GEMA ROMERO.- Los amantes de los perros tienen una razón más para querer a su mascota. Puede proteger a sus hijos tanto del eccema alérgico, como contra el asma. Así lo demuestran dos estudios presentados en la Reunión Científica Anual de la Asociación Estadounidense de Alergia, Asma e Inmunología (ACAAI, en sus siglas en inglés), que se está celebrando en Boston.
El primer estudio muestra que los bebés nacidos en un hogar en el que su madre ha convivido durante al menos una hora al día con un perro reciben protección contra el eccema alérgico, aunque el efecto protector disminuye a los 10 años. «Aunque el eccema se encuentra comúnmente en los bebés, muchas personas no saben que es frecuente su evolución hacia alergias alimentarias, nasales y al asma”, sostiene Gagandeep Cheema, miembro de ACAAI y autor principal del estudio.
«Queríamos saber si había un efecto protector en tener un perro que ralentizara ese progreso». Según sus datos, “la exposición de una madre a los perros antes del nacimiento de un niño se asocia significativamente con un menor riesgo de eccema a los 2 años, pero este efecto protector disminuye a los 10 años», explica Edward M. Zoratti coautor del estudio.
En el segundo estudio, los investigadores examinaron los efectos de dos tipos diferentes de exposiciones a perros en niños con asma en Baltimore. El primer tipo fue el alérgeno que afecta a los niños que son alérgicos a los perros. El segundo tipo eran elementos, como las bacterias, que el animal podría portar. Los investigadores concluyeron que la exposición a los elementos que los perros llevan puede tener un efecto protector contra los síntomas del asma. Sin embargo, la exposición al alérgeno puede provocar más síntomas de asma entre los niños alérgicos.
«Entre los niños con asma que eran alérgicos a los perros, pasar tiempo con este animal podría asociarse con dos efectos diferentes», explica Po-Yang Tsou, autor principal del estudio. «Parece haber un efecto protector sobre el asma en las exposiciones no asociadas a alérgenos, y un efecto nocivo en la exposición al alérgeno”. Los investigadores creen que el contacto de un niño con otros factores como bacterias u otros factores desconocidos, puede proporcionar el efecto protector.