reinventarse para preservar su seguridad sin descuidar sus tratamientos. Es el caso del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid, donde Mª Dolores Pérez Cárdenas, supervisora del Hospital de Día de Oncología Médica, nos cuenta cómo, a principios de marzo, decidieron reorganizarse y reacondicionar el espacio para reducir al máximo el riesgo de contagio de estos pacientes. “Empezamos a ver determinados casos de pacientes que aparecían como ‘sospecha Covid’ en la consulta médica o en la planta de hospitalización y que, previamente, debido al circuito de hospital de día o en el servicio de urgencias, habían mantenido un ‘contacto estrecho’ con profesionales sanitarios y con otros pacientes”, explica. Es ahí, apunta, cuando se plantean la creación de “espacios libres de covid” mediante la realización de “un triaje previo a todos los circuitos del hospital de día que permitiera preservar el espacio de la sala de administración de quimioterapia”.
Protocolo
En la elaboración del protocolo participaron, junto a ella, el jefe de sección, el jefe de servicio y médicos de distintas unidades. A partir del día 10 de marzo, se pone en marcha un acceso único y específico para todos los pacientes oncológicos que acuden al Hospital de Día y en el que enfermeras y auxiliares les preguntan de manera proactiva si han tenido síntomas como fiebre, tos o mocos o si han estado en contacto con personas que hubieran contraído el virus. Asimismo, en esta zona, se les invita a realizar una adecuada higiene de manos. “Cuando detectamos algún paciente con síntomas o contacto de sospecha se le pone la mascarilla y se acciona el triaje. El protocolo indica la toma de constantes vitales con saturación de O2, realización de analítica urgente con ampliación de PCR en sangre, placa de tórax y tomas de exudado nasofaríngeo mediante técnica de PCR”, detalla.
A continuación, añade, es el oncólogo quien, en función de los datos, decide si el paciente debe ingresar o puede volver a casa. En el primer caso, para evitar la urgencia, “se ha habilitado una zona de ingreso intermedio”. Aquellos pacientes que pueden irse a casa, aún habiendo sospecha, pueden hacerlo y para ello reciben las pautas necesarias de higiene y aislamiento. “Al día siguiente, se les llama por teléfono para darle los resultados de las PCR, valoración de la analítica y de la placa y se le dice si puede continuar con su tratamiento de quimioterapia”, apunta.
Otra de las medidas que han adoptado ha sido la limitación de los acompañantes a un solo familiar en la sala de espera y ninguno a la de tratamiento. “Pensamos que había que minimizar al máximo la posibilidad de contagio”, insiste.
“Todo esto -concluye- nos ha servido para filtrar y conseguir que el espacio del Hospital de Día haya sido lo más limpio posible”.
Mantenimiento
Los resultados de la activación de este protocolo han sido muy satisfactorios, por ello, de momento y a pesar de entrar en las fases de desconfinamiento de la población, no se plantean dar mar atrás. “Queremos que el paciente oncológico visite lo menos posible la urgencia y vamos a seguir con el triaje porque hay que hacer seguimiento de los pacientes, en los que dieron positivo hay que hacer PCR para ver si pueden reiniciar el tratamiento, y porque todavía siguen apareciendo positivos. No nos hemos planteado quitarlo porque son pacientes muy vulnerables”.