ÁNGEL M. GREGORIS.- Los afectados con cáncer de cabeza y cuello que sufrieron traumas infantiles son más propensos a tener cáncer avanzado, mayor consumo de alcohol y experimentar síntomas de ansiedad y depresión, tal y como destaca el estudio publicado en la revista Cancer, revisada por la Sociedad Estadounidense del Cáncer. Estos pacientes pueden experimentar altos niveles de estrés, ansiedad y depresión durante y después del diagnóstico, una situación que puede afectar a su adherencia al tratamiento, manteniendo así el tabaquismo o alcoholismo. Un equipo dirigido por Daniel Bernabé, de la Universidad Estatal de São Paulo (Brasil) analizó la información de 110 pacientes con cáncer de cabeza y cuello después del diagnóstico, pero antes de comenzar el tratamiento.
Entre los 110 pacientes, 105 (95,5%) habían experimentado al menos un trauma infantil, entre los que destacan negligencia emocional (43,8%), abuso físico infantil (30,5%), abuso emocional infantil (15,2%) y negligencia física infantil (8,6%). Además, sólo dos pacientes (1,9%) apuntaron abuso sexual.
En este sentido, la negligencia emocional estuvo relacionada con la etapa avanzada del cáncer y el mayor consumo de alcohol y aquellos que tuvieron negligencia física tuvieron mayores niveles de ansiedad. Además, aquellos que padecieron una mayor incidencia de eventos traumáticos en la infancia tuvieron casi 12 veces más probabilidad de depresión antes de comenzar el tratamiento.
«Evaluar los eventos traumáticos experimentados en la infancia puede ser de gran valor para comprender los mecanismos neuropsicológicos relacionados con el abuso de alcohol y los síntomas de ansiedad y depresión en pacientes con cáncer. Por lo tanto, deben considerarse los antecedentes de vida del paciente con cáncer, incluyendo sus recuerdos traumáticos y sus sentimientos derivados», afirma Bernabé.