Entrevista a María José García Etxaniz, presidenta del Colegio de Enfermería de Vizcaya
DAVID RUIPÉREZ.- El País Vasco tuvo uno de los primeros brotes importantes de coronavirus en nuestro país. De Vizcaya era la primera enfermera fallecida en España por el COVID-19. Ella estuvo cuidando al primer paciente que dio positivo en Euskadi por SARS-CoV-2. Con M.ª José García Etxaniz, presidenta del Colegio de Enfermería de Vizcaya, repasamos cómo la sido la gestión de la pandemia y las medidas que han adoptado desde la institución colegial para ayudar a las enfermeras vizcaínas en la lucha contra esta pandemia.
El País Vasco fue una de las zonas más afectadas en un principio por la pandemia, ¿cómo se vivieron esos momentos iniciales?
Se vivieron con gran incertidumbre. Se trataba de un agente patógeno nuevo, del que teníamos noticias desde hace ya varias semanas por distintas vías pero que, sin embargo, tal y como se manifestaba desde ciertas fuentes oficiales, parecía que no iba a suponer un grave problema de salud pública, como así ha sido. Esas informaciones erróneas y el retraso en la toma de decisiones han tenido unas consecuencias dramáticas que todos estamos sufriendo.
Posteriormente, cuando el problema emergió en Euskadi y, especialmente, en el brote de Álava, fue algo que conmovió a toda la ciudadanía y a todo el sistema sanitario vasco. Los protocolos cambiaban casi día a día, los equipos de protección y los test diagnósticos escaseaban y la capacidad infectiva del nuevo coronavirus puso al límite a la sanidad vasca y a sus profesionales, lógicamente.
No quiero dejar pasar la oportunidad de agradecer el respaldo que hemos recibido y estamos recibiendo de toda la ciudadanía de Vizcaya desde el primer momento de la crisis, un apoyo que moralmente ha sido y es un gran sostén en nuestro trabajo diario. Es algo que nos llena de energía y motivación.
Y también quiero poner de manifiesto, por lo menos en nuestro territorio, la buena disposición y el compañerismo de todos los enfermeros y enfermeras, que han estado dispuestos desde el principio para cambiar turnos, aumentar sus jornadas y, en definitiva, poner todo de su parte con el fin de contener el embate que ha supuesto esta epidemia. En los centros se ha vivido un sentimiento de equipo y de compañerismo más fuerte que nunca.
El respaldo de la ciudadanía de Vizcaya ha sido un gran sostén para nuestro trabajo diario
¿Ha habido un problema de falta de equipos de protección?, ¿Cómo es posible que no se previera eso cuando sabíamos lo que estaba pasando en China o en la vecina Italia?
Claro que ha habido y hay problemas en el suministro y reposición de equipos de protección, al igual que en la práctica totalidad de regiones del mundo. Como he apuntado antes, el retraso en la toma de decisiones nos ha perjudicado. Pero si, incluso, se hubieran adoptado antes las medidas de compras masivas de material de protección en China, a corto plazo esos contratos se hubieran podido ver amenazados por un contexto mundial de demanda extrema, donde más puede el que más paga.
A la larga, algunas de las conclusiones más evidentes de todo este proceso es que contar con una industria local capaz de disponer de líneas de fabricación de material de protección suficiente para abastecer a todo el Estado durante una pandemia como la actual, así como contar con industria biotecnológica con capacidad para producir test diagnósticos eficaces en calidad y cantidad suficientes para picos de demanda extrema, y la conjunción de medidas de identificación, seguimiento y control de los nuevos brotes son aspectos que han demostrado que salvan vidas de manera masiva en varios países. Asimismo, otra conclusión evidente es que, ante una enfermedad altamente infecciosa por vía aérea, emergente, el cierre de las fronteras exteriores al tráfico de personas se debería plantear como una medida a adoptar desde el primer momento. Los sanitarios hemos estado prácticamente inermes para hacer frente a esta infección.
El retraso en la toma de decisiones nos ha perjudicado
Es esencial que, en los próximos meses, los distintos Estados hagan un “benchmarking” real y honesto de su gestión del coronavirus, comparando decisiones y resultados y adoptando las mejores prácticas, tal y como hacemos en las ciencias de la salud. Está claro que la situación actual ha puesto de manifiesto que en nuestro entorno no estamos preparados para hacer frente a este tipo de amenazas biológicas de la mejor manera posible. No hay que olvidar que este coronavirus, podía haber sido mucho más letal, como lo fue el MERS-CoV. Asimismo, la Organización Mundial de la Salud debe hacer un necesario análisis crítico sobre su gestión en un momento en el que su criterio y orientación han sido más necesarios que nunca.
La desprotección de los profesionales se ha traducido incluso en víctimas mortales entre las enfermeras. La primera enfermera fallecida era de Vizcaya, ¿cómo ha afectado a la enfermería vizcaína?
Desde el punto de vista profesional, si algo ha quedado claro en todo lo concerniente a la pandemia de COVID-19 es que los profesionales de enfermería, junto con el resto de compañeras y compañeros de otras profesiones, han demostrado hasta el límite su compromiso con la salud de los ciudadanos, aun a riesgo de sus propias vidas. Han respondido y están respondiendo con una entrega, con una profesionalidad y con un esfuerzo, que es algo que deberá ser reconocido y agradecido por toda la sociedad, por la administración sanitaria y por las empresas privadas.
Tenemos casos de compañeras que se han infectado y lo han pasado muy mal. Otras, que lo han pasado menos mal pero que han tenido convalecencias realmente largas. Otras muchas que, tras los preceptivos periodos de espera y tras las pruebas diagnósticas necesarias, estaban deseando unirse a sus compañeras en la primera línea de atención a los pacientes. Algunas compañeras han preferido irse de sus propias casas y prescindir de sus familias para evitarles un contagio, dejando de ver a sus hijos, padres, cónyuges, etc. Siempre al lado del paciente, siempre en vanguardia. No sé puede estar más orgullosa de las compañeras y compañeros.
Eso sí, esto no es un cuento de hadas, la situación en muchos servicios ha sido y es muy complicada, por la falta de test diagnósticos, por los problemas de gestión de la información de los pacientes, por la escasez del material de protección y por otras distintas razones, también de índole organizativa y gestora.
Cuando nuestra compañera Encarni falleció fue un mazazo para todas nosotras. Sabíamos que el coronavirus era especialmente problemático para grupos de riesgo y las personas más frágiles, pero que muera una compañera, al igual que ocurre con un familiar, es algo que te conmueve en tu fuero más íntimo. Ella estuvo cuidando al primer paciente que dio positivo en Euskadi por SARS-CoV-2. La gravedad de su proceso clínico y su posterior fallecimiento supuso una nueva toma de conciencia para todas nosotras, para redoblar las precauciones y ser estrictos al máximo en el cumplimiento de los protocolos y en la exigencia del necesario material de protección. Desde aquí quiero hacer llegar el recuerdo y el reconocimiento de la Junta de Gobierno del Colegio de Bizkaia y de todos sus colegiados a sus familiares, allegados y a todas sus compañeras. Fue un suceso muy duro.
Cuando nuestra compañera Encarni falleció fue un mazazo para todas nosotras.
¿Qué iniciativas ha puesto en marcha el Colegio de Enfermería para ayudar a las compañeras en esta dura lucha contra la pandemia?
Lo primero que es preciso señalar es que el Colegio ha continuado trabajando, de manera telemática, desde el primer momento, con una actividad, por cierto, más elevada que antes. De manera inmediata pusimos en marcha al principio de la crisis una bolsa de enfermeros y enfermeras voluntarios que estuvieran en disposición de ser llamados de forma inmediata para el refuerzo de las plantillas en los distintos dispositivos asistenciales. Este listado, lo pasábamos actualizado al Servicio Vasco de Salud-Osakidetza de manera diaria, para que tuviera constancia en todo momento de los recursos a su alcance. Merece la pena aquí destacar la disposición de las compañeras y compañeros recién jubilados, ya que muchos de ellos están apuntados desde el primer momento.
Por otro lado, desde el Colegio estamos en continuo contacto con la consejera de Salud, Nekane Murga, y con la responsable de Enfermería de Osakidetza, Inmaculada Moro, a las que estamos transmitiendo todos los déficits y problemas que los colegiados nos están haciendo llegar y los que, por ejemplo, constatamos los miembros de la Junta de Gobierno del Colegio en nuestro ejercicio profesional, en hospitalaria, primaria, etc.
Asimismo, hemos apoyado la querella del Consejo General de Enfermería contra el Gobierno y contra el Ministerio por la ausencia de los medios de protección necesarios. También hemos denunciado públicamente las irregularidades que se comenten y los déficits existentes, como el reciente escándalo de las mascarillas defectuosas.
Por otro lado, desde nuestra Asesoría Jurídica, la del Colegio de Vizcaya, se está trabajando para que todo el personal que se sienta desprotegido o que no tenga EPI, batas o mascarillas o no se les haya practicado test, puedan poner la denuncia correspondiente contra la entidad responsable.
En otro orden de cosas, hemos puesto a disposición de las colegiadas y colegiados un gabinete de psicología para que todos los enfermeros de Vizcaya puedan contar con un apoyo psicológico, derivado de las circunstancias de la actual crisis. Tiene como objetivo evitar posibles casos de estrés postraumático, así como aliviar y evitar cuadros de ansiedad, síndromes de estar quemado, etcétera.
Desde nuestra entidad también estamos facilitando a la Universidad del País Vasco el que, a través de las plataformas formativas a disposición del Colegio, puedan realizar la formación que les falta a los alumnos de 4.º curso del grado de Enfermería para que puedan incorporarse cuanto antes a los hospitales, con el fin de que no haya problemas de personal y que, para el 1 de junio, como todos los años, puedan terminar la carrera y puedan tener contratos desde ese momento.
Igualmente estamos realizando gestiones, a través del Consejo General y con el Ministerio correspondiente (en este caso, el de Educación), para salvaguardar los derechos de las enfermeras residentes de distintas especialidades a las que esta situación les ha dejado en un impasse administrativo al que hay que proporcionar una pronta y adecuada solución.
Para facilitar la comunicación del Colegio con todos los enfermeros y enfermeras colegiados de Vizcaya e, igualmente, para lograr una mayor difusión y presencia de la profesión en las redes sociales, desde el 1 de abril contamos con sendos perfiles en Facebook y Twitter para que a través de ellos, también los profesionales y la sociedad nos hagan llegar sus problemas y necesidades, dándoles una mayor presencia pública.
De manera más reciente, hemos comunicado al departamento de Salud del Gobierno vasco la entrega del material de protección (EPI y mascarillas), que nos van a llegar a través de la compra efectuada por el Consejo General.
Además, hemos tratado de desarrollar otras iniciativas profesionales y acciones comunicativas de diverso tipo que, una vez organizadas, por diversas razones y sin ánimo de extenderme, han quedado sin ver la luz pública finalmente.
Hemos apoyado la querella del Consejo General de Enfermería contra el Gobierno
¿Ha habido un gran desgaste psicológico derivado de la frustración?
Sí. No es que haya habido, es que lo hay y, sobre todo, creemos que se va a manifestar especialmente a medida que la crudeza de la crisis se vaya pasando. Este estrés tan continuado, la ansiedad que produce el miedo al contagio, el contacto más constante que nunca con la muerte, la impotencia de ver que un paciente, a pesar de todo, se te va, el trabajo intensivo, con menos recursos debido a las bajas, con condiciones muy duras… Todo ello deja huella en el profesional. La ansiedad y los síndromes de estrés postraumático y de estar quemado, entre otros, están ahí. Por eso decidimos bien pronto poner en marcha un programa de apoyo psicológico para nuestros colegiados y colegiadas. Para que se puedan beneficiar de una ayuda profesional y con experiencia.
¿Pensaste que te enfrentarías en tu carrera profesional a una emergencia sanitaria de estas dimensiones?
No. Todas hemos estudiado lo que ocurrió en la gran pandemia de gripe de 1918, los efectos que tuvo y lo que demandó del sistema sanitario, pero las experiencias anteriores del SARS y del MERS-CoV, controlados con mayor éxito, supongo que tuvieron como efecto el que algunos sistemas sanitarios no tomasen una conciencia clara de lo que suponía un reto sanitario de esta magnitud. Si no hay cambios profundos en el sistema sanitario después de esta pandemia es que no habremos aprendido nada y estaremos igual de indefensos para el próximo coronavirus emergente.
¿Podemos ser un poco optimistas ante la evolución de la pandemia?
¿Optimistas? No se puede pensar en los fallecidos, en sus familias, en los compañeros y compañeras contagiados, en la amenaza que este virus supone para las personas de mayor edad, en el drama de las familias que tienen que hacer frente a distintos pagos y no pueden trabajar, y un largo etcétera y ser optimista. Hemos de ser realistas y, sobre todo, prudentes. Las imágenes del desconfinamiento y la falta de conciencia de peligro de muchas personas que estamos viendo son inquietantes y decepcionantes.