ÁNGEL M. GREGORIS.- Tras 12 años juntas, Lucía considera que el vínculo que se ha creado entre ella y su enfermera, Graciela, ha traspasado la consulta. “Siempre puedo contar con ella, si tengo algún problema, puedo llamar y sé que ese mismo día me resuelve la duda. Es un apoyo constante”, reconoce Lucía, de 16 años, diagnosticada de diabetes. Graciela comenta que eso es lo que ella quiere y asegura que es muy emocionante ver cómo responden los pacientes “porque todo lo que hago, lo hago por ellos y me pongo fácilmente en su lugar”.

Los gestos y las miradas con Lucía dejan en evidencia una enorme complicidad, pero no sólo con ella, sino también con su madre, que recuerda el diagnóstico como “si el mundo se derrumbara”. “De pronto te encuentras con algo que desconoces completamente y no sabes de qué te están hablando. Ahí estuvieron las enfermeras para explicarnos todo y no salimos del hospital hasta que aprendimos a cómo pinchar, cómo debía comer, qué problemas podíamos tener… Sobre todo, nos enseñaron que no había que tratarlos de manera diferente”, puntualiza Mercedes Gil.

#TuEnfermeraDejaHuella